" Yo que besé el cielo y con ambas manos lo destruí"

miércoles, 24 de octubre de 2012

Cap. 42 - Traiciones

Hola chicas:
Volvimos a tardar pero conversando con mi beta preciosa, ya decidimos el contenido final.
Serán 46 capítulos.
Este esta dedicado a mi corazón roto y a que entendí muchas cosas. Necesitaba tener mi cerebro en orden y aquí esta.
Si hay alguna nena que me agrego a mi fb personal me lo dice en un comentario. No estuve aceptando a nadie por seguridad. Espero comprendan, no es que me la de de diva porque no lo soy.
Las adoro 

viernes, 12 de octubre de 2012

Cap. 41 - La guerra comienza


Hola chicas:
Aquí Carly reportándose, ya esta su nueva actu.
Un nuevo aviso, conversando con mi beta preciosa decidimos alargar el fic a 46 hermosos capítulos porque no sabíamos como comprimir todos los hechos y demás que queríamos en solo 43.
Alégrense y aplaudan(?) Ok no.
Sigannos dando amor en sus comentarios que de eso vivimos.
Listo, a leer.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Cap. 40 - El final llega siempre



Hola chicas, se que he tardado casi un mes en subir la actualización  tuve serios problemas de salud, una cirugía algo compleja y a mi pobre beta llena de trabajo. Ella y yo nos disculpamos por la tardanza.
Quería hacer un hincapié en la semanita que tenemos, algo movida no creen?
Con "Catch Me" inundando nuestros oídos sentimos que era hora de tomar fuerza de nuestros dioses y hacer nuestro comeback(?)
Ok no. Pero prometemos no tardar por el próximo capitulo, que se pone cada vez mas emocionante. A leer y mil gracias por sus comentarios. Un saludo para Minato-chan quien siempre animada comenta ^^

lunes, 3 de septiembre de 2012

Cap. 39 - La debilidad de Jung Yunho


Hola chicas, la promesa esta cumplida aquí el nuevo capitulo, este va dedicado a Minato-chan, gracias por seguir tan fielmente todos los capítulos y quiero dar la bienvenida a las nuevas lectoras y a las que comentan también, las amo mucho.
Ahmm con respecto al próximo va a tardar un poquito tenganme paciencia, las amo y amo sus comentarios.
Quiero llorar de emoción ya superamos los 500 comentarios, se que no es mucho pero para mi y mi Moni preciosa nos hace demasiado felices, gracias por su apoyo.

domingo, 26 de agosto de 2012

Cap 38 - Que no lo ves?

Hola chicas, ante todo de nuevo mil disculpas, aquí esta el capitulo retrasado. -Hace múltiples venias- De verdad que el trabajo me absorbe, mi beta tampoco tiene mucho tiempo.
Nos acercamos al final, muy pronto. 
Subiré la nueva actualización en estos días ya que el próximo capitulo esta casi listo.
Gracias por sus valiosos comentarios, los amo con toda el alma.
A leer.

martes, 7 de agosto de 2012

Cap. 37 - A mi me importa él



Hi girls, cumpliendo con lo prometido les traigo actu del fic.
Después de leer sus comentarios están en lo cierto, falta muy poco para el final.
Espero tengan paciencia, no les adelanto mas, mi beta esta ocupada también por lo que tenemos que coordinar.
Mis horarios estarán algo mas apretados por el momento por lo que la actu tardara aprox dos semanitas y no pienso abandonar la historia. Gracias, a leer ^^

martes, 31 de julio de 2012

Cap. 36 - Sara Toscanini

Hola chicas:
Se que esta vez no tengo justificación y lo comprendo.
Estoy trabajando fuera del país ahora y bueno dispongo de menos tiempo que antes.
Con mi beta terminamos de escribir este capitulo y el que sigue, pero el siguiente creo que aun necesita pulirse por lo que subiré solo uno.
Gracias por la amable espera, se les quiere.

viernes, 6 de julio de 2012

Cap. 35 - Estoy esperando

Hola Chicas:
Se que probablemente estén tratando de matarme mentalmente o a mi linda beta, lo cierto es que yo pase por un problema serio personal y recién salgo de eso.
Mi Moni esta internada en el hospital, estuvo grave pero ya paso el peligro menos mal.
Aquí la nueva actu y espero perdonen la demora de casi un mes.
Las dos primeras canciones del reproductor las elegí por un motivo personal, la primera la conocen todas creo, denle una oportunidad a la segunda, espero puedan oírlas.
Gracias por seguirlo

lunes, 11 de junio de 2012

Capitulo 34 - Humbolg

Hola a todas:
Me presento, ya es hora, mi nombre es Monique y en colaboración con Carly escribimos esta historia, bueno mas ella que yo, yo soy su beta.
La muy floja no pensaba subir capitulo hasta el miércoles pero aquí lo tienen, digamos que la obligue. A partir de ahora seré yo quien ponga las actualizaciones.
Espero sus comentarios.
Cap. 34 -  Humbolg

¿Por qué estaba tan solo?
- Jaejoong, vine porque solo puedo hablar contigo de esto. Vi a Junsu la noche anterior, con Paul y un grupo de alumnos en la madrugada, saliendo del bosque prohibido. No me preguntes por qué, pero al verlos, sentí algo malo. Tal vez esté volviéndome loco, pero es así. Tengo un mal presentimiento...una opresión en el pecho que no me deja respirar. Temo por él...
Los ojos marrones de Jaejoong se fijaron en Taemin. Por un momento las ideas se mezclaron en su mente, obteniendo como resultado una simbiosis de pensamientos. Respiró profundamente y al quedar su cabeza en blanco, una horrible y desastrosa realidad golpeó sus sentidos sin permitirle siquiera recuperarse de la impresión. Se tapó la boca mientras su respiración se volvía agitada y tomó la mano de Taemin con fuerza, como si pensara detenerlo.
- Junsu! Junsu se quedó en el comedor no es así? Cuando la noticia del muro se expandió se quedó! S.P.B! S.P.B! S.P.B! lo he leído en alguna parte… Sociedad... Sociedad... Sociedad de los poetas...poetas...en fin! Es un grupo que debió de haberse disuelto hace mucho tiempo ya! Siempre tuve la ligera sospecha de que aún existía, dices que la viste en la noche! Esto es grave Taemin! Creo que sé que le sucede a Junsu! Está en esa secta! Y si está? Si está...si Junsu está allí…corre peligro.
- Qué!- dijo Taemin sin poder entender.
- Paul! Maldito desgraciado él lo introdujo allí! Taemin, necesito que averigües que es S.P.B, sé que es una sociedad importante revolucionaria que se dio en Hogwarts en la época de Lee Soo Man, cuando los mortíos invadían el colegio. Esa organización ya no debería existir, es un error que siga en pie…un terrible error.


Yoochun golpeó la pared con todas sus fuerzas. Lo estaba perdiendo. Cerró los ojos mientras apoyaba la cabeza en el muro de su cuarto. Min debía encontrarse en la sala común esperando a Junsu. Cualquier reclamo, cualquier ofensa no serviría para nada. Junsu se lo había advertido, le había dicho que estaba dispuesto a destruirse a él mismo con tal de hacerle daño. No quiso creerle al principio, su obstinado orgullo no lo dejó ver más allá de sus narices; ahora comprendía que él no estaba jugando. Estaba loca, sí, tenía que estarlo. Caminó hacia la ventana y sus ojos verdes se quedaron fijos en el pelirrojo que se despedía de Paul y ahora caminaba hacia el castillo. Sintió que todo dentro de él se desvanecía, y el vacío comenzaba a provocarle un sufrimiento indescriptible. No podía seguir así, sabía que solo él podría detenerlo, tenía que intentar algo.
Salió del cuarto y bajó las escaleras de la sala común. Pasó al lado del pelicastaño mas no le dijo nada.
Quería interceptarlo antes de que pudiera llegar allí.
Junsu caminaba por los pasillos mirando por las ventanas. El color del cielo le decía que pronto comenzaría a llover. Pasó las manos sobre su cabello mandándolo hacia atrás y al doblar la esquina, chocó de frente contra quien menos quería ver en aquel momento. No pudo hablar, no pudo gritar, no pudo decir nada; antes que él pudiera reaccionar de cualquier modo Yoochun ya lo había tomado de las muñecas y pegado contra la pared. Sus ojos verdes despedían fuego intenso que bien hubiera sido capaz de destruir cualquier barrera...
Menos la que Junsu había construido.
Trató de soltarse, mas el cuerpo de Yoochun le impedía moverse. El Gryffindor colocó las muñecas frágiles del chico arriba de su cabeza roja y se pegó aún más a él. Cerró los ojos, pues nunca antes había tenido tantos sentimientos mezclados en su ser. El aroma que despedía Junsu era suficiente como para embriagarlo; quería hacerle daño, lastimarlo como él lo hacía con él. Hubiera dado todo por tener el valor suficiente, mas no podía. Él jugaba con él como si nada, hundiéndolo en un pozo sin fondo ¿Acaso no percibía el daño que le estaba causando?
Sus alientos se mezclaban y sus narices rozaban con tanta cercanía. Los ojos verdes del moreno estaban fijos en los miel del pelirrojo. Ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder; aquel era una batalla sin fin.
- Qué quieres Yoochun?- dijo él usando un sarcasmo evidente. – No tengo la menor idea de dónde está Jinki  si es eso lo que quieres...
- Ya basta!- exclamó él con tanta ira contenida que logró debilitar la firmeza que Junsu había conservado hasta entonces. Por un breve instante, él creyó ver en aquellos ojos la misma tierna persona que hacía ya mucho tiempo había dejado de existir. - Estoy cansado de tus burlas! De tus juegos! No soy un juguete me entendiste!
Junsu sonrió.
- Te equivocas Yoochun; tú eres un juguete. Eres la marioneta de todos, el juguete más estúpido y sin chiste que he conocido en mi vida. Eres el juguete de Min, de Jaejoong, de Dumbledore, de Lee Soo Man...siempre has sido un patético instrumento!
- Cállate!
Yoochun se pegó aún más a él, dejándolo completamente sin opción a respirar.
- Déjame!- gritó Junsu sintiendo el dolor de ser aplastado contra el muro.
- No lo haré! Hasta aquí llegó tu maldito juego! Me cansé de todo! Me cansé de ti!
Los ojos miel del pelirrojo se humedecieron y lágrimas cayeron por sus mejillas mientras reía huecamente. Sentía una mezcla de dolor y placer; su odio lo estaba matando, y a la vez, le proporcionaba la única protección que tenía en el mundo.
- Todos se cansan de mí Yoochun, únete al grupo.- dijo él. - Y yo los odio a todos.
El moreno pegó su frente a la de Junsu y cerró los ojos, su mano derecha sostenía las muñecas del chico mientras que la otra se deslizó hasta su rostro.
- Tú no odias a nadie...eres incapaz de odiar; excepto a ti mismo. Por eso haces todo esto, porque al sentirte imposibilitado de lastimar al resto, prefieres hacerlo contigo mismo.
- No pretendas conocer lo que hay dentro de mí! Nunca lo vas a saber! Nunca vas a saber lo que me has hecho! Nadie sabe lo que el mundo me ha hecho! Tú, Changmin, Jinki, mamá, papá, Junho! Todos me han abandonado! Todos me han enseñado que nada sirve! Que nada vale la pena!
Yoochun abrió los ojos y pudo ver las lágrimas correr por el rostro del chico. Un profundo dolor se reflejaba en su mirada ¿por qué todo tenía que ser así?
Las manos del Gryffindor subieron de las muñecas de Junsu hacia sus manos, entrelazando sus dedos con los de él. Su nariz rozó su mejilla y su boca llegó hasta el oído del Gryffindoriano susurrándole:
- Nada vale la pena Junsu, este mundo está lleno de superficialidades, de vacío. No creas que eres el único que ha tenido que ver esa realidad, porque al menos tú escogiste la soledad, yo no tuve opción. Mataron a mis padres, mataron a Yohwan y mataron la única esperanza que me quedaba de ser feliz. No me digas a mí, qué vale la pena o no.
Junsu miró fijamente los ojos verdes de Yoochun, y por primera vez pudo ver todo lo que en ellos se escondía. Su rabia se desvaneció en un instante dando paso a una profunda tristeza, a un sufrimiento imposible de detener. Lágrimas cayeron por sus mejillas mientras acercaba unos milímetros más su rostro hacia el del moreno, provocando que sus narices se rozaran aún más, y que sus labios pudieran sentir el calor mutuo que despedían.
- Nada de esto está bien.- dijo él sin poder dejar de llorar, sintiendo el dolor de tener tan cerca a quien más quería y a la vez tan lejos.
- Lo sé.- dijo él casi en un susurro y cortando la poca distancia que quedaba, permitiendo que sus labios se unieran en un beso intenso y profundo.
Yoochun soltó las manos del pelirrojo para poder entrelazar sus brazos alrededor de su fina cintura, pegándolo contra sí completamente. Junsu dejó salir un gemido mientras enterraba sus dedos en el cabello negro y desordenado del moreno. Así, juntos, por primera vez en mucho tiempo se sintieron felices.
Por supuesto, no podían imaginar que frente a ellos se encontraba Jonghyun; estático, tapándose la boca con ambas manos.


Jaejoong se encontraba solo en la biblioteca. Nunca había podido entender el por qué ningún alumno de Hogwarts acudía a ésta en épocas tan cercanas a los exámenes; todos parecían preferir estudiar al último instante. Los libros y los apuntes del Gryffindoriano estaban esparcidos por toda la mesa, había resultado un trabajo arduo el ponerse al día en todo, mas por fin comenzaba a sentir los beneficios de ello. Ya reconocía las fórmulas de aritmancia, el movimiento de varita para Transformaciones, la mezcla de ingredientes para la poción de sueño oportuno, y entre otros hechizos para Defensa Contra las Artes Oscuras.
Suspiró mientras levantaba la mirada y la fijaba en la ventana que comenzaba a adquirir un tono rojizo por el sol del tarde. Sus ojos marrones se quedaron cautivos en él por varios segundos, no supo precisar cuantos.
Un golpe seco y unas voces lo sacaron de su ensueño.
A unas pocas estanterías del Biblioteca las voces se transformaron en gritos.
- Cállate!- gritó Leeteuk mientras su mano derecha apretaba con firmeza el cuello de una chico de cabellos rizados y negros estampándola contra la pared. – Mejor será que escuches lo que tenemos que decirte, y que te quede bien claro el mensaje, porque sino será lo último que escuches impuro!
El chico de Hufflepuf se retorcía tratando de liberarse, mas aquello era inútil. Sollozaba mientras sus manos se encontraban en el brazo de Leeteuk, haciendo vanos intentos de alejarlo de él. Su rostro, naturalmente blanco, había adquirido un tono rosa debido a la presión que el Slytherin ejercía sobre él, obstruyéndole la respiración.
- Maldita sea, si no fueras tan débil te hubiera ya golpeado!- exclamó Leeteuk furioso. Fue entonces, cuando los ojos azules eléctricos del chico se fijaron en el morocho que ahora cerraba la puerta del biblioteca tras de sí. Aquellos ojos pardos, fríos e inexpresivos, lograron inquietarlo más de lo normal.
Yunho caminó hacia ellos y con un gesto del cabeza ordenó a Leeteuk que lo soltara. Él, obedeciendo el mandato del morocho lo liberó, permitiéndole respirar con tranquilidad. El chico tosió y se sostuvo la garganta mientras permanecía acorralado contra la pared. Leeteuk lo había dejado, mas su varita seguía levantada y dispuesta a atacar en cualquier movimiento en falso.
- Déjenme por favor! No he hecho nada! Quiero irme!- dijo él sollozando.
- Y te irás.- dijo Yunho fríamente. - Pero primero tengo que advertirte de lo que te puede llegar a suceder si se te ocurre decirle a Dumbledore lo que sabes...
- No diré nada! No lo haré!- dijo él llorando con desesperación, el temor crecía con gran ímpetu en su ser.
Leeteuk sonrió.
- Te lo diremos igual. Solo para que la absurda idea no pase jamás por tu mente.
El chico de Hufflepuf no podía soportarlo más. Sus manos se colocaron temblorosas sobre sus orejas apretándolas con fuerza, queriendo evitarse el desagradable momento de escuchar las torturas a las que se vería sometido si intentaba hacer algo en contra de los mortífagos.
- No!- gritó una voz que Yunho reconoció al instante, obligándolo a voltear para chocarse de frente con unos ojos marrones que ahora irradiaban fuego intenso.
Leeteuk miró a Jaejoong y luego posó sus ojos en Yunho; supo automáticamente que la situación se había complicado. Conocía muy bien que la relación que el líder de su casa había iniciado con el sangre sucia Gryffindoriano se había escapado de las manos de ambos. Se sintió impotente al no saber cómo reaccionar ¿insultarlo? Ni loco. Si llegaba a tocarlo Yunho lo mataría, lo conocía bien.
Estaba atado de pies y manos.
Jaejoong caminó hacia el chico de Hufflepuf y se interpuso entre las serpientes y él, abrigándolo con sus brazos e intentando tranquilizarlo.
- Kim, desaparece.- dijo Yunho mirándolo con punzantes ojos pardos. No podía demostrar debilidad en frente del chico de Hufflepuf, si lo hacía él perdería el miedo y hablaría.
El Gryffindoriano clavó sus ojos marrones en el morocho con ira desmedida.
- No lo haré! Cómo puedes tratarlo así? Algún día tendrás que tragarte cada una de tus palabras Yunho!
El simple pronunciamiento de su nombre logró intensificar la gravedad de la situación. El chico que hasta entonces había permanecido con los oídos tapados ahora los había dejado libres y miraba curioso a su defensora. Si no hacía algo todo se iría al infierno.
- No me llames por mi nombre sangre sucia!- exclamó Yunho sacando su varita y apuntándola con él. Sus ojos pardos se fijaron en el temeroso chico que Jaejoong protegía. - Lárgate! Te salvaste esa vez, pero solo porque ahora Kim ha decidido tomar tu lugar.
El moreno se soltó inmediatamente del castaño y corrió fuera de la biblioteca, sin importarle en lo más mínimo si dejaba solo o no a su defensor con dos mortífagos.
Jaejoong había entrado en histeria. Sus ojos llameantes comenzaban a quemar todo lo que miraban y en su rostro la rabia estaba reflejada nítidamente. Leeteuk miró a Yunho y notó que éste no estaba perturbado, de hecho, mantenía su inexpresividad y su firmeza. Sus ojos pardos estaban fijos en él, observándolo con cierto enojo; había estado a punto de arruinarlo absolutamente todo.
- Ándate Leeteuk.- ordenó el morocho sin despegar sus ojos del castaño.
- Pero Jung...
- Déjanos solos.- dijo con más fuerza ésta vez. Leeteuk dedicó una mirada despectiva a el Gryffindoriano y caminó hacia la salida.
El sonido de la puerta cerrándose desató la discusión.
- En qué estabas pensando al meterte en esto?- dijo Yunho despidiendo ira. – Quieres que me descubran?
- Lo que quiero jamás me lo podrás dar Yunho.- dijo Jaejoong molesto. - No solo tratas como basura a una persona indefensa, sino que también me insultas.
- Bien sabes que fue para que él no notara lo que tú estabas dejando en evidencia.- dijo Yunho fastidiado. - Te he dicho una y mil veces que te quiero lejos de todo esto, te dije que te alejaras!
- Y yo te dije que no voy por ningún motivo a excluirme de algo que me compete! Tú mismo lo has dicho! Soy un sangre sucia! Y cosas extrañas están pasando, hay mensajes en los muros amenazando a las personas que son como yo y tú pretendes que no me involucre?
Yunho caminó hacia él peligrosamente y el chico no pudo evitar retroceder. Dejó una distancia prudente y con una mano tomó el rostro de Jaejoong entre sus dedos. Su mirada fuerte y penetrante se fijó en él y por un instante, el castaño se sintió terriblemente avergonzado; se sentía como una hormiga bajo la lupa, como si fuera tan solo un minúsculo ser observado por algo omnipotente. Era aquella sensación extraña la que se formaba dentro de él cuando él le dedicaba aquellas miradas que parecían atravesarlo.
- Sí, pretendo eso.- dijo secamente. - Y pretendo aún más; que me respetes. Porque quiero que tengas muy presente el hecho de que estoy dando absolutamente todo por ti, y que si interfieres, podrías arruinarlo todo.
- Qué es lo que quieres conseguir uniéndote a los mortífagos!
- Solo perteneciendo a ellos podré alejarlos de ti, protegerte. Solo estando con ellos, podré destruirlos. Comprende que es algo que debo hacer, y tú no haces más que complicarlo todo.
El sonido de la puerta de la biblioteca abriéndose interrumpió su conversación. Yunho se escondió tras una estantería y observó entre los libros como un chico alto, moreno, y de cejas espesas caminaba hacia Jaejoong abriendo sus brazos.
- Shirota?- dijo él abrazándolo confundido. No esperaba su llegada tan pronto, y tampoco esperaba que Yunho estuviera presente cuando eso sucediera.
- Jaejoong, definitivamente estás más bello cada vez que te veo.- dijo mirándolo de arriba abajo. Los ojos pardos de Yunho brillaban con ira observando la escena. - Qué sucede? Me preocupé un poco con tu carta.
- Si, este...mejor hablemos en otro lugar no te parece?- dijo él nervioso. Estaba a punto de decir lo que no debía.
- Pero, no entiendo. Me mandaste a llamar de urgencia, por tu carta parecías angustiado por alguna situación.
Aquello cayó como un ladrillo sobre el estómago del Slytherin. Sintió la ira recorrer su sangre y miles de ideas golpearon su cabeza como si quisieran destruir cualquier tipo de pensamiento. Sí, él lo había llamado. Él le había pedido que viniese ¡Maldita sea! El desgraciado de Shirota Yu no había llegado hasta Hogwarts por su cuenta! Jaejoong se lo había pedido!
Él estaba muy equivocado si creía que podía hacer lo que quisiera, menos cuando se trataba de un tipo que desde siempre estuvo tras sus faldas. Yunho apretó los puños con fuerza. Jaejoong no podía estar con él, eso era cierto, pero eso no significaba que por ello dejase de pertenecerle.
Entonces, tendría que enseñarle a respetarlo.


Taemin permanecía en la sala de tutoría con cientos de archivos de sucesos históricos en Hogwarts. Los había encontrado tiempo atrás entre los closets de pedagogía mágica, mas creyó nunca iba a necesitarlos así que los olvidó. Normalmente siempre que se encontraba en aquel salón era para preparar sus clases para los de primero y buscar maneras de ayudarlos en las materias que se les dificultaba; mas ahora estaba utilizando el lugar como centro de investigación, y para las seis y media del tarde había descubierto más de lo que jamás creyó poder encontrar.
Unos pasos lo obligaron a despegar la mirada de los papeles. Al principio la sola idea de que la profesora McGonagall lo encontrara revisando archivos prohibidos lo aterrorizó, mas al ver de frente a un Slytherin alto de cabellos negros y ojos claros lo tranquilizó notablemente.
Una sonrisa se dibujó en su rostro.
- Hangeng, hace mucho que no te veía por aquí. Qué pasó? Te he estado esperando para las clases.
Hangeng fijó sus ojos en él y sintió cómo todo a su alrededor se volvía confuso. Solo él podía tener tal efecto sobre él ¿Por qué? ¿Por qué había escogido al maldito Shim! Aquel ser inferior jamás le llegaría a la punta de los talones a aquel príncipe.
- Ya no voy a estar en los trabajos de tutoría.- dijo él repentinamente. Sus ojos estaban fijos en él, con cierta demencia morbosa que, por la pureza e inocencia que caracterizaban a Taemin, no pudo percibir.
- No?- dijo él sorprendido. - Por qué?
- Tengo que estudiar.- mintió.
Taemin se levantó y caminó hacia él. Estiró su mano para tocarlo, mas él se hizo hacia atrás con brusquedad y fijó sus ojos en el suelo.
- No te me acerques.- dijo él fríamente. - Tú también eres como todos...me lastimaste.
Taemin no comprendía.
- Hice algo malo? Si lo hice perdóname, por favor.
- No.- dijo él mirándolo nuevamente. - No tengo nada que perdonarte, tú eres perfecto. Es él...él es el que te corrompió...Pero no te preocupes, me encargaré personalmente de que eso termine.
Con estas últimas palabras Hangeng salió dejando al rubio completamente confundido.


El gran comedor estaba completamente lleno cuando Jaejoong llegó. A las primeras personas que vio fue a Min y a Yoochun. El primero discutía con Jinki  porque al parecer no había encontrado a Junsu, mientras que el segundo permanecía en silencio, con la mirada perdida. Si algo sorprendió al castaño fue el notar que Jonghyun se mantenía callado, sin siquiera tocar su plato. Estaba seguro de que algo había ocurrido, algo que sin duda alguna involucraba a todos los presentes. Quiso acercarse, mas al ver a Shirota en la otra esquina esperándolo desistió de la idea. Era preciso que conversara lo más pronto posible.
-Ahora sí me puedes decir lo que pasa?- dijo Shirota sonriente.
- Sí, te mandé esa carta porque necesitaba que volvieras. Necesito de tu ayuda.
Shirota levantó una ceja.
- De mi ayuda? Desde cuándo Jaejoong Kim necesita ayuda de alguien?
- Desde siempre.- respondió él. - Pero ahora la preciso más que nunca. Estás dispuesto a brindármela?
Shirota fingió pensar durante varios segundos mas al final rió.
- Si hay algo que yo pueda hacer por ti no dudes en pedírmelo.
Jaejoong tomó aire.
- Shirota, sé bien que en tu colegio salen más mortífagos que de Hogwarts en la casa de Slytherin. Por eso, porque sé que tú vives en ese ambiente, y sé bien que en su colegio las Artes Oscuras son tomadas como una clase; eres el único que me puede enseñar a convocar la marca tenebrosa…
El rostro de Shirota palideció y por breves minutos pareció no poder hablar. Se acercó más a Jaejoong y habló casi en un susurro.
- Eso ni yo lo sé, solo quienes son mortífagos conocen cómo invocarla ¿Para qué quieres aprender eso?
- Tengo mis razones.- dijo él. - Al menos debes saber cómo realizar una imitación...una muy parecida a la real.
- Pídeme que te enseñe cualquier cosa, el Avada Kedavra, lo que sea menos eso.- pidió el moreno atormentado.
- El Avada Kedavra también me lo enseñarás. Todo a su tiempo, primero quiero saber hacer al menos una imitación de la marca...por favor.
Shirota miró a su alrededor, convenciéndose a sí mismo de que nadie los podía a escuchar. Cuando se tratan temas tan delicados, la paranoia de sentir que todos están pendientes de cada palabra pronunciada se forma consistentemente. Fijó sus ojos oscuros en él nuevamente.
- Bien sabes que no puedo decirte que no. Te enseñaré cómo, pero...
Entonces la puerta del gran comedor se abrió repentinamente. Al principio, Jaejoong creyó que iba a desmayarse ante la impresión que recibió al ver a una mujer alta, de piel porcelánica y cabello rojo con delicados rizos cayendo por su espalda. Sus ojos verdes, fijos al frente manteniendo la barbilla bien en alto la guiaron por el centro de las mesas caminando hacia la mesa de profesores.
Aquello fue un espectáculo.
El alumnado entero se sintió ofendido ante la belleza perfecta e incorruptible que despedía aquel ser. Era hasta indignante que alguien tan hermoso se atreviera a mostrarse públicamente para cegar a los demás con su increíble divinidad. Los ojos pardos de Yunho se quedaron estáticos en él, y bastaron unos segundos para que su mirada se desviara hacia la mesa Gryffindoriano y chocara con los ojos marrones de Jaejoong.
Sí, era Carmen.
Jaejoong no podía asimilar lo que sus ojos captaban, era simplemente imposible. Al mirar a Yunho había notado que él se encontraba igual de sorprendido. Sus ojos pardos parecieron opacarse y volverse aún más oscuros ¿Qué estaba sucediendo? Por la puerta del gran comedor un grupo de chicos entró. Se trataba de una fila larga e interminable de mujeres extremadamente hermosas. Todos usaban el mismo atuendo, una túnica azul marino bajo un vestido celeste un poco más arriba de la rodilla. Jaejoong trató de leer las insignias que estaban en sus túnicas, mas por la distancia aquello le fue imposible.
El Director se levantó del mesa y llamó la atención de los estudiantes, lo cual en definitiva, no era necesario ya que la despampanante belleza de las chicas que habían ingresado había cautivado solo miradas masculinas de admiración. Sin embargo, aunque todas eran perfectas, ninguna expresaba tal perfección como la pelirroja alta y esbelta que había ingresado primero. Era quien atraía todo lo que estaba a su alrededor; era como si poseyera algún tipo de magia.
- Son veelas.- dijo Shirota susurrándole en el oído. - Conozco ese colegio, es solo para las de su especie, se llama...
Dumbledore levantó la voz.
-Queridos estudiantes! Esta noche han arribado al colegio importantes visitas. Tengo el gusto de presentarles a las alumnas del colegio Humbolg, quienes se instalarán aquí durante esta semana. El motivo de su visita es importante, y no he querido comunicárselos hasta ahora porque quería que fuera una sorpresa para los equipos de Quidditch este año. El Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería premiará de forma distinta al Ganador del Copa de Quidditch; Gryffindor, quien ha quedado como finalista principal tendrá que batirse contra el equipo nacional más fuerte y ganador de partidos internacionales, y aquí las tienen! El equipo de veelas del colegio Humbolg jugará con ustedes y si logran ganarles, se llevarán la Copa, si no lo hacen, ellas lo harán.
Todos aplaudieron con fuerza mas Jaejoong seguía terriblemente confundido, aún sus sentidos no lograban entender lo que estaba sucediendo. Sus ojos marrones se fijaron en la mesa de Slytherin notando que mientras todos aplaudían Yunho permanecía quieto, con sus ojos pardos brillantes mirando a las alumnas del colegio Humbolg. Parecía no poder salir de la impresión.
Era ella, no había duda alguna.
- Sabía que eran veelas.- dijo Min al otro lado de la mesa. – Lo supe desde que las vi.
- Obvio que las ibas a reconocer Min, has tenido muchas experiencias con veelas no?- dijo Jinki molestándolo.
- Eso pasó mucho tiempo atrás.- lo corrigió el Gryffindor tomando cierto color rojo en su rostro.- Por cierto, no he visto a Junsu en todo el día. Necesito hablar con ese malcriado, esto se acabó! Debe saber que lo estoy buscando, por eso ni siquiera ha bajado a comer.
- Como sea, yo ya me rindo con Junsu. No quiere hablar conmigo y no voy a obligarlo a hacerlo.- dijo el rubio mientras fijaba a la vez sus ojos en Jonghyun, quien revolvía su comida sin decir absolutamente nada. - Oye tú, estás bien? No has abierto la boca durante todo este tiempo.
El moreno lo miró fijamente y luego miró a Yoochun.
- No me pasa nada.- dijo con voz seca. - Me duele un poco la cabeza, pero ya se me va a pasar.
Jinki supo que estaba mintiendo, mas no quiso presionarlo.
Ya lo averiguaría por su propia cuenta.


Jaejoong corrió por los pasillos oscuros de Hogwarts en cuanto terminó la cena. No podía esperar más. Su corazón y su mente estaban desesperados y parecían querer matarlo lentamente. La imagen de la deslumbrante pelirroja permanecía en su cabeza y no lo abandonaba ni un solo segundo. Al llegar empujó la puerta con fuerza para cerrarla tras de sí.
Se pegó contra ésta mientras tomaba aire. Miró hacia el techo y cerró los ojos, dejando que su cuerpo se relajara y regresara a un estado normal. Al bajar la mirada nuevamente pudo ver a Yunho arrimado en el marco de la ventana. Su corbata estaba casi suelta y mechones negros caían por su frente. La luz pálida de la luna penetraba por los cristales dejando así ver a penas lo necesario. Una pequeña sonrisa se dibujó en la comisura de los labios del Slytherin mientras fijaba sus ojos en él.
- No lo esperabas...- comentó disfrutando del agonía en la que Jaejoong parecía estar.
- Esperarlo? Acaso tú esperabas que apareciera?- dijo él exasperado.
- Supongo que lo imaginé, por eso no estoy tan atormentado como tú lo estas.
Jaejoong fijó sus ojos marrones en él.
- Qué hace aquí? No entiendo por qué está sucediendo esto!
- Porque así tenía que ser, punto. No tienes que complicarte tanto. Él no tiene por qué interferir…
- Claro que va a interferir! En el pasado lo hizo puedo hacerlo ahora!
Yunho sonrió peligrosamente. El Gryffindoriano sabía muy bien que él estaba enojado con él por lo de Shirota, pero solo ahora consideró la posibilidad de que pudiera optar por vengarse. El Slytherin lo miró con frialdad y manteniendo una expresión severa en su rostro habló.
- Por qué lo llamaste?- preguntó con un tono firme y seco.
- Es mi problema.- respondió. - Necesito que me ayude en algunas cosas no tienes por qué pensar mal.
- Pensar mal? No Jaejoong, no me pidas algo que simplemente no puedo dejar de hacer. Me enferma que le hayas escrito, y no voy a tolerar que se te acerque más de lo debido, me entendiste?
Jaejoong lo miró incrédulo.
- Creí que habías dicho que tenía que alejarme de ti no es así? Entonces si ya no tenemos nada por qué tendría que guardarte algún tipo de respeto?
Yunho caminó hacia él y lo tomó por el brazo con fuerza.
- Porque estoy arriesgando todo por ti. Debería bastarte no es así?
- Entonces qué pretendes! Que me quede solo por el resto de mi vida?
- Es lo menos que puedes hacer.
El castaño dejó salir un pequeño grito de asombro. La petulancia del morocho había llegado a extremos incuantificables.
- Esa no es tu decisión. Si tanto quieres que me aleje de ti pues tal vez lo haga. Shirota es un excelente prospecto por qué no aceptarlo?- dijo él desafiándolo.
Yunho lo tomó por la cintura pegándolo contra su cuerpo mientras cortaba todo tipo de distancia existente. Jaejoong intentó separarse pero todo movimiento fue inútil.
- Estoy harto de que me trates como si fuera un objeto! Suéltame!
Yunho mantenía sus ojos fijos en él, y en aquel momento hubiera deseado no quererlo tanto. Él lo enfermaba, era como un veneno que infectaba todo lo que tocaba. Él, que siempre lo había mirado como un ser insignificante, sin gracia y sin ningún tipo de atractivo, ahora estaba a los pies de quien nunca creyó estar. La rabia que había sentido al ver a Shirota cerca de él pareció desvanecerse al tenerlo junto a él, al sentirlo entre sus brazos. Siempre se había sentido seguro de que nadie fijaría sus ojos en Jaejoong, pues nadie era capaz de ver lo que había bajo aquel pantalón extremadamente deforme y aquella soberbia infinita que lo movilizaba. Sin embargo, Shirota lo había hecho incluso mucho antes que él, por eso no soportaba que estuviera cerca del castaño. Sus ojos pardos lo recorrieron sin soltar sus brazos de alrededor de su cuerpo. Él era suyo ¿por qué se empeñaba tanto en negarlo? Nadie podría jamás quererlo con la intensidad con la que él lo quería; ni odiarlo con la fuerza con la cual él lo hacía.
Jaejoong trató nuevamente de alejarlo, mas con ello solo provocó una acción contraria. El Slytherin terminó por cortar la poca distancia entre ellos y lo besó. El castaño sintió cómo sus piernas se debilitaban y dejó salir un gemido dentro de la boca del chico cuando éste lo pegó aún más contra sí. La lengua del Slytherin penetró su boca con intensidad mientras él hundía sus dedos en su cabello negro como ébano. Solo juntos se complementaban, y cualquiera que los hubiera visto habría notado que así, solamente así, parecían una sola persona. Yunho parecía adquirir una parte humana mientras lo besaba, dejando a un lado toda esa frialdad que siempre lo envolvía. Era como si solo el Gryffindoriano tuviera el poder de transformarlo en "alguien". Estuvieron así durante varios minutos hasta que se vieron obligados a separarse para poder respirar.
Yunho aún lo mantenía contra su cuerpo mientras sus labios se rozaban.
- Ves? Jaejoong, siempre vas a ser mío; aunque te suelte, aunque te deje ir…siempre me pertenecerás, quieras o no.
- Te odio.- dijo él con ira por la humillación que había acabado de recibir. No quería admitirlo, pero lo que él decía era cierto. Le pertenecía, y eso no lo iba a poder cambiar jamás.
Yunho mordió su oreja haciéndolo temblar y le susurró:
- No tanto como yo.
Jaejoong trató de empujarlo, estaba demasiado molesto con él como para seguir a su lado; mas nada le sirvió, solo consiguió hacer que el Slytherin lo apretara aún más dejándolo sin aire.
- Escúchame bien, te lo diré solo una vez más; si te veo hablando con ese imbécil voy a hacer que lo lamentes.
El castaño parpadeó.
- Qué vas a hacer Jung? Lastimarme? Lo dudo, has sido capaz de arriesgar tu vida para protegerme, por qué me harías daño?
Yunho fijó sus ojos pardos en los de él despidiendo una sequedad impresionante, esto provocó que Jaejoong temblara nuevamente.
- Nadie puede herirte, a menos que sea yo. No me obligues a hacerlo.
Jaejoong supo que estaba hablando muy enserio. Él jamás podría imaginar el daño que le producía al Slytherin cada vez que le sonreía a otro que no fuera a él. Yunho Jung era posesivo, y no toleraba no ser el centro de atención, menos cuando se trataba de la persona que más le importaba.
- Y Carmen? Qué pasará con ella? Tampoco quiero que te le acerques.- dijo él suavemente. Sus ojos marrones eran cálidos, ardientes. Por un momento creyó verse consumido por ellos.
- De qué tienes miedo?- dijo él mientras sus manos recorrían el cuerpo de el castaño completamente cubierto por el uniforme. Aquello ya le estaba comenzando a fastidiar de sobremanera.
Jaejoong evitó la mirada del morocho.
- Mírame.- le ordenó el chico. - A qué le temes?
Él humedeció sus labios.
- Temo que lo que sucedió en el pasado se repita. Carmen...es hermosa, es algo que yo jamás podré llegar a ser, es una mujer y yo un hombre.
Yunho sonrió para sus adentros; no podía creer que Jaejoong pudiera ser tan perfecto.
- Eres diferente.- dijo él. - Yo estoy contigo y no pienso dejarte, al menos que tú me des razones para hacerlo.
Jaejoong bajó la mirada. Las cosas tendrían que cambiar entonces; no podía dejar de verse con Shirota ya que eso era indispensable para su plan, pero tampoco podía dejar que Yunho lo supiera y se atreviera a vengarse de él acercándose a Carmen. El castaño podía sentir los celos quemándolo por dentro con tan solo pensar en la posibilidad. Lo conocía bien, y sabía que era muy capaz de hacerlo. Mordió su labio inferior pensando en lo que debía decir. Aquel gesto estuvo a punto de hacer enloquecer al Slytherin.
- No hablaré más con Shirota, lo prometo.- mintió sin tener ninguna otra opción.
Los ojos pardos de Yunho se clavaron en él penetrándolo. Sus labios aún rozaban contra los de él cuando le dijo, casi en un susurro, algo que no olvidaría jamás.
- No te atrevas a mentirme...-dijo con firmeza insólita. - Porque si me engañas, no te lo perdonaré nunca.
Lástima que no pudo prever los desastres que produciría aquella simple afirmación.


Cuando Min entró a la sala común acompañado por Jonghyun se encontró con Junsu sentado en el sillón. Sus ojos miel se fijaron en él con severidad amenazadora que el pelirrojo logró captar con facilidad. Jonghyun permaneció de pie, en una esquina, incapaz de expresar ninguna clase de gesto ante la situación.
- McGonagall habló conmigo hoy.- dijo Min caminando hacia su hermano. - En qué estás pensando! Dímelo! Quisiera estar dentro de tu cabeza un solo segundo para poder entenderte! Qué es lo que quieres!
Junsu fijó sus ojos vacíos en él.
- No lo sé.- dijo con una voz tenue, como de quien se encuentra terriblemente confundido.
- No te preocupes.- dijo Min. - Ya lo sabrás. Me encargaré personalmente de que así sea.
El pelirrojo rió tristemente.
- Y qué piensas hacer?
- Por lo pronto, ya hice lo que debí haber hecho desde un principio Junsu; llamé a mis padres.
El corazón del Gryffindoriano se detuvo mientras se levantaba del sillón con brusquedad. Sus ojos miel se humedecieron mientras que las palabras parecían no poder salir de su garganta ¿A sus padres? No! Cómo pudo ser capaz de hacerle eso! Él no quería que ellos lo vieran en aquel estado! No quería! No! Sintió cómo todo su mundo comenzaba a derrumbarse y por un momento creyó que se desvanecería irremediablemente. Para su sorpresa, sus piernas soportaron más de lo que pensó.
-Vendrán en cualquier momento, tal vez mañana o pasado; lo importante es que vendrán.
- Te odio.- dijo él con ira pura en sus venas.
- No me importa si me odias o no Junsu, el punto es que no voy a quedarme con los brazos cruzados viendo cómo destruyes tu vida! Me da mucha pena que quieras caer en ese abismo al cual te has dirigido durante todo este tiempo, lo siento de verdad, pero si tengo que atarte así sea con cadenas para que no caigas, no dudes que lo haré. Si me odias, no me importa, pero mientras viva no voy a dejarte caer me entendiste! Vas a pasar el año quieras o no, vas a regresar a tu vida normal así sea lo último que haga! Y si tengo que llegar a medidas extremas para lograrlo, no dudes que lo haré.
Con esto el pelicastaño subió las escaleras hacia los dormitorios.
Junsu dejó que las lágrimas cayeran por sus mejillas. Se sentía tan solo ¿Por qué su hermano seguía empeñándose en salvarlo ¡Él no quería salvarse! Lo único que quería era desaparecer…desaparecer para siempre.
Solo hasta entonces notó la presencia de Jonghyun, quien lo miraba fijamente a unos metros del salón. Sus ojos aceituna estaban fijos en él, despidiendo un sentimiento que no fue capaz de reconocer. Pronto caminó hacia él, y contra toda ley prevista, lanzó una bofetada que obligó a Junsu retroceder y soltar un pequeño grito de dolor. Al volver el rostro se encontró con la mirada rencorosa de quien una vez fue su amigo.
- No sé quién eres, porque sin duda alguna Junsu no está en ti, por eso te voy a advertir una sola cosa; si tú quieres destruir tu vida, hazlo, pero no le hagas daño a Jinki. Aléjate de Yoochun, aléjate de todos!- dijo Jonghyun con decisión en sus ojos.
Después de aquellas palabras el moreno subió corriendo, dejando al pelirrojo en un estado de dolor supremo. Ya lo había perdido todo, no le quedaba nada. Entonces, ya era tiempo...
- Lograste destruirte Junsu…ahora, termina lo que comenzaste.- se dijo mientras sollozaba.


Cuando Kim Hyun Joong sintió la puerta abrirse se sorprendió por la puntualidad. Normalmente, aquello no sucedía jamás. Jaejoong entró algo nervioso y evitando la mirada penetrante de Yunho, que parecía taladrarlo en el intento de averiguar lo que pensaba. Lo que le había dicho fuera había sido exactamente lo que estaba dispuesto a hacer; no iba a tolerar un engaño de su parte, si él le mentía se encargaría de hacer que lo sintiera.
- Listos?- preguntó Kim Hyun Joong rompiendo con el silencio incómodo.
- Sí.- dijo Jaejoong avanzando hacia el libro.
Yunho se soltó aún más la corbata y caminó para quedar frente al Gryffindoriano. Él miró al suelo, y pronto una ráfaga de viento los tragó.
Ambos cayeron al suelo, mas aquel piso era completamente distinto al que conocían. Jaejoong levantó la cabeza y notó a muchas personas en trajes de gala, bailando en un gran salón decorado a lo barroco. La música instrumental llegaba a sus oídos como suave melodía natural, y la luz fuerte de las ornamentales lámparas que colgaban de los tejados lo cegaron por unos instantes. De no haber sido porque Yunho lo levantó no se hubiera levantado nunca ante tal confusión.
- Estamos en la casa de Cho.- dijo el morocho obligándolo a reaccionar. - Es la fiesta.
Jaejoong miró a su alrededor y notó que el Slytherin tenía razón. Todos pertenecían nada más y nada menos que a la clase social más privilegiada de la sociedad. Por un momento, el Gryffindoriano se sintió enfermo en aquel ambiente ambiguo, completamente falso y superficial en el cual él no encajaba para nada. Seguramente así debía estarse sintiendo Heechul, pero ¿dónde estaba él?
Fue entonces cuando divisó a Siwon, quien hablaba con Kim Hyun Joong sentado en una de las mesas mientras un mesero servía champagne en las copas propias de los invitados. Yunho y Jaejoong se acercaron.
- No puedo creer que hayas venido.- comentó Hyun Joong. - No crees que ya te estás pasando con todo esto del venganza?
- No fui yo quien insistió en venir, fue Heechul.- se justificó el morocho mientras que con la mirada buscaba a Carmen entre la multitud.
- Y se puede saber dónde está tu esposo?
- No llega aún. Está muy extraño, dijo que se iba a tardar así que vine primero.- argumentó él paseando sus ojos pardos por todo el lugar.
- Claro, y tú aprovechaste para llegar antes no es así? No te entiendo. Tienes a una persona maravillosa en tus manos y lo único que haces es fijar tus ojos en esa desvergonzada.
Pero Siwon no escuchaba las palabras de su amigo. Sus ojos se habían quedado fijos en la despampanante pelirroja que cargaba un vestido largo de color dorado, lo que provocaba la extraña sensación de que brillaba entre los invitados. Sus ojos verdes se clavaron en él y una sonrisa se dibujó en la comisura de sus labios rojo color sangre. Siwon permanecía aturdido.
La voz de Andrés Cho lo sacó de su ensueño.
- Es un gusto verte por aquí Siwon! Te he buscado desde hace varios minutos y por un momento creí que no habían llegado aún.- dijo saludándolo sonriente.
Siwon esbozó una media sonrisa, como de quien realmente no está contento con el encuentro y se levantó para devolverle el saludo.
- Imposible que faltáramos. Heechul está...
- Si! Claro, Heechul está allá.- dijo Andrés señalando la gran entrada del salón.
A Siwon le faltó el aire.
Sus ojos pardos brillaron intensamente ante lo que había acabado de vislumbrar. Entre los invitados, una persona de cabello castaño y ojos marrones intensos lo miró y sonrió a Andrés como saludándolo desde la distancia. Su cabello, recogido en una media cola, dejaba caer unos rizos delicados sobre sus hombros. Su vestido era un claro color piel, exactamente del color de la piel del castaño. Por un momento, Siwon creyó estar viéndolo desnudo. Así, suave y delicado como una brisa ligera entró llamando la atención inmediatamente. Todos lo señalaban y comentaban su belleza, la cual sin duda era distinta a la de Carmen, más existía. La del pelirroja era arrolladora, la de él era enigmática. Dos tipos muy diferentes. Pronto todos dejaron de verla para volver a sus asuntos y de vez en cuando posar sus ojos en Carmen, quien volvió a ser el centro de toda la atención minutos después.
Heechul se acercó y Andrés se inclinó al tenerla al frente.
- Es un gusto tenerte por aquí Heechul, estás bellísimo.- comentó Cho impresionado.
- Gracias, no tanto como mi hermana.- dijo sonriendo con pureza y desenvoltura. - Espero que te guste mi regalo, lo dejé con Mika en la entrada.
- No te desprendes de tu criada no es así?- dijo Andrés sonriendo divertido.
- Es mi amigo.- respondió él.
- Lo entiendo, yo también suelo tomarle aprecio a los que trabajan para mí.- comentó Andrés. - Pues bien, iré a ver a Carmen, los dejo.
Con esto se fue perdiéndose entre la multitud.
A Siwon aún le costaba salir de su asombro. Sus ojos lo recorrían entero sin poder dejar de imaginarlo entre sus brazos, sin vestido.
Sonrió ante tan perversa idea, mas pronto los celos lo invadieron; no debía ser el único en el lugar que lo imaginaba de aquel forma, menos con aquel vestido. Hasta cierto punto llegó a molestarle, ya que igual que todos los invitados, él desconocía por completo cualquier tipo de rasgo íntimo del castaño. Él resultaba igual que el resto de los presentes. Era tan solo un admirador que no podía hacer más que ver la obra, sin tocarla. Heechul fijó sus ojos en él y habló.
- Me imagino que has estado buscando a Carmen no es así?- inquirió. - Me temo que seré tu peor pesadilla esta noche, no te dejaré un solo momento. No vas a poder hablar con él si es eso lo que...
Pero el morocho lo interrumpió como si no hubiera escuchado nada de lo que él había dicho.
- En qué estabas pensando cuando te pusiste ese vestido?- preguntó mirándolo de arriba abajo nuevamente. De sus ojos salía fuego interno que Heechul había logrando encender con facilidad.
Él rió.
- Yoona me lo trajo de París hace dos años. Nunca quise usarlo porque me pareció demasiado…llamativo, por decirlo de alguna manera.
Siwon se acercó a él para hablarle en casi un susurro.
- Llamativo? Acabas de pervertir la mente de todos los hombres presentes Heechul, no sé qué es lo que pretendes con esto.
El castaño pestañeó varias veces.
- No entiendo lo que estás tratando de decir pero no me está gustando.- dijo él sonrojándose. Siwon se exasperó, por un momento casi olvida que Heechul era tan inocente como un niño; seguro que no comprendía el poder que tenía aquel vestido sobre los hombres.
- Verte con esa clase de color encima, con ese vestido que parece acariciar tu cuerpo y caer en línea recta...da la perfecta impresión de verte sin ropa Heechul.
El castaño se escandalizó.
- Estoy perfectamente cubierto!- exclamó él. - Carmen muestra más de lo que yo.
- Sí lo sé, pero ese color...olvídalo! Jamás lo vas a entender! Tendrías que estar en la mente de un hombre normal y eres demasiado puro como para imaginarlo siquiera.
Heechul se desentendió del problema y volteó para encontrarse con los ojos verdes de su hermana fijos en ellos. Se volvió y miró a Siwon de frente.
- No quiero que la mires.- ordenó. - Hoy voy a terminar con todo ese asunto de raíz.
Siwon rió sarcásticamente.
- Yo no recibo órdenes de nadie, así que no me digas lo que tengo que hacer o no, te parece?- acotó el morocho.
- No, no me parece.- dijo él mirándolo con intensidad.
- Quieres bailar?
- Qué?
- Que si quieres bailar.- repitió él algo fastidiado.
- No.- dijo él volteando el rostro como niño caprichoso.
Siwon dejó salir un respingo.
- Pues yo sí.- agregó y con esto lo tomó de la cintura y lo llevó a la pista de baile.