Destiny. Cap 8 - Andrés

Cap. 8 Andrés

Hola chicas, lo prometido es deuda, este capitulo es algo corto pero prometo que los siguientes seran un poco mas extensos.
Va dedicado a todas las que leen y en especial a las que comentan, gracias por eso ^^

La puerta sonó. Una criada corrió a abrir la puerta. Un joven ingresó, era bastante alto y a Yunho le pareció familiar. Tal vez porque en aquella vida lo había conocido.

- Pase por favor...- dijo la criada.

Por las escaleras bajó Yoona, como siempre, demostrando esa belleza única que había heredado Carmen. El vestido que carga puesto parecía acariciar su piel formando de aquél, una imagen perfecta. Sus pasos eran delicados, como si volara y no tocara realmente la tierra.

- Es un honor tenerte aquí. Por Merlín! La última vez que te vi tan solo eras un niño y mírate! Ahora eres todo un hombre!- dijo ella extendiendo una mano que él besó sin dejar de observarla.

- Y usted es tal como la recuerdo, la belleza no la ha abandonado.- dijo él. Su cabello castaño estaba perfectamente peinado mientras que sus ojos miel fijos en la escalera, como si esperara a alguien en especial.

- Pero si estás guapísimo Andrés. Tu talla, tu piel blanca como siempre y todo de ti, seguramente mi hija se va a morir cuando te vea.

Yunho comprendió entonces que se trataba de un pretendiente, pero de cuál de los dos hermanos? Parecía ser conocido ya de la familia, así que seguramente era alguien de apellido importante.

Por las escaleras un vestido rojo hizo su aparición. Carmen, más hermosa de lo usual bajó por éstas, y los ojos de los presentes brillaron ante tal aparición esplendorosa. Parecía una fantasía, algo totalmente fuera de lo normal.

- Querida, éste es Andrés, tu prometido; claro, si todavía quiere serlo.

- Cómo no serlo,- alegó Andrés inclinándose y besando la mano de Carmen. – Es imposible creer que hay algo más perfecto en este mundo que su hija. Sería para mí un honor que ella me aceptara.

Carmen sonrió.

- Nada de eso, es para mí un halago que alguien como usted fije sus ojos en mí.

- Dime Andrés, y explícame quién en este mundo no quedaría embelesado al mirarte. Todo lo que me habían dicho sobre tu belleza han sido palabras burdas sin peso suficiente, pues es simplemente inexplicable el arte que te envuelve.

Yunho miraba la escena ofendido.

- Maldita perra! Apuesto a que mi antepasado no sabe de esto.

Ya se lo había imaginado, aquel no podía ser más que el prometido de Carmen. Heechul era un revolucionario a quien lo que menos le importaba era casarse, y por lo tanto, lo demostraba proyectando esa imagen de ser alguien que no convenía para esposa. Además, quién elegiría a Heechul después de ver a Carmen? Era ilógico.

- Lamentamos que no esté presente Heechul, el hijo de mi difunto marido, pero salió a realizar algunas diligencias. Por supuesto aprueba por completo su unión.

- Pues bien, lo conoceré en otra ocasión. Definitivamente debe ser un encanto, teniendo una hermana así.

- Pues mi hermano, es un ser especial. – dijo Carmen.

Jaejoong sintió caer fuertemente sobre tierra. Abrió los ojos y éstos se llenaron de polvo. Tosió al sentir todo el polvo sobre él mientras se levantaba. Se restregó los ojos y miró al frente, entonces, decidió correr: una manada de monstruos nunca antes vistos corrían hacia él. Jaejoong gritó y huyó, sin embargo tropezó y cayó al suelo. Todo parecía perdido. Se cubrió con ambas manos en el suelo mientras sentía cómo la estampida pasaba a su lado, sin verla.

Qué sucede? Qué son esas cosas? pensó Jaejoong, y entonces recordó lo que había dicho Jungmin.

"…estamos en plena guerra civil contra los Gohts.."

Sí, aquellas bestias no podían ser otros que los Gohts. Parecían grandes caballos que andaban en dos patas, con rostros gruesos y cuerpo robusto y fornido. Monstruos, no podían ser otra cosa. Jaejoong se levantó y corrió entre ellos hacia unos árboles para protegerse. Entonces escuchó disparos. Rugidos de bestias heridas se expandían por el lugar. Una vez protegido, pudo ver cómo muchos hombres corrían y disparaban a los Gohts, inmediatamente reconoció a Jungmin entre ellos.

El castaño jamás habría pensado que en su vida presenciaría una escena igual a aquél; estaba en un campo de guerra, donde magos disparaban hechizos con varitas enormes (realmente en aquella epoca no tenían varitas más pequeñas?) y los Gohts lanzándose sobre ellos como toros salvajes. Él no podía hacer nada más que observar con la boca abierta y cierta angustia en su mirada, tenía un sabor amargo en los labios y entonces notó que su rodilla sangraba.

Qué! Estoy lastimado? …un momento…eso quiere decir…que si me pasa algo aquí…en realidad me sucede…sin importar que sea un recuerdo! pensó, pero enseguida un una bala que cruzó justo sobre su cabeza y cayó en un árbol lo hizo gritar.

Había estado a centímetros de una muerte segura. ¿Dónde estaba Yunho en aquellos momentos? ¿Por qué no aparecía cuando más lo necesitaba?

- Maldito Jung!- gritó, pero entonces empezó a sentir algo extraño. Sí, era un olor penetrante que había invadido el lugar. Jaejoong se volteó y vio que justo en el árbol donde había caído la bala, salía un humo de color verde.

Qué estúpido! se dijo. Claro, ya lo había leído antes. En aquel tiempo los magos usaban escopetas mágicas, con balas que al caer tenían humo tóxico, otros gases, otras explosiones…en realidad múltiples resultados provenían de ellos. El chico no pudo pensar en algo más, porque cayó al suelo completamente desfallecido mientras todo se tornaba negro.

- Maldita sea Kim dónde diablos te metiste?- dijo Yunho subiendo las escaleras de la mansión Kim. Abajo, en la sala, Carmen y Andrés hablaban bastante animadamente, cosa que no quería presenciar; un desvergonzado para pasar el rato estaba bien, pero una p u t a que se burlaba de él aunque fuera en el pasado, era más de lo que un Jung podía tolerar.

Caminó subiendo las escaleras. Entonces, en una ventana del pasillo, pudo ver a Heechul. Sí, era él, se despedía de su nana y estaba vestido como un campesino, seguramente se dirigía a realizar uno de sus tantos actos de caridad. Aquello le causó repugnancia, no soportaba la bondad falsa de los seres humanos. ¿Acaso él no lo hacía en el fondo para sentirse bien consigo mismo? No lo hacía por el simple hecho de "ayudar" ni mucho menos, todo aquello era también un acto de egocentrismo, para poderse llenar la boca al decir: "Al menos soy mejor que Carmen en algo.." Nadie más lo veía, pero él sí, él podía ver claramente el lado oscuro de Heechul….era experto de descubrir defectos.

No tardó en bajar las escaleras corriendo y salir de casa. Alcanzó pronto a Heechul, sin embargo perdió toda esperanza cuando éste se montó en un caballo.

- Maldita sea! Debe ser el único hombre como el en esta época que sabe montar!- dijo. Sin embargo no iba a darse por vencido, tenía dos opciones: seguir fuera como fuera a Heechul, o quedarse viendo a la z o r r a de Carmen. Prefería la primera opción. Lo alcanzaría tarde, pero lo haría, solo tenía que seguir las huellas del caballo.

Jaejoong abrió los ojos lentamente. Sentía sus párpados pesados. Al ver hierba a su alrededor se levantó de inmediato recordando dónde estaba. Apoyándose en un árbol consiguió levantarse. Miró al frente, la imagen era desgarradora; los Gohts habían desaparecido, había algunos muertos por todo el campo al igual que hombres. Jaejoong caminó entre cadáveres, aterrado y a la vez curioso, como si buscara algo que en realidad aún no entendía. Fue entonces cuando lo vio, tirado en el suelo, con una gran herida en el pecho.

- Jungmin!- dijo cayendo de rodillas mientras lágrimas corrían por sus mejillas.

Él sabía que estaba en el pasado, pero aquel hombre era Changmin, su mejor amigo, y estaba muerto. No podía dejar de sentir una opresión en el pecho que lo hizo temblar. Fue entonces, cuando lo vio.

Algo lejos, entre todo el polvo levantado en el aire, un hombre se acercaba. Sí, podía distinguirlo a distancia: era Taemin. Cargaba una bata blanca y larga, y su cabello morocho y lacio se movía con la brisa. Se veía angelical, totalmente fuera de ese mundo terrenal. Era como un dios caminando entre tinieblas, dando un contraste de imágenes que el castaño solo pensó alguna vez poder ver en libros. Cuán equivocado estaba! Toda una vida perdida tratando de buscar experiencias en textos y enciclopedias, y ahora, solo ahora comprendía que había que vivir todo aquello para poder grabarlo en la piel, en la memoria. Todo un mundo a sus pies, más de lo que los libros le podrían mostrar jamás.

Taemin se inclinó ante el cuerpo de Jungmin. Su mano dulce y blanca acarició su cabeza, toda él, emanaba una paz que era capaz de purificar todo lo que se encontraba cerca.

Unos hombres, campesinos, caminaron y se le acercaron.

- Señorito todos están muertos.- dijo uno.

- No, él sigue con vida.- dijo Taemin. – Ayúdenme a llevarlo, por favor.

Los dos hombres se dispusieron a cargarlo, y así lo hicieron. Taemin caminó junto a ellos, sin tener idea que Jaejoong los seguía, muy de cerca.

Yunho caminaba siguiendo las huellas mientras pensaba. ¿Cómo su antepasado había sido tan estúpido como para dejarse engañar de tal forma? Era verdad, Carmen era esplendorosa, poseía los rasgos más atractivos que había visto en toda su vida (y sí que había visto muchos) simplemente, parecía irreal, y a eso había que aumentarle que tenía carácter, sí, uno ambicioso y manipulador, si estuviera en Hogwarts, sin duda sería una Slytherin por excelencia. Si lo pensaba mejor, podía comprender por qué Siwon estaba tan ciego por ella, sin embargo, la humillación de verse así mismo años atrás engañado por una mujer era inadmisible. Sentía la rabia correr por sus venas ¿por qué tenía que estás ahí perdiendo su tiempo y enojándose por cosas que pasaron ya hace muchísimo tiempo? Aburrido, esa era la palabra, podría estar en ese preciso momento tirándose a Ryeowook  o a otro de los tantos que llenaban su lista, y no siguiendo los pasos de un estúpido sangre sucia, que ni en el pasado había dejado de ser lo que era: un desabrido sabelotodo. Ya todo aquello lo estaba aburriendo demasiado, iba a tener que empezar a buscar alguna forma de divertirse..y Kim iba a ayudarle en eso.

Su orgullo de Jung no le permitía decir lo que pensaba, y muchas veces ni siquiera pensar lo que quería. Pero en aquel momento pareció dejar los escrúpulos a un lado y admitir, que de cierta manera, sí se sentía atraído hacia Kim. Parecía ilógico, no era bonito, en conjunto realmente había muchos mejores donde podía elegir, era un sangre sucia y era un aburrido come libros de lo peor. Pero, en aquel tiempo en que habían pasado obligados ambos, juntos, había descubierto cosas que antes no. Después de todo, su piel era suave, (como lo había comprobado ese mismo día) y el hecho de tener la seguridad de que nadie antes había puesto sus manos sobre él lo excitaba. Aquellos aires que se sabe continuamente de saberlo todo sobre la tierra habían dejado de molestarle y pasado a incitarlo, además, si observaba algunas veces de cerca..tenía una boca perfecta, rosada y que sabía nadie nunca había besado. Sus ojos, pardos a pesar de ser comunes, tenían en conjunto esas pestañas largas y esos rasgos de inocencia, que aunque él insistía en ocultar tras esa máscara de perfección, los poseía. No le gustaba, pero había dejado de disgustarle…podría ser un gran objeto de diversión, especialmente porque lo conocía lo suficiente como para saber que no se dejaría fácilmente.

Una sonrisa malévola se formó en su labios cuando paró frente a lo que parecía una pequeña y modesta aldea. Observó a los niños corriendo y jugando, mientras que otros magos realizaban distintas labores. Ahí, junto a unos niños estaba Heechul. Su cabello castaño suelto y ese vestido blanco llano sin encajes lo hacía ver como cualquier otro campesino.

Entre sus manos tenía unos libros que leía mientras los niños reían alrededor de él. Heechul sonreía en aquellos instantes, mostrando una dentadura blanca y perfecta, exceptuando por aquella nariz algo más torcida de lo normal, pero en aquel momento casi no lo notó. Una niña se acercó a él y le susurró algo en el oído, por lo que Heechul no tardó en estallar en carcajadas. También tenía una linda risa. ¿Jaejoong también reía así? Lo verdad era que no lo sabía, jamás había prestado atención a nada de lo que tuviera que ver con el castaño insignificante. Pero aquello había empezado a ser un experimento algo divertido.

¿Analizar a Kim? Sí, aquello sería una buena forma de distracción. Especialmente porque cuando encontraba sus puntos débiles lo hacía sufrir. Él nunca sabría cuan placentero era para él destrozarlo, nadie nunca lo sabría. Observó a Heechul, ahora no sabía dónde estaba el insoportable de Kim, pero por lo menos tenía a su antepasado. Sus hombros estaban descubiertos por el vestido, tenía ligeras pecas en ambos, aquello era un punto a favor para él. No era muy bonito, eso era cierto; pero había algo…algunas cosas en ellos que eran bastante excitantes. Hubiera analizado más de no ser que un hombre ingresó a la aldea gritando.

- Vienen hacia acá! Los que toman las tierras vienen hacia acá!- gritó el hombre. Todos los habitantes de la aldea lanzaron gemidos de desesperación y algunas mujeres rompieron en llanto. Yunho no comprendía bien la situación, pero estaba seguro de que pronto lo haría.

- Tranquilos!- dijo Heechul. – Nadie se llevará sus tierras, ustedes llevan años aquí y les pertenece legalmente!

- Pero señorito!

- Pero nada, déjenmelo a mí, ya verán que…

Pero no terminó la frase, porque unos jinetes ingresaron, eran como diez. Caballos negros y grandes, bastante imponentes galopaban rodeando el lugar. Los niños corrieron a esconderse en sus casas con sus madres, solo Heechul y algunos hombres permanecieron firmes. Un jinete se puso al frente, Yunho se interesó en la escena al ver que se trataba de Siwon.

- Así que el destino se empeña en que nos encontremos no?- dijo él mirando a Heechul con una sonrisa jactante en su rostro. – Te acuerdas de mí?