" Yo que besé el cielo y con ambas manos lo destruí"

sábado, 28 de abril de 2012

Cap. 30 - Venenoso

Hola chicas, a pesar de lo que dije aca les traigo el capitulo, gracias por el cariño, comenten ^^

miércoles, 18 de abril de 2012

Cap. 29 - Vanidad

Hola reinas, se que dije que minimo 20 o no actualizaba pero ya que fue mi cumpleaños queria hacerme un regalo a mi misma con sus bellos comentarios, este capitulo se pone cada vez mas intrigante, espero no me maten.
Por cierto el Tom que observaba era Yoochun pero del pasado segun creo (yo misma me complico con tanto personaje pero todos son importantes por lo que no puedo borrarlos y encima les agarre cariño)
Gracias por comentar, asi sea un me gusta es lindo verlo.
Este capìtulo va dedicado a mi misma -egocentrica mode on- por mi cumple y porque me amo escribiendo para ustedes, se les quiere <3

miércoles, 11 de abril de 2012

Cap. 28 -

Hola reinas, aca el nuevo capo, fue algo dificil de escribir pero ahi lo tienen, despues de solucionar algunos problemas en mi vida personal lo consegui, este capitulo va dedicado a Didi y a Leli mis hermosas hijas.
No habra actualizacion hasta llegar a los 20 coments -insertar sonrisa macabra-
Las quiero <3 

Cap. 28 – Un simple error

Paul dejó el bate y caminó hacia Yoochun quedando frente a frente.

- Pero voy a ser sincero; Junsu para mí es perfecto. Y no voy a mentir diciéndote que solo siento amistad cuando está a mi alrededor, porque el simple hecho de escuchar su voz es cautivante. No sé si me gusta, pero sé que no me es indiferente. Lo quiero a mi lado, y no va a haber nada que hagas para que eso cambie.

- Él no es para ti.

- Ni para ti tampoco Park. Y lo peor de todo, es que tú lo decidiste así. Lo alejaste; lo dejaste por Jinki que salió conmigo y puedo afirmarte que siendo lo fantástico que es no vale la mitad de lo que Junsu. Fue tu elección, y creo que es hora de que lo dejes en paz. Esperaré a tu amigo. Entiendo a un hermano celoso, pero no a alguien que pretende tener potestad sobre él siendo absolutamente nada.

Yoochun volteó la mirada al ver a Jinki  acercarse a ellos repentinamente. Miró a su novio y notó de inmediato que algo sucedía, mas aquello no le importó.

- Aléjate de Junsu.- le dijo a Paul. - Él no es como yo, es un niño demasiado inocente y no puedes usarlo!

Paul rió sarcásticamente.

- Junsu es un hombre en primer lugar, y en segundo, lo que haga o deje de hacer no te importa. Ni siquiera me conoces.

Con esto el castaño dejó el bate sobre el césped y se alejó.

Yoochun miró a Jinki y él tomó la mano del moreno. Juntos entraron al castillo sin decir absolutamente nada, pues bastante tenían ambos en qué pensar. Aún no podía creer en qué momento había perdido el control total de sus sentimientos por Junsu. Siempre lo quiso, de eso no había ninguna duda. Era simplemente el chico más impresionante que jamás hubiese conocido. Sin embargo, su amistad con Min le prohibía aquel sentimiento ¿Cómo podría él traicionar a su mejor amigo de esa forma? Jamás. Por eso se había unido a Jinki, creyó que el chico sería el elemento perfecto que lo obligaría a olvidar a Junsu. Cuánta rabia y frustración acumulada sintió cuando descubrió que lo único que conseguía era obsesionarse cada día más con quien no le pertenecía ni podría ser suyo jamás. Al principio se creyó usado por el pelirrojo, pensó que él lo miraba como un juguete al cual podía utilizar cuando gustase; fue después cuando descubrió que tan solo había sido la venganza de quien le reclamaba el no actuar. Junsu en el fondo, no le reprochaba lo que había hecho con Lee Minho, lo que realmente le fastidiaba era el hecho de que él, sintiendo lo que sentía, se limitara a fingir que no lo hacía. Él era así, intenso en cada acción. Si no se tratara del hermano menor de su mejor amigo, las cosas sin duda serían diferentes.

Estaba condenado.






Taemin tenía los ojos tapados cuando entró a la clase. Min lo agarraba de la cintura dándole equilibrio para que no tropezara contra las mesas y las sillas. Una sonrisa curiosa estaba dibujada en la boca rosa perla del rubio. Min paró y él hizo lo mismo. Se colocó en frente de él sonriente.

- Ya llegamos?- preguntó él.

- Sí, ya estás listo para ver tu regalo.- dijo Min sonriendo.

- Qué es?

- Ya lo verás.- dijo él dándole un beso rápido en los labios.

Min volvió a colocarse tras el rubio y desató el pañuelo que cubría sus ojos. El color celeste cielo de su miraba brilló en cuando descubrió lo que tenía enfrente. En una mesa, una caja de oro lo esperaba con ángeles gravados en todos partes.

- Puedo..?

- Claro...es tuya.- le dijo Min.

Taemin caminó hacia la mesa y con manos temblorosas por la belleza de aquel regalo abrió la caja. De él provino una melodía angelical tocada por un arpa. Taemin volteó impactado y miró a su novio.

- No me digas que es...

- Sí, es una caja recordadora. La música que toques con tu arpa, automáticamente se grabará allí. Así podrás escucharla cuando quieras.

Taemin se lanzó sobre él abrazándolo con fuerzas y dándole besos rápidos en las mejillas.

- Así que te gustó no?

- Es el mejor regalo que he recibido.- inquirió él. - Ahora tendrás que ver el mío.

El rubio tomó la caja con su mano izquierda mientras que con la derecha tomaba la mano de Min y lo llevaba fuera del salón.

Reían y se daban pequeños besos mientras salían, sin siquiera sospechar que quien los observaba oculto entre las sombras, juraba vengarse de la situación que se había escapado de sus manos.

Hangeng golpeó la pared compulsivamente descargando toda su ira hasta sentir sus nudillos sangrar. Un hilo de sangre chorreó por la pared mientras él se dejaba caer al suelo.

Aquella tarde comenzó el infierno.






Jaejoong terminó de comer dos manzanas y de llenarse fingiendo que tomaba un poco de cada cosa al poco tiempo. Yunho parecía un guardián en la silla del frente, observándolo y a la vez revisando sus propios regalos. La verdad era que ninguno le interesó en lo más mínimo. Su navidad resultaba como de costumbre; terriblemente aburrida. Claro está, que ésta además de ser aburrida sería incómoda, lo que hacía el asunto cien veces peor de lo que ya de por sí era. Sus ojos fríos se detuvieron en una carta que la lechuza de su padre le había entregado días atrás, y que por obvias razones no había querido leer. Siempre supo que de una u otra forma tendría que hacerlo, mas era preferible postergar el momento.

Abrió el sobre y sacó el pergamino con algo de brusquedad. Sus ojos pardos se clavaron en la fina caligrafía.

"Yunho:

Te felicito. Has ingresado como mortífago dignamente, era eso lo que me esperaba de ti, un Jung. Creo que lo que te enseñé de artes oscuras en las vacaciones ha sido suficiente. Tienes grandes dotes de mago. Necesito que estés preparado para todo.

Lo más probable es que la guerra comience automáticamente después de tu graduación.

Lucius Jung"

Yunho arrugó el papel con rabia contenida, aplastándolo con sus dedos. Jaejoong notó la reacción que el morocho había tenido para con la carta mas no dijo nada relativo al tema. Más bien, se levantó y con su varita desapareció la comida de la mesa.

- Ya comí. Vámonos ya.- dijo él cortante mientras caminaba hacia su maleta y la cerraba. - Claro, si es que no tienes alguna otra objeción

El Slytherin se levantó de la silla y la miró con ojos glaciales.

- Creo que debemos aclarar algo Kim.- dijo él duramente, se estaba cansando de los comentarios ácidos que él solía dirigirle. - Comprendo que me detestes, pero si queremos seguir con la misión que debemos cargar a cuestas, me parece que deberías tratar de madurar y guardarte cualquier comentario.

- Lo siento pero me resulta imposible.- inquirió él. - Es difícil tener que soportar tu actitud déspota todo el tiempo.

- También es difícil tener que soportar a...

Yunho se detuvo bruscamente, ya no quería seguir con una pelea estúpida y sin sentido. Que creyera lo que quisiera, eso ya no le importaba en lo más mínimo. Cada palabra pronunciada por el Gryffindoriano lo hería tanto, que no podía creer que existiera la manera de destruirlo más de lo que ya estaba. Sin embargo, la brusca pausa del morocho llegó al castaño de una forma completamente distinta. Sus ojos marrones irradiaban despecho y dolor cuando se le acercó desafiante.

- Soportar qué!.- dijo él indignado. - A un sangre sucia? Eso era lo que pensabas decir? Ya no me afectan tus calificativos Jung, estoy muy por encima de eso. Ya no me afecta nada que venga de ti.

Yunho fijó sus ojos en el castaño, hundiéndose en la rabia que él mismo se había encargado de fomentar. Cómo lo odiaba. Si él hubiera podido sentir lo que él, tal vez no estaría reclamándole absolutamente nada.

- Me da igual Kim, siempre me has dado igual.- mintió descaradamente mientras caminaba hacia la sección prohibida.

Los ojos de Jaejoong se llenaron de lágrimas mas las contuvo. Se inclinó y recogió el papel arrugado que yacía en el piso y lo guardó en el bolsillo de su jean. Desde ese preciso momento iba a encontrar todas las pruebas que tuviera en mano para destruirlo. Él pensaba cumplir su promesa; los mortífago pagarían caro su elección. Se encargaría personalmente de que así fuera.






Yunho entró y Kim Hyun Joong sonrió con aquel gesto cándido y fresco que siempre lo caracterizaba. El Slytherin no se molestó en contestar aquel saludo sincero y simplemente caminó hacia el libro.

- Y Jaejoong?- preguntó el moreno.

- Ya viene.- dijo él cortante.

- Te sucede algo?- preguntó Kim Hyun Joong aunque ya sabía la respuesta.

- No.- mintió él.

- Porque si te sucede algo, créeme, pasará pronto.- le dijo mientras le dedicó una mirada bastante curiosa que provocó cierta confusión en el morocho. El castaño entró a los pocos segundos.

- Muy bien ¿A qué hora los regreso?- preguntó Hyun Joong.

- Doce.- dijo el morocho.

- Perfecto! Buen viaje.

Y un torbellino los succionó a ambos

Jaejoong cayó sobre un mueble bastante confortable. Era la primera vez que había tenido un aterrizaje cómodo. Se levantó y vio que Yunho también lo hacía al ver a Heechul dormido al lado de Siwon.

Había pasado toda la noche controlando la fiebre del morocho, sin duda alguna, sintiendo aún cierta culpabilidad ante la clase de trato que le había dado hasta el último momento. No había sido justo, su orgullo lo había cegado. En los momentos en los cuales él optó por humillarlo y llenarlo de sarcasmos malintencionados siempre la voz de su padre recorrió su mente diciéndole la misma frase que cuando niño le repetía, "Todos los humanos cometen errores cariño. Muchas veces éstos son espantosos. Algunos cometen más errores que otros, pero lo cierto es que no tenemos potestad de juzgar a los demás; recuerda que tanto tú como yo, también somos humanos." Él sabía que no debía culpar de todo a Siwon. Era cierto que sus celos y despecho lo habían cegado, pero no parecía ser un mal hombre. Había cometido un error ¿Quién era él para juzgarlo? Y ahora, él le debía la vida. Si se moría...no estaba segura de que podría cargar con aquella culpa.

Siwon abrió los ojos lentamente. El color gris de éstos volvió a sorprender a Jaejoong ¿Por qué tenía que tener aquella mirada? Era como una mezcla de todo lo que despreciaba en el mundo entero, y sin embargo, lograba hacerlo temblar con tan solo presenciarla.

El morocho miró a su alrededor y depositó sus ojos en Heechul, quien dormía tiernamente a su lado. Sus ojos pardos lo recorrieron completamente, como si por primera y única vez lo hubiera visto realmente tal cual era. Su cabello castaño salvaje e indomable descansaba esparcido por la almohada cubriendo parte de ésta; sus largas pestañas acariciaban dulcemente sus mejillas rosadas, mientras que sus labios intensamente rojos, se mantenían con una pequeña apertura por la cual salía un suspiro. Aquel rostro, con nada en especial, lo cautivó durante varios segundos en los cuales creyó delirar. Sus ojos, pardos penetrantes, bajaron observando su cuello y hombros descubiertos por aquel vestido blanco ligero. La blancura de su piel que cubría sus hombros finos y delicados parecieron encender una llama en su interior ¿Qué le estaba sucediendo? Seguramente era que no se había recuperado completamente del veneno, pensó. Pero muy en el fondo sabía que no era así. Su mirada bajó aún más y un escote que nunca antes había descubierto lo petrificó. La respiración de el castaño era suave y constante; podía ver cómo su pecho se elevaba y bajaba en un apacible ritmo. Las manos finas de Heechul descansaban sobre su abdomen, como pudo apreciar mientras sus ojos seguían aquel extasiante recorrido. Sus ojos pardos brillaron intensamente al ver unas delgadas y perfectamente formadas piernas descubiertas por la falda del vestido, que ahora estaba a una altura bastante escandalosa. No pudo despegar la mirada de él, y no hubiera podido hacerlo nunca, de no ser que Heechul despertó.

Sus manos fueron las primeras en moverse. Subieron hasta su rostro y pasó sus delicados dedos por sus dos ojos marrones. Siwon lo observaba sentado mientras él abría aquellos ojos exóticos para chocarse con la realidad. Al principio pareció no entender en dónde se encontraba, inmediatamente después recordó lo sucedido la noche pasada y miró a Siwon, quien ya llevaba observándolo tiempo atrás y se sentó en la cama bruscamente.

- Estás bien? Ya no tienes fiebre? Cómo te sientes? Quieres que pida el desayuno? Lo puedo hacer yo si quieres...- dijo él mientras pasaba su mano por la frente del morocho, comprobando que la temperatura había descendido hasta su grado normal.

Siwon aún no pronunciaba palabra, estaba demasiado absorto en el castaño como para preocuparse de otra cosa. Fue entonces cuando Heechul notó que al dormir, su vestido se había desajustado de su lugar. Sus mejillas de sonrojaron mientras subía el escote y bajaba la falda del vestido. Evitó la mirada penetrante de Siwon, la cual ahora podía sentir intensamente sobre él. Al morocho le pareció algo gracioso que él se hubiera sonrojado, y le encantaba el hecho de saber que poseía inteligencia como para intimidar, y suficiente inocencia como para ser intimidada.

- Bien.- respondió él. - Estoy bien.

Heechul fijó sus ojos en él tímidamente y humedeció sus labios.

- Yo quería disculparme.- dijo él firme. - Así como puedo ser bastante ácida y no me da vergüenza admitirlo, también sé cuando me equivoco. Y creo que me equivoqué contigo. Me dejé cegar por la rabia que te tengo y eso no me dejó pensar correctamente. No suelo ser así y yo...

- Estuviste aquí toda la noche?- preguntó repentinamente, interrumpiéndolo.

- Sí, tenía que estar pendiente de la fiebre.- respondió él y luego preguntó con cierta timidez. - Te molesto?

- No, para nada. Es solo que huele a flores campestres, es como tu marca natural.

A Heechul le pareció, con aquel comentario, que Siwon tenía demasiada experiencia para su gusto. Prefirió callar aquella opinión que ya sabía era correcta y se levantó del cama, sintiendo que ahora que él estaba bien, era incorrecto estar allí.

- Ya que estás bien me retiro, le diré a Mika que te suba el desayuno.

- Desayuna conmigo.- pidió él fijando sus ojos pardos en él. A el castaño le sorprendió aquella invitación.

- No creo correcto que yo desayune aquí, en tu cuarto. Ahora que estás bien no debo estar aquí.

Yunho sonrió por primera vez desde ya mucho tiempo atrás. Claro, era obvio; en aquella época resultaba indigno que un hombre de su tipo estuviera en el cuarto de un hombre.

Siwon tuvo la misma reacción que Yunho y sonrió sin retirarle la mirada de encima.

- Eres mi esposo ¿qué tiene de malo que estés en mi habitación?

- Bien sabes que no somos nada. Solo es un papel.

El morocho dio un respingo.

- Creí que eras una persona bastante rebelde y que por ello sabías que las normas de etiqueta resultan estúpidas y sin sentido alguno. Dime algo, Heechul Kim ¿Crees que sentarte en mi cama, por ejemplo, es algo incorrecto cuando bien sabes, solo estás manteniendo una conversación conmigo?

Heechul abrió la boca para responder mas se detuvo. Pareció detenerse unos instantes a pensar.

- No...no es incorrecto. Yo sé que no estoy haciendo nada pero...

- Bien, es eso lo que importa. Lo que tú sabes que eres, y no lo que los demás creen que eres. Pero si tanto te incomoda estar aquí, entonces yo bajaré a la mesa...

- No!- respondió él. - No puedes esta muy débil.

- Entonces me temo que tendrás que desayunar conmigo.- inquirió él triunfante. - Me lo debes.

Heechul suspiró y salió de la habitación.

Jaejoong y Yunho lo siguieron.

Heechul bajó las escaleras y se encontró con una escena poco agradable. Mika estaba en la sala, recibiendo a nada más y nada menos que su hermana menor. Carmen fijó sus ojos verdes en él y sonrió triunfante ante la expresión confusa del castaño. Mika, quien intuyó el ambiente de la situación prefirió no intervenir.

Muy prudente de su parte.

- Señor, con permiso.- dijo mientras se retiraba.

- Qué haces aquí?- dijo bruscamente Heechul mientras caminaba hacia él.

- Vine a darle una visita a mi hermano.- dijo Carmen aparentando inocencia. - Andrés está de viaje, muy ocupado con sus negocios y bueno yo me aburro mucho en mi casa, sola.

Heechul rió sarcásticamente.

- Por favor Carmen! Toda la vida has estado en la casa sin hacer absolutamente nada y nunca te has aburrido.

- Las cosas cambian.- dijo él sonriente. - Y dime ¿Dónde está Siwon?

Heechul no pudo creerlo.

- Carmen quiero que te largues!- dijo él amenazadoramente. - Porque te juro que no respondo.

- No me puedes hacer eso hermanito, yo te recibí en mi casa recuerdas?

- Quieres dejar de ser tan hipócrita!

- Uhhh! Vaya! Estás bastante agresiva! Qué será lo que te está pasando? Será que te estás enamorando a Siwon?

Aquel pregunta sonó como una afirmación, lo que cayó sobre el castaño como un balde de agua fría. Automáticamente fue a la defensiva.

- Yo no me enamoraría de Siwon nunca, de eso no te preocupes. Pero te dije que no te iba a permitir seguir siendo la adúltera de siempre!- exclamó Heechul.

Jaejoong levantó la cabeza hacia las escaleras cuando la presencia repentina de Siwon interrumpió la discusión de los hermanos. Sus ojos pasaron de Heechul a Carmen.

Aquello se iba a poner interesante.

El morocho bajó las escaleras con una media sonrisa dibujada en su rostro. Era fría, lo cual de cierta forma alarmó a Heechul; nunca se sabía lo que podía suceder cuando usaba esas expresiones. Sin embargo, notó el manejo de Siwon en cuanto a la situación.

Parecía saber exactamente lo que hacía.

- A qué viniste Carmen?- dijo él colocándose al lado del castaño.

- Vine a visitarlos, únicamente.- dijo Carmen con ojos brillantes. Sin duda alguna la simple presencia del chico la había perturbado.

- Pues creo que no es el momento oportuno.- inquirió el morocho. - No me encuentro bien y quisiera descansar un poco con Heechul ¿Podrías postergar la visita para otro día?

El castaño observa los ojos pardos de Siwon que parecían clavarse en su hermana como puñales. Tenían toda la intención de lastimar. Bruscamente, Heechul interrumpió el diálogo.

- Saben qué? Me tienen harto los dos.- dijo él mientras caminaba hacia las escaleras. - Perdonen que me retire, pero si hay algo que repudio es la hipocresía, no la soporto, y no fingiré que nada está sucediendo cuando bien sabemos todos que este es un teatro barato!

- El teatro lo comenzó Siwon al casarse contigo hermanito. No pudo buscar a alguien que por lo menos fuera competencia para mí.

- No Carmen.- dijo Siwon con sus ojos llenos de ira. - Fuiste tú la que inició todo, Recuerdas? O hace falta que entre en detalles de cómo fuiste mía y después te regalaste por dinero!

- Fue un error! No soy perfecta lo sabías?

- Claro que lo sé, estás muy lejos de la perfección. Jamás podrás alcanzar a Heechul, es por eso que ahora es mi esposo.

- Pero no lo amas!- exclamó él con obvio desagrado.

Los ojos de Siwon brillaron con un destello de venganza por unos breves segundos.

- Eso no es cierto.

Carmen recibió aquello como una bofetada mientras sus ojos esmeralda de humedecían. Miró a su hermana y luego nuevamente al morocho.

- Estás mintiendo...- dijo ella mientras lágrimas brotaban de sus ojos. - Tú no me puedes olvidar, y mucho menos por él...

- Te estoy diciendo la verdad Carmen. Tu hermano y yo vivimos felices, y no necesitamos más recordar el pasado.- dijo Siwon caminando hasta Heechul, quien ya estaba bastante confundido. - Ahora que lo pienso...tal vez nunca te quise realmente.

Siwon sabía que aquel era la precisa oportunidad para humillar a Carmen. Creía ser siempre el centro de atención, la única que realmente sobresalía entre las demás. Ahora él le haría pagar lo que le hizo. Tomó a Heechul por la cintura y la pegó contra sí mientras unía sus labios a los de él

El castaño se petrificó. Sus sentidos parecieron mezclarse y confundirse entre ellos terriblemente. El morocho besaba su boca con intensidad y rabia; ira contenida. Sí, lo estaba utilizando y él lo sabía. Lo que no comprendía era por qué si quería separarse y alejarse de la situación su cuerpo parecía no responderle del misma forma. Siwon se separó de él a los pocos segundos y fijó sus ojos triunfantes en Carmen, quien dejaba correr sus lágrimas.

- No te creo nada.- dijo él mientras tomaba sus guantes. - Me iré, pero voy a regresar; mientras yo viva tú no estarás tranquilo con mi hermana.

Con esto la pelirroja dio media vuelta y salió. Jaejoong estaba algo impresionado y a la vez ofendido por la escena. Volvió a fijar su mirada en su antepasado algo consternado.

Heechul parecía no poder respirar. Su rostro estaba confuso, como si quisiera expresar algo que no confirmaba aún como certero. Sus ojos marrones se fijaron en el morocho por unos segundos antes de que una expresión de indignación de reflejara en él. Una bofetada cayó sobre la mejilla derecha del chico obligándolo a voltear.

Siwon fijó sus ojos pardos fríos en los de él. Heechul respiró profundamente sin cortar el contacto visual que él había empezado.

- Nunca me vuelvas a tocar.- dijo él amenazadoramente. Cierto fuego brillaba en sus ojos y esto logró cautivar el interés repentino del morocho. - Si te voy a dejar pasar ésta, es porque ayer me salvaste la vida pero creo que con las cosas que ambos nos hemos hecho mutuamente, ya estamos a mano.

- Tanto te molestó?- preguntó él penetrando su mirada en él mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro. - Claro, se me olvidó que eres un santo intocable, no es así?

Heechul estuvo a punto de responder pero entonces él lo interrumpió.

- Lo sé, lo sé.- dijo mientras cambiaba su expresión burlona a una seria. - No debí usarte.

- Qué bueno que lo dedujiste.- dijo él irónicamente. - Tenemos que hablar sobre cómo van a ser las cosas de ahora en adelante.

- Me parece bien.- contestó él. - Pero lo haremos en mi cuarto, mientras desayunamos como quedamos antes de lo sucedido te parece?

- Está bien...- dijo él con algo de recelo. - Le diré a Mika.

Jaejoong sintió un temblor en la tierra y automáticamente buscó a Yunho. El Slytherin lo tomó por la cintura y lo pegó contra sí. Sus labios quedaron a tan solo milímetros de distancia. El morocho sintió cómo toda aquel barrera que tanto se había esmerado en crear ahora se derrumbaba ante el simple hecho de sentir el cuerpo del castaño, tibio y frágil, completamente adherido al suyo. Él le pertenecía, y a la vez, jamás podría tenerlo. Los ojos marrones de Jaejoong despedían una intensidad algo tortuosa. Yunho tan solo se hundía en su mirada extasiado. El Gryffindoriano no pudo evitar perderse también en aquellos ojos pardos que bien eran capaces de acabar con todo él. Pasaron varios segundos antes de que notaran que el temblor había acabado, y ahora se encontraban en la gran cabaña de Kyuyong.

Kyuyong entró y miles de niños corrieron a abrazarlo con fuerza. Él sonrió quitándose la capucha blanca mientras les devolvía el abrazo.

- ¿Cómo se han portado sin mí?

- Bien!- exclamaron todos al unísono.

Fue entonces cuando sus ojos celestes se fijaron en un pelirrojo que se encontraba sentado en una silla al fondo del cabaña. Sus ojos miel estaban fijos en él y en Jungmin. Su ropa era bastante reveladora y por lo que pudo notar, era vestimenta gitana. El chico se levantó y sonriendo habló.

- Jungmin el Grande; es toda una odisea encontrarte hermanito.

Kyuyong se volteó para notar que el pelicastaño sonreía. El pelirojo corrió hacia él y se prendió de su cuello mientras él lo levantaba en los aires. Fue entonces cuando entendió lo que estaba sucediendo.

- Dónde has estado! Te esperaba hace tres semanas!- dijo Jungmin feliz de verlo, su rostro parecía iluminado repentinamente.

- Los Gitanos no me dieron otra opción. Fue todo un trabajo salir de ellos sin que pensaran que los traicioné pero al fin lo hice. No tengo noticias muy alentadoras.

Kyuyong permanecía estática. Jungmin lo miró y riendo los presentó.

- Kyuyong, él es mi hermano. El es quien me salvó la vida. De no ser por él, habrías llegado y encontrado a tu hermano muerto.

El pelirrojo miró al rubio y se inclinó.

- Entonces te debo toda una vida.

- No es nada.- dijo Kyuyong sonrojándose.

- Muy bien, tenemos que hablar ahora sí.- dijo Jungmin tomando una silla y sentándose.

Los dos chicos hicieron lo mismo. Las risas de los niños se mezclaban entre los sonidos que se esparcían por el lugar.

- Los vampiros están aquí, se aliaron con los Gitanos para llegar a tierra firme. Lo que tenemos que hacer, es dividirlos. Los Gitanos deben estar de nuestra parte.

- Cómo haremos eso? Además, en ellos no se puede confiar.

- Te equivocas.- argumentó Tamara. - Una vez que están apoyando a un lado, mueren dándole el apoyo; claro, siempre y cuando no haya traición de por medio...

Jaejoong y Yunho prestaron atención a la conversación evitando que sus miradas se chocaran nuevamente. Resultaba bastante peligroso cualquier tipo de contacto visual. En ese intento vano de observar hacia otro lugar Jaejoong divisó unos ojos verdes en la ventana, espiando.

Era Tom







Junsu se encontraba sentado en el piso de uno de los pasillos de Hogwarts. Era aquel uno de sus lugares preferidos ya que nadie solía pasar por allí. Había pasado solo prácticamente todo el día de navidad. Ya eran las cinco del tarde y seguía allí, completamente solo.

"Siempre lo has estado" se dijo tristemente mientras sus ojos profundos se cerraron. Cómo deseaba ser otra persona. Sí, por primera y única vez no sentirse atrapado en aquella personalidad que muchas veces lo aterraba. Su rabia contra todo parecía incrementar cada día frustrándola más y produciendo el nacimiento de un odio en él. Sí, era odio ¿Hacia qué? No sabía precisamente a qué odiaba, solo tenía la certeza de que era a algo, o a alguien. Lágrimas cayeron de sus ojos mientras arrugaba los papeles que tenía sobre la falda. Poemas que no habían resultado como él quería; eran el reflejo abstracto de su vida.

Fue entonces cuando las pisadas de alguien lo obligaron a abrir los ojos nuevamente. Paul se encontraba frente a él fijando su mirada instintiva. Junsu se secó las lágrimas con rabia algo avergonzado de que la hubieran encontrado en tan vulnerable escena.

- Sigues sola, como lo veo.- dijo Paul estirándole la mano para que se levantara, sin embargo él no se movió.

- Siempre lo estoy.- dijo tristemente.

Paul se sentó a su lado sin decir ni una sola palabra. Sus ojos verdes estaban fijos en él, en aquel rostro vacío, inexpresivo ¿Qué le había sucedido para que su mirada fuera tan dolorosa? Estaba como muerto, y por un momento deseó estar en su mente, para saber qué era lo que cruzaba por sus sentidos aunque fuera una vez.

Junsu pasó una mano por su cabellera rojiza. Sus ojos estaban fijos en un punto perdido. Era como si en realidad no estuviera allí junto a él.

- Qué te sucede? Estás raro.- preguntó él.

Junsu rió falsamente y con un destello de ironía fijó sus ojos en él.

- Y tú cómo puedes saber si estoy raro o no? Ni siquiera me conoces.

- Te equivocas.- respondió él.

Sonrió tristemente y con algo de ira.

- No puedes conocerme porque ni yo mismo sé quién soy.- dijo él seriamente. Luego rió y lo miró directamente a los ojos. - Sabías que estoy loco?

El castaño sonrió y miró al frente.

- Lo noté desde un principio.

- Qué bien.- dijo él mientras metía su mano en el bolsillo derecho del chico. Sacó un cigarrillo de sabores y lo encendió llevándoselo a la boca. - Pero más que demencia, estoy enfermo.

Paul lo observó desconcertado. Hasta entonces no había notado lo cambiante que resultaba Junsu. Era tan intenso, que no tenía idea de cómo manejar el fuego que lo rodeaba. Por ello, pasaba por el mundo destruyendo todo lo que se encontraba a su alrededor. Anteriormente le había dicho que no fumaba, y ahora, lo hacía como si fuera un experto. Sus ojos miel hace unas horas antes habían sido puros, y ahora estaban vacíos. Parecía otra persona. Sus diálogos provenían de la rabia y la ira que contenía en su interior, y que poco a poco lo estaban matando. Junsu dejó salir un humo color rosa de su boca sin pronunciar palabra alguna.

- Qué te pasa?- dijo él sin mirarlo. Sus ojos seguían fijos en un vacío inexistente. - Me creíste cuando te dije que no iba a fumar nunca?- rió irónica y vacíamente. - Nunca creas nada de lo que digo. Constantemente estoy mintiendo.

Paul lo observaba detenidamente sin decir nada en lo absoluto. Estaba impresionado. Él era todo lo destructivo que existía sobre la tierra. Era como un veneno dulce, irremediablemente exquisito. A lo largo de su vida, jamás había conocido a alguien como él. Fue entonces cuando notó que si seguía con aquello, él iba a terminar matándolo. Una llama incontrolable había despertado la pasión dentro de Paul, y supo que estaba destinado a enloquecer por Junsu




Jaejoong observó a su alrededor y notó que estaba en el cuarto de Siwon nuevamente. Un nuevo temblor los había llevado al lugar de inicio dejando inconclusa la anterior situación. El Gryffindoriano no podía dejar de preguntarse qué haría Tom ahora. Tal vez estaba allí para vengarse de Tamara, pues la acción que había cometido en su contra no había sido nada placentera.

Yunho fijó sus ojos en Siwon e Heechul, quienes permanecían sentados en la cama comiendo frutas de una charola que descansaba en el centro de ésta. La luz del sol penetraba por los cristales de las ventanas y daban justo al rostro de Heechul, iluminándolo. Sus ojos marrones adquirieron más claridad y su cabello un destello dorado. Yunho lo observó deseando tenerlo entre sus brazos, sabiendo que era Jaejoong, y que si no podía mirarlo directamente por lo menos podía adorar su reflejo, su antepasado.

Heechul tomó una cereza y se la metió en la boca disfrutando del fresco sabor de ésta. Siwon lo observaba fijamente y solo cortó la mirada para tomar una uva e introducírsela en la boca. Una media sonrisa se formó en su rostro.

- No puedo creer que me hayas golpeado.- dijo él casi riendo.

- Y yo no puedo creer que me usaras como si fuera una simple cosa.- dijo Heechul reprochante. - De cualquier forma, creo que siempre voy a terminar siendo eso para ti.

- Eso es mentira.- inquirió él.

- ¡Por favor!- dijo él. - Pediste mi mano sin importante lo que pudiera suceder conmigo, tan solo para vengarte de Carmen. Resulté ser un objeto ¿sí o no?

Siwon esbozó una media sonrisa.

- Puede ser.- dijo mientras tomaba otra uva. - Pero ahora las cosas son distintas.

Heechul rió.

- Sí, muy diferentes.- dijo sarcásticamente. - Tan distintas que me besaste en la sala para enojar a Carmen.

- Está bien, es cierto. Pero estoy tratando de cambiarlo eso ya es un avance significativo ¿no crees?

- No. Yo funciono con hechos.- dijo él sonriendo triunfante. - Y hablé muy enserio cuando dije que si volvías a ponerme un dedo encima iba a hacer que lo pagaras caro.

- De eso no tengo duda alguna.- dijo él mirándolo penetrantemente.

Heechul tomó una fresa y la mordió sin cortar el contacto visual con el morocho. Sus miradas eran intensas, él casi podía sentir el fuego que parecía despedir los ojos marrones del chico. Era eso, y su dominante inteligencia, lo que lo transformaban en la persona más excitante que hubiera conocido jamás. Aún no comprendía por qué tenía que tener ideas tan extrañas como las de no casarse y viajar por el mundo.

Heechul se lamió los labios humedeciéndolos y respiró profundo observando directamente a su interlocutor.

- Muy bien, creo que es hora de que convengamos algunos puntos.- dijo él persistente. - Creo que tenemos claro el hecho de que la palabra "divorcio" no existe en esta situación. Jamás mancharía el apellido de mi padre y dudo que tú quieras ensuciar el de tu familia.

- Correcto.- dijo él escuchándolo.

- Así que obviamente, vamos a tener que permanecer juntos lo que nos resta de vida. Sin embargo, hay reglas que vamos a tener que establecer. La primera, y muy importante, no voy a permitir que me uses para vengarte de Carmen.- dijo advirtiéndole. - Creo que sabes ya cómo me pongo cuando suceden este tipo de cosas.

- Está bien, es un trato.

- Aún no termino.- aclaró él.- Segundo, te exijo respeto. Durante el tiempo que te conozco, he notado tus estados de humor y sé que cuando te enojas olvidas que no soy un trapo con el cual puedes trapear. Tercero, quiero conservar mi libertad.

- Tu libertad la tienes.- dijo él. - Pero vas a tener que someterte a mis reglas también.

Siwon retiró la charola y la colocó en el suelo. Aprovechando que ahora poseía más espacio, se acercó más hacia el castaño y aunque esto lo puso nerviosa en un principio, pronto notó que no tenía nada que temer.

Sus ojos pardos lo miraban fijamente.

- Primero, no soportaré ninguna clase de desplantes de tu parte. Eso quiere decir que comerás conmigo en la mesa y cuando yo quiera, lo harás en mi cuarto.- dijo esbozando una sonrisa astuta. - Segundo, tendrás toda la libertad que quieras, pero entre ciertos horarios. Eso implica que no toleraré que más allá de las cinco del tarde no estés en casa.

- Hasta ahora me parece justo.- dijo él aceptando las peticiones.

- Aún no has escuchado la tercera parte.- dijo él sonriendo con algo de malicia y astucia en su rostro.- Tercero, eres mi esposa; quiero que duermas en mi cuarto.

Heechul soltó un gritito y saltó de la cama como espantado. Sus ojos marrones impactados estaban fijos en el morocho quien seguía sonriendo, como disfrutando del situación en la cual lo acababa de colocar.

- Debes estar bromeando…- espetó él.

Siwon rió sarcásticamente.

- Yo nunca bromeo.

El castaño no podía creer que él le estuviera pidiendo aquello. Ni siquiera entendía la razón de su petición. Lo conocía ya perfectamente como para poder afirmar que lo hacía para molestarlo. Siwon disfrutaba profundamente la confusión que profesaba el castaño, era un deleite verlo nervioso ante sus insinuaciones. Lo que él no podía prever era que él ya había decidido desde la mañana, cuando lo vio tendido en su cama, que iba a domesticar a aquel indomable joven. Por supuesto, no quería admitir aún la atracción que había nacido dentro de él y que desde aquel día no haría más que crecer; llevándolo a la más intensa pasión que nunca pensó poder llegar a sentir por alguien.

- Creo que no me gusta esa parte del trato.- dijo Heechul suavemente.

Siwon rió.

- Qué curioso ¿no? Porque es mi parte favorita.- le dijo penetrando su mirada en él, lo que con seguía alterarla más de lo que ya estaba.

- No veo la razón por la cual no podamos tener habitaciones separadas.- dijo él defendiéndose con lo que podía.

-¿No las ves? Pues te diré algunas bastante valiosas: la servidumbre está sospechando, y bien sabes que los chismes corren como viento. Si más personas se enteran de que no vivimos como marido y mujer ¿Eso no terminaría ensuciando tu apellido?

Heechul pareció comprender, y la expresión nerviosa de su rostro logró enternecer al morocho. Siwon no pudo evitar levantarse y caminar hacia él. El castaño retrocedió al verlo tan cerca mas él logró acercarse más. Él no lo tocaba, tenía sus manos lejos de él, mas su aliento embriagador se chocaba contra el suyo y notó cómo su corazón había comenzado a latir con fuerza ante su cercanía. Un sentimiento extraño, que jamás había sentido.

- Me tienes miedo ¿no es así?- dijo él mirándolo con ojos pardos penetrantes. Una media sonrisa se esbozó en su rostro. - Por eso no quieres que te toque...

Heechul esquivó al morocho y caminó hacia el otro lado de la habitación fingiendo una risa sarcástica. Su corazón latía demasiado fuerte ¿Qué era lo que le estaba pasando?

-¡Por favor ¿Yo ¿Tenerte miedo? A lo único que le temo es a perder mi libertad, ahora, si tú influyes en eso, pues sí, te tengo miedo. En cuanto a lo de que no quiero que me toques es solo lo normal. No somos nada y no soy como Carmen; bien sabes que yo de hombres no sé nada.

Siwon sonrió y deslizó su mirada por el cuerpo del castaño lo cual lo puso más nervioso. Saber que ningún hombre había poseído aquel cuerpo transformaba la situación en algo más excitante. Una sonrisa maliciosa se formó en su rostro. No podía evitarlo, disfrutaba tanto de verlo tan alterado.

-¿Tienes miedo de lo que pueda llegar a hacerte?- dijo Siwon caminando nuevamente hacia él mientras el castaño retrocedía. Pronto sintió la pared tras su espalda y se pegó como pudo a él, tratando de alejarse de él. El morocho lo tenía atrapado, mas aún cumplía su parte del trato y no había osado a poner un dedo sobre él.

- No.- dijo Heechul casi sin voz. - Eres suficientemente inteligente como para saber que si te vuelves a propasar conmigo sufrirás. Ya me conoces; cumplo lo que prometo.

Siwon sonrió. Sí, él resultaba cautivante.

- Eres todo un personaje ¿lo sabías?- dijo mientras se alejaba de él. Heechul respiró aliviado despegándose del pared mientras observaba a Siwon, quien volvía a recostarse sobre la cama. - No te preocupes Santo Heechul, no mancharé tu pureza ni corromperé tu virginidad. Bueno, al menos no en realidad, porque créeme, cuando desperté y te encontré en mi cama muchas cosas pasaron por mi mente.

Heechul se sonrojó escandalosamente y lo miró algo ofendido.

-¡Eres un vulgar!- dijo mientras salía del habitación. Siwon permaneció riendo.

Heechul se apoyó sobre la puerta. Su respiración era tensa y profunda. Cerró los ojos dejando que las pestañas acariciaran sutilmente sus mejillas rosadas. Su cabello castaño estaba recogido en una media cola, con una cinta blanca, al igual que su bata larga y sedosa. Jaejoong lo observó esperando cualquier nuevo movimiento. Se había quedado media hora más en el jardín y finalmente decidió subir, mas ahora parecía encontrar difícil el poder entrar al cuarto que desde aquel momento compartiría con Siwon.

Yunho dio un respingo.

- Va a moverse o qué?- dijo fastidiado.

Jaejoong no dijo nada. En lo posible trataba de no cruzar palabra alguna con el morocho.

Heechul se despegó de la puerta y dio media vuelta, quedando frente a frente con ésta. Su mano rodeó la perilla y la giró.

Ya estaba adentro.

Siwon se encontraba sentado en una silla de cuero negro que descansaba frente la ventana. Sus ojos pardos brillaron con intensidad al verlo. Ni un solo gesto facial se mostró en él. Su mirada estaba clavada en él. El castaño cerró la puerta tras de sí justo después de que Jaejoong y Yunho lograron pasar.

- Dónde estabas?

- Por ahí

- Esa no es una respuesta

- Para mí lo es.- dijo él conservando su tono jovial, no quería más disputas, pero no por ello iba a permitir que él controlara cada uno de sus movimientos. Aquello terminaría asfixiándolo.

Un fugaz destello de rabia pasó por los ojos pardos imperturbables de Siwon, sin embargo pareció contenerlo y habló con tono moderado.

- No me desafíes, odio que lo hagan

- Si mal no recuerdo, eso no estaba en el trato.- dijo astutamente el castaño. -Quedemos claro en algo, y eso es que no soporto que me controlen. Estaba en la casa eso es lo importante no? Qué importa en qué lugar? Es irrelevante. Resulta asfixiante.

- Asfixiante?- dijo él retándolo mentalmente. - Heechul, no tienes idea lo asfixiante que puedo llegar a ser si me lo propongo. No provoques que lo sea.

Él rió.

- Claro, tú tienes las cadenas en mano; yo soy el que las lleva puestas. Solo tienes que tirar para apretar más para llevarme a una agonía infinita.

- No seas exagerado!- dijo él levantándose del mueble y caminando hacia la ventana sentándose en el marco de ésta.

- Digo la verdad, o no es así?- inquirió cruzándose de brazos.

Hubo un silencio por varios segundos. Siwon miraba por la ventana fríamente, una media sonrisa de esbozó en su rostro.

- Puede ser que tengas razón.- dijo fijando sus ojos nuevamente en él. - Pero estoy tratando de ser lo más flexible...

- Pues no lo estás haciendo bien.- dijo él mordazmente.

- Enséñame entonces.- pidió él. - Pero te advierto, hay cosas que no cambiaré.

Heechul caminó hacia la cama y se sentó.

- Tu machismo es desmedido, así no lo quieras admitir así es. Crees que cualquier persona que viva bajo tu techo es un objeto de tu propiedad. Te doy las últimas noticias del mes: eso no es así. Te molestó tanto el que llegara a esta hora a dormir porque no sabías en qué parte de la casa estaba, o qué estaba haciendo. Te molesto no tener el control de las cosas, y por mi parte, me enferma ser manejado como un títere. Creo que aquí radica un grave problema de convivencia, no crees?

- Completamente de acuerdo.- dijo él mirándolo fríamente. Sus ojos eran dos témpanos de hielo, brillantes y furtivos. - Siempre he sido posesivo.

- Y yo muy desprendido.- agregó él. - Desde que nos casamos he sido yo el que ha tenido que ceder a todo. Ahora es tu turno de ceder. Cuando salgo del casa he aceptado atenerme a un horario fijo, pero más allá de eso, el decirte en qué lugares me encuentro cada segundo me resulta incómodo. Nunca he tenido que darle cuentas a nadie. Yo no te pregunto en dónde estás ni mucho menos así que espero lo mismo de tu parte.

- Me parece bien.- dijo él - Trataré de ser más flexible.

A Heechul le sorprendió el que estuviera tomando sus pedidos tan maduramente. Por supuesto, él no sospechaba que era tan solo por la culpa que él aún sentía por haberlo llevado consigo a aquel desastre. Quería causarle el menor daño posible, era lo menos que podía hacer.

El castaño pareció tomar aire y armarse de valor. Siwon notó el nerviosismo en sus intensos ojos marrones. Él lo miró firmemente.

- Hay algo más.- dijo repentinamente

- Dime.

- No voy a dormir aquí contigo.

Siwon no despegó ni un instante sus ojos de él, parecía estarle clavando la mirada con fuerza. Él se mantuvo en su posición sin decir nada. Había tomado una decisión y esperaba que ésta fuera respetada.

- No.- dijo él bruscamente.

- No voy a dormir aquí!- dijo él decididamente.

- Si vas a romper el trato entonces lo haré yo también y no saldrás de ésta casa.- dijo él amenazadoramente- Entiende que lo hago por ti.

- Qué? Por favor!- dijo él levantándose del cama exaltada. - Nada haces por mí! Todo es por ti y tu ego!

Siwon caminó hacia él obligándolo a retroceder. Cuando ya no hubo cómo escapar, él levantó la mano mas él lo agarró por la muñeca.

- Te salvé la vida o no lo recuerdas?- dijo él mientras en sus ojos brillaba un fuego intenso. - Si duermes solo no estaré seguro de que estás bien protegido. Es peligroso.

- Que yo sepa esa vampiresa vino para llevarse algo tuyo no por mí.

- Te equivocas engreído,- le dijo sin soltar su muñeca. - Eres un necio que no ve más allá de sus ojos. Si tan solo hubiera querido llevarse la llave de mi cuenta lo habría hecho y se habría ido inmediatamente. Sin embargo, se quedó. Por qué crees que lo hizo?

Los ojos de Heechul parecieron deshacerse y un destello de temor brilló en ellos.

- Dices...dices que vino por mí?

- Por la llave, y para matarte obviamente.- dijo Siwon soltando la muñeca del castaño. - No me sorprende que hayan descubierto tu vínculo con los opositores dentro de la guerra. Eres peligroso para ellos.

- Pues poco me importa.- dijo él. - No pienso dejar mis ideales.

- Haz lo que quieras. Pero me temo que no será la última visita que tengamos. Cuando descubran que tengo infiltrados y que tú te relacionas con los opositores volverán. Por eso, vas a dormir conmigo. Y no es cuestionable.

Heechul miró al suelo sin decir nada. Siwon lo observó por unos instantes y poco a poco fue acercándose. Tomó su barbilla y la levantó obligándolo a mirarlo directamente a los ojos.

- No quise levantarte la voz.- dijo él temiendo que su actual estado fuera de resentimiento.

- No es eso.- dijo él pensativo, muchas cosas cruzaban por su cabeza ante la noticia de un posible peligro. La verdad era que no le importaba morir con tan de seguir su causa y defenderla hasta el final. Pero con todo esto, había comprendido que era hora de darse prisa en encontrar guerreros.

Un temblor de tierra los llevó bruscamente hacia el suelo de la sección prohibida. Jaejoong levantó la cabeza y encontró la sonrisa de Kim Hyun Joong recibiéndolos.

- Ya son las 12, Feliz Navidad!

Yunho salió de la sección prohibida y se sentó en una silla del biblioteca. Pasó su mano por su cabello morocho y dejó salir un grito de rabia mientras trataba de tranquilizarse. Jaejoong lo había mirado despectivamente y se había quedado con Kim Hyun Joong hablando. A él ya simplemente no le importaba más. Ya solo vivía con el fin que una vez se había propuesto y el que nadie nunca conocería. Tal vez eso era lo mejor, que él lo odiara. Sí, tenía que ser así. De ahora en adelante se encargaría de ser el mismo Jung de siempre, el elitista y déspota que aún vivía dentro de él mas había escondido tan solo por él. No, ya no más. Sería el mismo de siempre, hasta con Jaejoong. Mientras más lo odiara, mejor. Si no podía tener su amor, al menos tendría su desprecio.

Jaejoong se aseguró de que Yunho estuviera fuera de la sección prohibida para poder sacar el papel arrugado en su bolsillo. Leyó con cierta repugnancia lo escrito por Lucius Jung y dejó caer la carta asqueado, mareado. Sus ojos marrones se llenaron de lágrimas de ira e impotencia, mas las contuvo. No, no lloraría más por él. Lo odiaba, y se encargaría de ser quien lo destruyera.

La voz de Kim Hyun Joong resonó por el lugar.

- Ve a su habitación.    

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