Hola chicas, mi estado de animo en este instante es bastante malo, algunas de ustedes lo saben, espero les guste.
Gracias a todas las que comentan.
Ayase: Heechul es hombre, pero en la intriga del pasado y presente algunos hombres podían concebir hijos, por eso en el pasado se les viste como mujeres.
Cap. 31 - Retrato
- Vámonos.- dijo
mientras lo sacaba de la cabaña.
Junsu caminó
directamente hacia el roble en donde vio a Paul sentado escribiendo. Después de
su altercado con Yoochun no había soportado permanecer más tiempo encerrado y
prefirió salir a tomar un poco de aire. Sus ojos miel se fijaron en él mientras
se sentaba en el césped. El sol se estaba tornando rojo, pronto anochecería.
- Qué estás haciendo?-
preguntó él.
Paul fijó sus ojos
verdes en él.
- Escribo. Preferiría
estar solo.- dijo con su mismo tono inexpresivo.
- Está bien, siempre y
cuando me leas lo que escribes.- dijo él decididamente. - Hasta ahora nunca me
has leído nada tuyo.
Paul lo miró
intensamente durante varios segundos. Suspiró y miró el papel que yacía sobre
sus piernas.
- Está bien.- dijo. -
Pero después quiero que me dejes solo.
- Lo prometo.
Él estiró el papel en
sus manos y leyó.
"Eres doloroso;
el fuego entre las
cenizas,
quemas mi alma,
y produces una tierna
herida.
Dulce veneno sobre mis
labios,
Me das el placer
mortífero y me condenas,
Bél verdugo,
A la más perfecta
agonía.
Quiero tenerte,
Pero mi voz es un
murmullo que no te alcanza.
Estiro mi mano,
Y mis dedos sangran al
intentar tocarte.
Lo sabes, y disfrutas
del eterno purgatorio al que me has enviado.
Mas dentro de todo
este doloroso sin sentido...
Siempre, solo
existente en mí.
Te creé,
Y puedo eliminarte si
así lo deseo.
Lo sabes,
Y no temes,
Porque conoces mis deseos,
Y sabes que me basta
con mirarte para sentirte mío,
Eternamente mío..."
Al terminar de leer
sus ojos verdes se fijaron en él. Junsu casi no podía respirar. Humedeció sus
labios y trató de ordenar sus ideas. Pasaron unos segundos hasta que pudo
hablar.
- Creí que no sentías
nada hacia nadie.
- Era cierto.- dijo
Paul. - Cuando lo dije era cierto.
Junsu tragó saliva.
- De quién hablas
entonces?
Paul rió para luego
volver a colocar su mirada en él, casi clavándola en sus ojos miel.
- De verdad no sabes
de quién estoy hablando? Creí que eras más inteligente.
El corazón de Junsu se
paró repentinamente. No se habría esperado aquello ni en un millón de años
¿Cómo alguien podía quererlo de tal forma cuando ni él mismo podía hacerlo?
Junsu aclaró su
garganta mientras el viento lograba hacer volar su cabello. Para el Ravenclaw
nunca se vio tan hermoso como aquel tarde.
- No puedes quererme
Paul.- dijo finalmente él. - Yo...no soy quién tú necesitas.
- Te dije bien claro
una vez que cuando conociera aquella persona que lograra hacerme sentir algo lo
sabría. Tú enciendes algo en mí cada vez que te veo. Es así de simple. No te
pido nada, pero te advierto que no voy a dejar de amarte porque tú lo consideres
equivocado.
Junsu rió
sarcásticamente.
- No me amas! Tú no
puedes quererme! Parece que te has quedado ciego.- rió nuevamente. - Mírame,
soy un desastre.
- Lo sé.- dijo Paul
sonriendo. - Nunca he conocido a alguien que se parezca tanto a mí.
Junsu sonrió.
- Entonces amas tu
reflejo?
- No, te amo a ti..
Un silencio llenó el
lugar mientras que lentamente, una risa se dibujaba en el rostro del pelirrojo.
- Me vas a dejar solo
sí o no?- preguntó el Ravenclaw.
- Como quieras.- dijo él
levantándose. - Por cierto, espero que no te ilusiones mucho conmigo.
Paul rió.
- Prometo no acosarte.
Ahora, por favor déjame solo.
Junsu caminó hacia el
castillo. Él no despegó los ojos del pelirrojo hasta que lo vio desaparecer.
Jaejoong cayó sobre el frío piso de la sección
prohibida y sintió el dolor recorrer cada sitio de su cuerpo. Dejó soltar un
gemido mientras se levantaba con dificultad. Kim Hyun Joong los observaba a
ambos apoyando su barbilla en una de sus manos.
- Mañana espero que
vengan. Ya casi estamos llegando a la muerte de Heechul y Siwon.
- Qué? Ya casi?- dijo Jaejoong
sin comprender.
- Sí, falta un mes a
lo mucho. Los eventos que de ahora en adelante se van a dar van a ser bastante
importantes y necesitamos avanzar ya.- dijo Hyun Joong. - Pueden irse si así lo
desean.
Yunho dedicó una
mirada fugaz al castaño y salió de la sección prohibida casi haciéndolo a un
lado. Su actitud grosera impactó al Gryffindoriano mas no hizo nada. Al
voltearse para salir escuchó la voz de Kim Hyun Joong dirigirse a él.
- Recuerda lo que te
dije, mañana, ve a su cuarto.
- No tiene ningún
sentido lo que me pides! Para qué voy a ir allá? Cómo voy a lograr entrar!
Pero Kim Hyun Joong desapareció
ante sus ojos.
"Perfecto!"
pensó.
La puerta de la sala común Gryffindoriana se abrió. Yoochun
y Min se lanzaron sobre Jaejoong al igual que Jinki y Jonghyun, quienes cargaron sus maletas a la
segunda área de chicos.
- Ya era hora.- dijo Min.
- Te extrañábamos...
- Yo también.- dijo él
sonriendo.
Yoochun se limitó a
sonreír mas no dijo nada. Cuando Min se alejó ayudando a subir las cosas de Jaejoong,
el moreno se acercó al castaño y lo miró severamente.
- Qué te pasó en la
pierna?
Jaejoong bajó la
mirada y notó que su jean estaba sucio.
- Mmm me caí.- dijo
cortante.
- Pareces haber
sudado. Si vas a ocultar algo, hazlo bien.- dijo él tomando un tono molesto.
- Yoochun yo...
- No sé qué es lo que
escondes. Pero me gustaría que tuvieras más confianza en quienes son tus
amigos. Piénsalo.
Con esto dio media vuelta
y se reunió con los demás.
En el preciso instante en el que Yunho entró a su sala
común, supo que había problemas. Leeteuk caminó hacia él mientras que Crabbe y
Goyle (personajes random) subieron la maleta del morocho.
- Jung, tenemos
problemas.
- Qué pasa ahora?-
preguntó él fastidiado.
- Los imbéciles de
Crabbe y Goyle hablaron de los mortífagos sin notar que un chico de quinto
estaba cerca. Escuchó todo. El muy puto es sangre sucia! Si va con el chisme
donde Dumbledore, él sabrá que en nuestra casa se han iniciado casi todos los
de séptimo y entonces estaremos pasando la graduación en Azkaban!
(N/A: Azkaban, la
prisión mágica)
Yunho calló durante
varios segundos. En sus ojos pardos había un rastro de inexpresividad total. Su
piel pálida permanecía en combinación con los negros pedazos de cabello que
caían por su frente. Miró a Leeteuk firmemente.
- Mañana nos
encargaremos de él. No hablará. De eso me encargaré personalmente.
Jaejoong despertó al día siguiente sintiendo el peso
de toda una vida sobre sus hombros. Su cabello aún estaba húmedo por el baño
que había tomado la noche anterior. Miró el reloj y notó que era algo tarde. Se
colocó el uniforme con rapidez y bajó al comedor para encontrarse con sus
amigos, quienes desayunaban charlando. Junsu permanecía en silencio en una
esquina de la mesa. Increíblemente, el castaño caminó pasando por sus amigos y
sentándose junto al pelirrojo.
- Hola.- dijo Jaejoong
sonriendo.
- No deberías estar
aquí. Es la esquina de los rechazados sociales.- argumentó Junsu.
- Lo sé, precisamente
por eso me siento como en casa.
Los dos amigos rieron
y hablaron sin importarles ya nada más. La mañana estaba fresca y todos
parecían descansados por los dos días Navideños, más Jaejoong se sentía aún más
cansado de lo que antes. Tendría que poner mucho empeño en sus clases de ahora
en adelante si quería mantener su invicto promedio de 100. Además, aún las
palabras de Kim Hyun Joong Rondaban su cabeza ¿Qué había en el cuarto de Yunho
que él tanto quería que él viese? Sería algo comprometedor? Se mordió el labio
inferior deseando entender. Tendría que usar el hechizo de invisibilidad
nuevamente para entrar. Pues entonces lo haría. No le quedaba otra opción. La
curiosidad podía más en él que cualquier otra cosa.
Había estado pensando
en eso sin notar que Jinki se había sentado frente a ellos repentinamente.
- Hola cómo están?-
dijo él amablemente. - Por qué se sentaron tan lejos?
Jaejoong notó la
incomodidad de Junsu así que decidió hablar él.
- Pues, yo quería
hablar un rato con Junsu, y bueno, él últimamente no se está llevando bien con Min
por lo que supongo no quiere estar cerca de él.
Jinki miró a Junsu.
- Últimamente no se
está llevando bien con nadie.
Los ojos miel del
pelirrojo se fijaron en él.
- Ya basta Jinki.
Déjame solo.
- Necesito hablar
contigo.- dijo el rubio insistiendo. - Por favor...
- Ahora no.- concluyó
el pelirrojo levantándose como el resto de los alumnos.
Las clases ya estaban
por empezar.
Las horas para Jaejoong pasaron lentas e
interminables. Cuando el reloj marcó las tres del tarde se sintió agitado e
impaciente. Se colocó el hechizo de invisibilidad y caminó recordando cada
cruce de pasillos hacia la sala común de Slytherin sin saber que cada paso que
daba era un punto menos a su favor. Estaba adentrándose a un territorio que no
le pertenecía ¿Qué hacía un leon con miles de serpientes alrededor? Podría
morir en el intento.
"Y qué importa
ya? Has llegado demasiado lejos como para retroceder." Pensó observando a
un Slytherin decir la clave.
Corrió entrando tras
de él.
Sí, ya había estado
allí anteriormente; pero nunca en una situación como aquella. La primera vez
que se vio en aquel lugar había estado con sus amigos, y su fin había sido
desquitarse de los degenerados racistas que pertenecían a aquella
repugnantemente ambiciosa casa. Ahora estaba solo, en busca de algo que no
sabía con exactitud qué era, y queriendo entrar en el cuarto de la única
persona que había sido capaz de lastimarlo sin compasión. Sin duda alguna debía
estar loco.
Subió las escaleras
zigzagueantes con muros fríos de piedra. Una vez que estuvo arriba su corazón
dio un vuelto impresionante. La respiración en su pecho se había vuelto agitada
mientras mordía sus labios conteniendo la exaltación que sentía dentro de él.
Justo al final del pasillo una gran puerta de madera reluciente decía con
letras pardas lo siguiente:
Prefecto de Slytherin
Yunho Jung
Justo como en su casa,
a los prefectos les otorgaban una sola habitación. Sabía bien que esas alcobas
tenían un sistema de seguridad que impedía dejar entrar a cualquiera, mas
estando él invisible, aquello no le impedía pasar. Tragó saliva mientras rodeó
la perilla con su mano. Miró hacia tras asegurándose de que nadie estuviera
cerca; seguro les llamaría la atención ver una puerta abriéndose sola. Tomando
aire giró la perilla y entró con rapidez cerrando la puerta tras de sí.
Pegó su cabeza contra
la puerta cerrando los ojos y suspirando. Su respiración se tranquilizaba poco
a poco mientras él ponía su mano en su pecho, autorregulándose. Humedeció sus
manos y abrió los ojos.
Casi no pudo respirar.
Sobre el suelo se
encontraban un sin número de papeles regados. Varios pedazos de carboncillo se
encontraban cerca de ellos como marca de quien había dibujado aquellos
retratos. Sus ojos marrones se humedecieron al ver que cada uno de aquellos
dibujos contenía una misma imagen. Tragó saliva sintiendo cómo miles de ideas
bombardeaban su cabeza como si se tratara de un campo de guerra. Sí, él
dibujaba. Una vez en su cuarto lo había hecho, y había dicho mientras
permanecía sentado junto a la ventana, que dibujaba el bosque prohibido.
"Dibujo todo lo
que me obsesiona, lo que no deja de Rondar mi cabeza ni un solo segundo."
Esas habían sido las
palabras pronunciadas por él aquella noche. En su mente resonaban
constantemente, mientras una lágrima corría por su mejilla sin poder entender
qué era lo que estaba sintiendo en aquel preciso momento
"¿Qué significa
esto?" pensó aturdido mientras observaba cientos de dibujos de él sobre el
suelo.
Jaejoong sentía su
corazón latir incontrolable dentro de su pecho. Se arrodilló en el suelo,
mirando los dibujos en carboncillo que yacían sobre el piso.
"Dibujo todo lo
que me obsesiona"
En uno de ellos estaba
él durmiendo en su cama, otros eran de él mientras estudiaba en la biblioteca;
sentado en el césped, retratos mientras sonreía, en algunos permanecía acostado
semidesnudo, con la cobija Gryffindoriano sobre su cuerpo. Hasta entonces no
había sentido las lágrimas humedecer sus mejillas. Eran cientos de dibujos en
los cuales solo había un tema: él. Estaba en todos los papeles. No podía
comprender absolutamente nada.
Pasó su mano sobre
ellos, sintiéndose más confundido que nunca. Kim Hyun Joong lo sabía, por eso
le había dicho que fuera hasta allí ¿pero cómo? Su cabeza parecía estar a punto
de explotar. Humedeció sus labios y entonces la puerta se abrió.
Sus ojos marrones chocaron
con los pardos del morocho. Yunho cerró la puerta tras de sí mientras
permanecía estático, observando como su secreto quedaba desvanecido. Jaejoong
recordó que el hechizo de invisibilidad era débil, y que seguramente ya se
había terminado. No supo qué decir, permaneció allí arrodillado, mirándolo. El
Slytherin no pudo hacer nada durante varios segundos, pero lentamente, al
descubrir el irrumpimiento de su privacidad pareció enfurecer. Una ira nunca
antes concebida se reflejó en sus pupilas mientras tomaba a Jaejoong del brazo
y lo obligaba a levantarse. Lo agitó bruscamente en el aire, sintiendo cómo
quedaba desnudo, vulnerable, ante la vista de la única persona que tenía el
poder de lastimarlo.
- Qué haces aquí!
Maldita sea! Cómo entraste!
Jaejoong hizo lo
imprevisto. Cortó la distancia entre ambos y rodeó sus brazos alrededor del
Slytherin, abrazándolo con fuerza mientras sollozaba. Yunho no supo qué hacer,
se sentía débil, totalmente descubierto. No, no quería sentir, no debía. Cómo
lo odiaba ¿Por qué disfrutaba tanto de verlo sufrir¿No era suficiente la agonía
a la que él mismo lo había condenado¡Qué más quería? Qué! Por qué tuvo que
entrar! Por qué tuvo que arruinarlo todo!
Jaejoong lo abrazaba
como si no quisiese nunca separarse de él. Las lágrimas caían voluntariamente
mientras trataba de encontrar las palabras.
- Por qué? Por qué si
me quieres te uniste a los mortífagos?- dijo finalmente.
Una voz fría de quien
no se había atrevido a ponerle un dedo encima le respondió.
- Te odio Kim, nunca
te quise.- mintió haciendo uso de todos sus fuerzas.
- Mientes!- gritó él
sin soltarse de él. - Eso yo creí estúpidamente hasta que entré a tu
habitación! Si no me quisieras no me habrías dibujado en todos tus papeles; si
yo no estuviera ocupando todos tus pensamientos jamás los tendrías guardados
aquí!
Yunho permaneció en
silencio durante varios segundos.
- El día en que te
quedaste en mi cuarto me dijiste que dibujabas el bosque por la ventana, pero
ahora veo que mentiste. Tienes un dibujo de mí acostado en mi cama en la misma
posición que estaba aquella vez ¿por qué mientes? ¿Por qué siempre mientes!
- Porque así es mi
vida Jaejoong!- estalló alejándolo de su lado. - Soy un Jung! No puedo sentir
nada hacia nadie y tú me volviste vulnerable! Miento para sobrevivir qué no
entiendes! No tengo la vida perfecta que tú tienes! No quiero llevarte conmigo
a donde voy a ir! No quiero arruinar tu vida! Prefiero verte lejos; prefiero
que me odies tanto como yo te odio. Pero no podría soportar verte sufrir.
- Cómo pudiste unirte
a los mortífagos!
- Lo hice por ti
maldita sea! Todo lo que hago en mi vida desde que empezamos a tener algo es
por ti! No te quiero cerca, qué no lo entiendes? Conmigo solo vas a destruirte!
Jaejoong secó las
lágrimas de su rostro inútilmente, pues más corrían por sus mejillas.
- No me importa; solo
quiero estar contigo
Yunho lo miró con ojos
gélidos.
- Yo no quiero que
estés junto a mí.
El castaño enmudeció
por unos breves segundos, mas pronto sus ojos marrones intensos se fijaron en
él.
- Lo siento, no está
en tus manos decidir qué hago y qué no.
Antes de que el morocho
pudiera responder él cortó la distancia entre ambos y lo besó. Rodeó sus brazos
alrededor de su cuello parándose en puntas para poder alcanzarlo. El Slytherin
no pudo rechazarlo, y al sentir el calor de su boca contra la suya soltó en
gemido, sintiendo como si su perpetua agonía hubiera cedido en aquel preciso
instante. Su lengua penetró la boca del castaño intensamente, demandando más de
él. Sus manos recorrieron su cuerpo con desesperación, quemándolo con cada
caricia. Tenía que tenerlo entre sus brazos, aunque fuera una vez más tenía que
tenerlo.
Jaejoong sintió el
peso de Yunho aplastándolo cuando cayeron sobre la cama. Las sábanas verdes de
Slytherin eran suaves y brillantes. El morocho soltó su boca para hacer un
camino de pequeños mordiscos en su cuello mientras desabrochaba con algo de
impaciencia la camisa del Gryffindoriano. El castaño hizo lo mismo con la
camisa de él arrojándola al piso mientras recorría con sus manos los perfectos
pectorales del morocho. Las manos del Slytherin se posaron en sus muslos
subiendo poco a poco separando sus piernas y acariciando las piernas del chico
sobre la ropa. Jaejoong sintió que moriría allí mismo si él lo seguía tocando
de aquella forma.
"Sí, aquella tarde ambos olvidaron todos los
impedimentos que existían entre ellos; olvidaron que desde el mismo instante en
que nacieron fueron destinados a seguir caminos separados. Queridos lectores,
solo quienes creen firmemente en que lo imposible no existe podrán entender y
captar la esencia de este relato. Precisamente porque nada de lo que sucedió
entre Yunho y Jaejoong tiene sentido, es por lo que confío en que fue
verdadero. Increíblemente, siguen faltando las palabras para describir lo que
ellos vivieron. Y aún con aquel descubrimiento verídico...
Aún así ni Yunho ni Siwon
han expresado con palabras lo que sienten"
Jaejoong abrió sus ojos lentamente. El color rojo
sangre del atardecer traspasaba las ventanas del cuarto Slytherin. Se estiró
cómodamente, sintiéndose feliz, como no lo había hecho tiempo atrás. Él lo
quería, no había duda de aquello. Los dibujos sobre el suelo lo decían todo. Ya
nada le importaba, el simple hecho de saber que no era el único que sentía
dentro de aquella "relación", si así se lo podía llamar, que ambos
llevaban. Sus ojos marrones recordaron que pronto sería la cena en el gran
comedor. Se sentó en la cama y notó que Yunho ya no estaba en ella. Fue justo
en ese momento cuando la puerta del baño se abrió, dejándolo salir ya
completamente vestido.
Jaejoong se cubrió con
la cobija mientras lo observaba con una tierna sonrisa en sus labios. Yunho lo
miró inexpresivamente durante varios segundos, pero poco tiempo después cortó
el contacto visual y caminó hacia la ventana, sentándose en el marco.
Él supo que algo no
andaba nada bien.
La Gryffindoriano lo
observó sin decir nada durante un periodo pequeño de tiempo. La luz rojiza
sobre su piel porcelánica lo hacía ver, ahora más que nunca, como un ser
omnipotente; inmortal. Alguno de los dos tendría que iniciar la conversación, y
por lo visto, ese no sería él.
- Pasa algo?- preguntó
Jaejoong preocupado.
- Tenemos que hablar.-
dijo él mirándolo nuevamente. Sus ojos pardos, glaciales, se clavaban en él
tiernamente, como de quien quiere ser piadoso con su víctima.
Jaejoong humedeció sus
labios y se preparó para lo que venía. El Slytherin seguía observándolo y
sintiendo cómo dentro de pocos segundos iba a verse obligado a dejarlo ir. Sí,
no había otra alternativa. Él jamás podría estar con él, era imposible.
- Jaejoong, nosotros
no podemos estar juntos. No me pidas explicaciones, porque no te las puedo dar.
Mi mundo siempre ha sido muy diferente al tuyo, y solo puedo decirte que lo
mejor que pudo haberme sucedido en mi oscura y perdida vida fue haberte
tenido.- Yunho penetraba sus ojos en los de él, fusionándolos mientras trataba
de hacerlo entrar en razón. – Precisamente, porque eres lo único puro que
existe en mi vida, no puedo permitir que te quedes conmigo.
- Pero yo quiero estar
a tu lado! Déjame estar contigo, es mí decisión!- dijo Jaejoong mientras sus ojos
se humedecían.
- No, no es tú
decisión.- afirmó el morocho. - Tú me diste todo esto, me diste sentimientos y
ahora soy un ser al que desconozco. Al menos antes no sufría, al menos antes no
tenía por quien preocuparme. Ahora estoy condenado Jaejoong, y mi deber es
alejarte de todo aquello que pueda lastimarte. Yo soy eso que puede acabar con
tu vida, y no voy a permitir que te hundas junto a mí.
Yunho caminó hacia la
puerta mas Jaejoong corrió interponiéndose entre la salida y él. Por sus
mejillas ahora corrían lágrimas; no podía soportar la idea de perderlo.
- Por favor, no me
alejes.- pidió manteniendo su voz lo más sólida que podía.
El morocho lo miró
vacíamente.
- Escúchame, porque no
lo diré más; todo lo que haga de ahora en adelante va a ser para protegerte,
para asegurarte una vida tranquila y feliz. Voy a hacerlo, así me cueste la
vida.
- Por eso te uniste a
los mortífagos verdad? No porque quieras ser uno de ellos sino para cuidar que
nada me suceda! Qué estás planeando Yunho! Es peligroso!
- Nada que puedas
saber. Antes no tenía un propósito en mi vida, ahora tengo uno. Jaejoong...sino
te alejas de mí voy a tener que obligarte a hacerlo, y voy a ser radical, me
conoces. No me obligues a serlo.
Yunho esquivó a Jaejoong
y salió. El castaño se sentó sobre la cama y lloró unos breves minutos. Pronto
comprendió que tendría que pensar en algo, pero aquello no se iba a terminar de
esa forma. Él no iba a permitirlo.
Min y Taemin caminaban hacia el gran comedor. Ambos
reían mientras sus risas sonaban por los pasillos de Hogwarts. El pelicastaño
tomó la mano de su novio y lo entrelazó con la suya.
- Así que vas a
estudiar medicina.- dijo sonriéndole. -Interesante…siempre quise tener un novio
enfermero...
Taemin rió cuando él
se acercó oliendo su cuello. Ravenclaw
lo empujó ligeramente.
- Seré Doctor, es muy
distinto. Creo que todas las ciencias humanísticas se me dan bien. He decidido
que el campo de la medicina está abierto para que pueda ayudar a las personas.
Mientras el rubio
hablaba el pelicastaño no dejaba de mirarlo, tal vez él no lo supiera aún, o
quizás nunca lo sabría; pero él lo adoraba. Cada palabra que salía por aquella
boca dulce era un deleite sin fin para todos sus sentidos. El simple hecho de
tenerlo ahí, junto a él, ya era como poseer una obra artística y perfecta. No
había forma de separarse de él. Lo quería demasiado.
- Por cierto.-dijo Taemin.
- Quería hablarte de Junsu...
Min pareció salir de
su ensueño repentinamente.
- No quiero hablar de él.-
dijo suavemente. Le era imposible ser grosero con Taemin.
- Pero yo sí...por
favor, hablemos.- pidió él mirándolo con sus ojos cielo.
El Gryffindoriano
suspiró rindiéndose ante los pedidos de su novio. Ambos pararon de caminar a
tan solo unos metros de la entrada hacia el gran comedor.
- Él no está bien,
necesita de tu apoyo ahora más que nunca. Eres su hermano, no puedes seguir
actuando de la forma en que lo haces...
- No puedo evitarlo Taemin!
Él se me escapa de las manos. Hace lo que quiere y la verdad ya ni siquiera sé
si lo conozco. Actúa contradictoriamente todo el tiempo, permanece en silencio
y regresa a la sala común a la hora que quiere!
- Precisamente por
esto es que debes entender que si Junsu actúa de esta forma es porque está
sufriendo.
Min se quedó callado
ante semejante revelación. Jamás se le había cruzado aquella idea por la
cabeza. Ahora su novio parecía entender más de lo que él jamás podría llegar a
comprender.
- Su dolor es tan
grande que no se siente capaz de compartirlo.- continuó él. - Lo que hace que
se sienta solo, incomprendido. Min, por eso se alejó de nosotros. Toda esta
actitud es una protesta, la forma en la cual descarga todo ese sufrimiento. Lo
que menos necesita ahora es a un sermoneador; necesita un hermano...
Las palabras de Taemin
llegaron claras y puras a sus oídos. Por primera vez fue capaz de comprender lo
que realmente estaba sucediendo sin que su explosivo carácter lo cegara.
Respiró profundamente y besó a su novio en la frente.
- Tienes razón,
gracias.
Taemin sonrió.
- No es nada.
Ambos se tomaron
nuevamente de la mano y al caminar hacia la entrada del gran comedor se toparon
con Jaejoong, quien se dirigía precisamente al mismo sitio.
Junsu se sentó en la mesa y comenzó a comer un filete
de pollo con papas asadas con jugo de calabaza. Yoochun lo miraba desde algunos
puestos atrás sin poder quitar su mirada de encima del chico. Se estaba
volviendo loco ¿cuánto más iba a durar toda aquella tortura¿Por qué no podía querer
a Jinki ? No lo comprendía. Fue entonces cuando observó a su novio levantarse y
caminar hacia el pelirrojo.
Jinki se sentó frente a Junsu y ésto dejó de comer.
Sus ojos se fijaron en los miel del pelirrojo mientras tomaba aire.
- Ahora sí podemos
hablar no?
- Supongo.- respondió
Junsu con sequedad.
El rubio rió
sarcásticamente.
- Me odias no es así?
Puedo saber qué hice para que me detestes tanto?
Los ojos de Junsu se abrieron
impactados.
- Odiarte? Jinki jamás podría odiarte! No digas
irracionalidades por favor.
- Entonces por qué te
has empeñado en alejarte de mí y en tratarme cómo lo has hecho?
Junsu dio un respingo
y pasó una mano por su cabello mandándolo hacia atrás.
- No solo te he
alejado a ti, sino a todos. Y si te he tratado mal perdóname, pero es que hay
veces que tanto tú como Changmin superan los límites de mi paciencia. Necesito
estar solo, tengo problemas personales qué resolver y para ello tengo que
alejarme. Si eres un buen amigo respecta mi decisión y deja de acosarme con
tantas preguntas…por favor, te lo suplico.
Jinki miró hacia la mesa de Ravenclaw y notó que
Paul leía el periódico sin hablar con nadie mientras algunos chicos suspiraban
cerca de él. Volvió a fijar sus ojos en Junsu y habló:
- Lo entiendo, no voy
a molestarte más con nada de esto. Pero me preocupa que tu compañía en estos
tiempos de problemas sea Paul, precisamente él, quien tiene una actitud
desfavorable.
- No tiene una actitud
desfavorable. Él es de las mejores personas que he conocido. Mejor no empecemos
con esto nuevamente...
- No quiero discutir,
es lo que menos deseo. Pero por favor, si vas a tener algo que ver con Paul,
piénsalo bien. Es una gran persona pero me temo que te está influenciando a que
hagas todas estas cosas...
- Jinki, no soy un ser
débil y vulnerable al que se puede influenciar así como así. Soy cambiante, es
verdad, incoherente y muchas veces puedo parecer tener múltiples
personalidades. Pero sabes qué? Soy yo, y no voy a cambiar. Ahora no estoy
pasando un buen momento en mi vida y necesito espacio. ¡por favor, no
interfieras...quiero respirar!
En ese momento
Jaejoong se sentó cerca de ellos.
- Todo está bien?-
preguntó esperando no haber importunado.
- Sí, todo bien.- dijo
Jinki sonriendo con algo de confusión en
su rostro.
Fue entonces cuando lo
terrible sucedió.
"¿Cómo
identificar el mal? Sí, podemos sentirlo; hiela nuestra sangre y nubla por
completo nuestra mente. Los sentidos se quedan enfrascados y comienzan a asfixiarse
mientras en una lucha interna se trata de identificar al atacante. Sí, lo
podemos sentir ¿pero lo podemos ver? No, por que el mal es invisible. Se
camufla todo el tiempo, obteniendo distintas apariencias ¿Cómo defenderse
entonces? ¿Cómo no salir lastimados? Me temo, mis queridos lectores, que es
imposible. Porque el peligro nos rodea constantemente, y sus garras pretenden
destruirnos hasta que no quede nada de lo que alguna vez fuimos. Es por eso que
en la vida solo sobrevive quien está alerta, quien sabe defenderse...
Quien no se deja
aplastar"
(Reflexión acerca del mal, cortesía de un lindo bambú que había en el
cuarto de mi beta)
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