" Yo que besé el cielo y con ambas manos lo destruí"

martes, 28 de febrero de 2012

Destiny. Cap. 24 – Preparación

Hola mis reinas hermosas, decidi subir actu y hacerlas felices (la autora ya se loqueo) porque entiendo que la vez pasada las deje mucho tiempo sin actu y la culpa me carcomio estos dias.
Gracias a las que lo siguen y todo mi cariño a las que comentan eso alienta a seguir. Asi sea un simple me gusta me hacen feliz.
 Todo mi corazon para Paola, Scensis, My love Ru y para Poleth, ame sus comentarios cofcofbibliascofcof -se emociona- Este capitulo va para ustedes. 

 Cualquier duda me la dicen en comentarios, a leer ^^

Cap. 24 – Preparación 

Lo odiaba, cuánto lo odiaba.
Jaejoong desabrochó el botón de su pantalón y lo dejó caer. Tomó el pijama de vaquitas y se lo puso encima. Le quedaba bastante grande, pero así le gustaba; dormía mucho más cómodo.
- Veo que ya no tienes miedo de desnudarte delante de mí.- dijo Yunho por fin logrando articular palabras.
El castaño pasó dos veces el cepillo por su cabello y caminó hacia la cama.
- No. Da igual, de cualquier forma ya me has visto ¿no es así?- dijo él.
- ¿Por qué me besaste? - preguntó Yunho repentinamente. No era su estilo ir por las ramas así que fue directo.
- No lo sé. ¿No quieres que lo haga?- dijo él acostándose.
- No se trata de eso y lo sabes bien.- dijo Yunho molesto.
- ¿Hice algo malo?- dijo él mirándolo.
- ¡No!- dijo él exasperándose. - Es solo que...no lo entiendo.
- ¿Quieres que terminemos lo que sea que tenemos?
- No.
- Entonces no te cuestiones tanto. Si yo lo hiciera, no estarías aquí.- dijo él ingeniosamente mientras se cubría con una sábana. Pero entonces pareció recordar algo. - ¡Lo olvidé también!
Jaejoong se levantó y corrió hacia una montaña de libros que tenía en una mesa. Revisó por título y dio un suspiro de alivio.
- Creí que había olvidado...
Pero cuando se volteó Yunho estaba ya tomándolo por la cintura y lo pegaba contra sí besándolo con fuerza, como si lo hubiera deseado desde hace mucho tiempo atrás sin poder tenerlo. Sus manos lo pegaron tanto contra su cuerpo, que el castaño creyó por un momento desfallecer ante la imposibilidad de respirar correctamente. Sus frías manos recorrieron su cuerpo mientras él temblaba ante el tibio aliento del morocho contra su rostro. Su lengua penetraba su boca intensamente mientras lo guiaba poco a poco hacia la cama. Ambos cayeron en él y fue entonces cuando el Gryffindoriano de un salto se levantó y miró al morocho que algo frustrado lo observaba tendido en la cama.
- ¿Y ahora qué!- dijo Yunho obviamente fastidiado.
- Nada, es solo que no quiero.
- ¿Qué?
- No quiero.
Yunho Jung sintió aquello como si le hubieran clavado un puñal en el pecho y luego cremado en una hoguera. Era la primera vez que alguien lo rechazaba, con el estúpido argumento de "no quiero". Se sintió confundido, y no pudo hablar durante varios segundos los cuales no supo precisar. Cuando por fin pudo hablar, no estuvo seguro de expresar lo que realmente quería decir.
- ¿Por qué! - dijo él.
- Porque aún no supero psicológicamente el que me hubieras comparado con tu novio, y que simultáneamente te refirieras a mí como "otro" más de tus amantes. Quiero olvidarlo, pero dame tiempo; va a costar más que solo 24 horas.
- No lo dije enserio.
- Solo lo dices porque quieres acostarte conmigo.
- No es así.- dijo el morocho fijando sus ojos pardos en los marrones intensos del castaño. - No miento. Estaba enojado, no quise compararte.
- Está bien, lo sé.- dijo él mientras se sentaba en la cama. - No me interesa si crees que Ryeowook  es superior a mí, porque sé quién soy y sé que tu novio no me llega ni a los talones. En cuanto a decirme que soy el otro, tampoco me ofende, porque lo soy.- dijo él brillantemente, mirándolo con algo de astucia. - Pero el hecho de que me lo hubieras dicho tú, precisamente, fue bastante molesto. Mi orgullo sigue herido así que, siéntete afortunado de estar por lo menos compartiendo el mismo aire conmigo.
Yunho suspiró y miró al techo acostado sobre las mantas. Si hubiera podido decirle que no solo lo consideraba mejor que Ryeowook , sino que todas las personas que invadían Hogwarts, entonces tal vez el orgullo de Jaejoong se hubiera visto reparado. Sin embargo calló, y dejó que el silencio dijera lo que quisiera.
Jaejoong se acostó y tomó las sábanas cubriéndose por completo hasta la nariz, la cual dejó afuera como acostumbraba. Yunho se quedó observándolo varios minutos, sin saber bien en qué momento había perdido toda la cordura. Besó tiernamente la nariz de Jaejoong y él sonrió bajo las mantas.
- Quédate.- dijo él suavemente, casi en un susurro. - Duerme aquí.
Yunho no dijo nada, pero él supo que aquella noche se quedaría.


Ryeowook  entró en histeria aquella noche, en la cual entró al cuarto de su novio y no lo encontró. Comenzó a gritar y a lanzar cosas sobre el armario que el morocho siempre mantenía con candado gritando injurias. Leeteuk y Hangeng, quienes compartían la habitación de al lado despertaron y corrieron hacia allá. Leeteuk tomó a Ryeowook  obligándolo a parar.
- ¡Tranquilízate¡¿Te has vuelto loco!- gritaba Leeteuk mientras Hangeng reía estúpidamente en el marco del puerta.
- ¡Sí¡Adivinaste lacayo! ¡Estoy loco! ¡Jung me ha vuelto loco!- gritó entre llanto.
- Ryeowook …
- ¡No está¿Dónde mierda pasa las noches que no está conmigo! Sé que lo sabes Leeteuk¡Habla¡Eres un maldito sirviente de él¡Hasta le besas los pasos así que debes saberlo!
- ¡Y por supuesto que lo sabe!- dijo Hangeng riendo. - ¿Seguro que quieres saber el pequeño secretito que guarda tu novio?
Leeteuk corrió hacia Hangeng y volvió a golpearlo en el estómago, haciendo que sangrara por la boca.
- ¡Eres un maldito Hangeng! ¡Tú no sabes ni mierda de este asunto!- gritó y luego se dirigió hacia la morena. -¡No lo escuches! ¡Él está furioso porque ya no pertenece a nuestro grupo! ¡Yunho lo sacó por cobarde y desleal! ¡Ahora solo quiere perjudicarnos!
- ¡Entonces habla tú!- gritó Ryeowook . - ¡Sé que lo sabes!
- ¡Él se prepara!- exclamó Leeteuk diciendo lo primero que se lo vino a la cabeza. - ¡Está preparándose para la prueba final del Señor Oscuro! ¡Para ser mortío Ryeowook ¡Lleva meses en ello y tú te pones histérico por nada!
Ryeowook  pareció tranquilizarse y sentirse avergonzado. La excusa, en verdad, era perfecta. Leeteuk se sintió más que satisfecho con él y de haber podido hacerlo, se hubiera fabricado un altar por tan grandiosa idea.


Jaejoong despertó y abrió lentamente sus ojos marrones. Nuevamente, aquel ángel caído dormía a su lado. Su piel, extremadamente blanca, y su frente, cubierta por desordenados cabellos negros lo obligaron a quedarse quieto, observando aquella creación casi perfecta.
"Casi..." pensó mientras se levantaba y miraba el reloj. Pronto sería tiempo de la partida del tren hacia Hogsmeade. Tenía que prepararse de inmediato, lo sabía.
Al poner el primer pie fuera del cama una mano lo tomó intuitivamente por la muñeca con decisión, mas con sutil delicadeza. Volteó y se chocó con aquellos gélidos ojos pardos de siempre.
El ángel había despertado.
- Qué haces?- preguntó el morocho.
- Me voy a bañar. Tú debes irte ya, pronto tendremos que ir a Hogsmeade.
Yunho lo miró fijamente sin soltarlo de la muñeca.
- Estás demente, ni tú ni yo iremos a ese viaje.
Jaejoong lo miró estático. No comprendía lo que el Slytherin pretendía, pero ya podía pronosticar una fuerte discusión entre ambos.
El castaño se levantó soltándose de él y con voz interrogante le preguntó:
- ¿Y si puede saber por qué no iremos a Hogsmade?
- Ayer no regresamos al pasado, debemos hacerlo ahora.- agregó el morocho con algo de mal humor
- Pues lo hacemos en la noche.- arguyó él.
- Imposible.- discutió él levantándose y colocándose la camisa.- Sabes que los viernes no puedo.
- Pues no estoy supeditado a tus horarios Jung.- dijo él. - Acabo de reconciliarme con las únicas personas que se preocupan por mí en este lugar y pienso aprovechar el día. Carpe diem! Yo iré!
Jaejoong dio la vuelta para meterse al baño. Fue entonces cuando sintió que una mano lo tomaba por el brazo y lo obligaba a pegarse contra la pared. Yunho lo aprisionó con su cuerpo y sus alientos se chocaron formando un solo ser mientras que sus miradas desafiantes estaban fijas en una guerra sin ganador.
- Jaejoong.- le dijo, por primera vez. - Harás lo que te diga.
- No lo haré.- dijo él aparentando que no le había sorprendido en lo absoluto el que la hubiera llamado por su nombre. - Y no estás en condiciones de obligarme a nada.
Yunho sintió aquellas palabras clavarse como dagas en su pecho. Él lo estaba extorsionando, aprovechándose de la culpa que sentía por haberlo tratado tan despectivamente el día anterior. Era cierto, no estaba en condiciones de obligarlo a nada. Pero no era eso lo que realmente le dolía; no se trataba de tan solo el saber que poseía poco poder sobre el castaño, también era por ellos...
Park y Shim
La noticia de su reconciliación había sido como dos golpes en su estómago sin piedad. Se había acostumbrado a poseerlo completamente; a no tener que compartirlo con nadie. Ahora, para su pesar, todo comenzaba a cambiar. Los malditos Gryffindorianos habían vuelto para complicarle la vida. Los odiaba. No los quería cerca de él por ningún motivo. Siempre se habían creído con más derecho sobre él, pero ahora las cosas eran distintas; Jaejoong le pertenecía, era suyo y de nadie más. Su voz, su sonrisa, su mirada, su cuerpo, su aroma...todo, absolutamente toda él y sus componentes tenían que dedicarse a él. Y ahora, ahora él se refería a ellos como..
"Los únicos que se preocupan por mí en este lugar"
Sí, él sabía que aquellos infelices ocupaban un lugar muchísimo más que importante dentro de la vida de Jaejoong. Si tan solo él supiera que él lo quería y deseaba en tantas miles de formas que sus "amigos" jamás podrían igual ni él imaginar, entonces tal vez no estaría retándolo con aquella mirada altiva y orgullosa de quien cree haber ganado una batalla.
Yunho se alejó de él y se vistió con rapidez insólita. Antes de irse se volteó para observarlo detenidamente.
- Haz lo que quieras.
Y con esto se fue


Junsu Shim entró a un compartimiento del tren vacío. Había esquivado a sus amigos para poder asegurarse en soledad durante el trayecto. La verdad era que estaba en un total estado de melancolía, odio y rencor, por el cual la compañía de otras personas no le habría sentado nada bien.
Junsu era el tipo de chico que disfrutaba plenamente de sus momentos en soledad. Muchas veces, cuando el dolor de su alma superaba cualquier medida dentro de lo tolerable, prefería estar con sus amigos y así olvidar la crisis interna con la cual luchaba diariamente.
Desde el día de su nacimiento, hasta sus actuales 16 años, el pelirrojo había sido intenso y apasionado en cada una de las cosas que hacía, decía, sentía o creaba. Precisamente era esa intensidad que lo caracterizaba la que lo hacía vivir en el borde del abismo casi todo el tiempo. En varias ocasiones había maldecido el ser tan "melodramático" como lo catalogaban sus hermanos. Y es que él, por cada paso que daba, experimentaba un desbordamiento total de emociones e ideas. Era exagerado, como una pintura barroca en su máximo esplendor. Lo sabía, y lo detestaba. Odiaba su condición con tanto fervor que solo le recordaba desgarradoramente el mismo hecho de su desbordante personalidad. Tal vez, si no hubiera adquirido tales características no se encontraría sufriendo del manera que ahora lo hacía.
Una de las razones por las cuales en definitiva se había alejado de sus amistades en aquel viaje era por que no se encontraba con ánimos como para fingir felicidad que actualmente no sentía. Odiaba tener que actuar delante de los demás. Tampoco quería escuchar a Jinki  hablar sobre lo fantástico de novio que había resultado Yoochun, porque entonces, literalmente, tomaría su varita y se auto lanzaría un Avada Kedavra.
"Otra vez exagerando!" pensó con rabia mientras sacaba su carpeta negra de cuero. Al abrirla, un montón de hojas se vieron perfectamente organizadas. Sacó el bolígrafo que su padre le había obsequiado para navidad y comenzó a escribir.
Por primera vez en el día se sintió en paz.
Escribir era como una terapia que lo ayudaba a deshacerse un poco de todas aquellas ideas y emociones que constantemente lo rodeaban y obligaban a huir de sí mismo. Era fantástico lo que un pergamino y una pluma podían hacer.
Observó cómo el tren comenzó a moverse y sonrió al ver la nieve caer ligeramente sobre el cristal de su ventana.
Tal vez aquel día solo no sería tan malo como creía.


Jaejoong rió ante el comentario de Changmin. El tren había arrancado no menos de cinco minutos atrás. Yoochun reía también ante la astucia del pelicastaño mientras Dean y Jonghyun parecían decirse cosas graciosas al oído.
Fue entonces la puerta del compartimiento se abrió y Jinki  entró.
- ¿Lo encontraste?- preguntó Jonghyun.
- El rubio se sentó junto a Yoochun con una expresión notablemente molesto.
- No.- dijo él. - Es muy hábil seguro puso un hechizo de invisibilidad temporal de las puertas de los vagones. Aprovecha que yo no tengo idea de cómo usar esos hechizos.
Min rió.
-Déjalo, Junsu es un histérico y necesita su espacio.
Jaejoong le dio un ligero golpe a Min y lo miró secamente.
- Esto es más serio que tan solo "histeria" Min.- argumentó la rubia. - Ha estado actuando de una forma extraña durante todo este tiempo.
- A qué te refieres?- dijo Dean
Yoochun miraba por la ventana sin decir nada, y nadie se percató tampoco de su aparente falta de interés en el tema.
- Te lo explico.- dijo Jonghyun. - Junsu siempre ha sido un espécimen extraño. Un día le dan esos ataques en los que odia a toda cosa que tenga vida y otros, por el contrario, amaba la existencia en sí. Él es así de cambiante y lo sabemos. Digamos que en este tiempo se ha quedado estancado en esa etapa que mencioné anteriormente de que odia a todo lo que se mueva a su lado. Ya casi no habla con nosotros, nos huye. Se le pasa solo y desaparece todo el tiempo.
- Exactamente!- exclamó Jinki.- Me está enfermando toda esta situación! No sé qué diablos le pasa! No sé si es que se considera "demasiado" como para estar con nosotros o si en definitiva se volvió loco!
Jaejoong permanecía en silencio. Él sabía perfectamente que Junsu tenía sus razones para estar en decidida "guerra" con la vida. No lo apoyaba, pero sabía lo que era estar en una crisis existencial, y sabía también que la única forma de superarla era sacando todo el veneno interno. Lamentablemente, eso era algo que solo él podía hacer, y solo.
- Como sea allá él.- dijo Min sacando el tablero de ajedrez. - Yoochun, te doy la oportunidad de vencerme por primera vez en tu vida.


Yunho se sentó mientras proseguía su charla con Leeteuk.
- De cualquier forma no mentiste.- dijo el morocho.- Es cierto que me preparo, pronto me uniré a los mortífagos.
- Me preocupa Hangeng.- adhirió Leeteuk.- Ese imbécil sabe más de lo que debería. Ya parece haberse transformado en nuestro enemigo.
- Tengo que aceptar que me equivoqué con él.- dijo Yunho viendo por la ventana. Fríos copos de nieve caían sin cesar.- Creía que podía ser de confianza cuando lo integré al grupo.
- Pues es un desleal inservible.- dijo obviamente fastidiado por el tema - Yunho rió falsamente.
- Al menos ellos sí son fieles.
- No les da la cabeza como para traicionar a nadie.- inquirió Leeteuk.- Jung, no quiero meterme en tus asuntos, ya lo sabes bien. Es solo que no comprendo por qué arriesgas todo y sigues viéndote con un...bueno...con Kim.
- No quiero hablar sobre ello.- dijo Yunho cortante.
- ¡Jung, es un sangre sucia!
- Ya lo sé!
Leeteuk se quedó callado. Jamás lo comprendería. Jaejoong Kim era simplemente desagradable. No entendía qué era lo que el Rey de Slytherin pretendía con aquel juego.
La puerta del compartimiento se abrió dejando entrar a un moreno exuberante. Ryeowook  fijó sus ojos en Yunho. Leeteuk supo que debía irse.
- Voy a buscar aalguien.- dijo mientras salía.
Yunho miró por la ventana pretendiendo que él no estaba allí. Ryeowook  entendió el gesto y le dolió profundamente.
- Creo que es obvio el hecho de que nos hemos distanciado bastante últimamente.- dijo él.- Pero sé que no ha sido mi culpa.
- Ahora me culpas?
- Quién es él!- exclamó.
Yunho se quedó en silencio. Era inútil seguir negándolo. Ryeowook  no era tan estúpido, y además, no se lo merecía después de todo. Lo mínimo que podía hacer era ser lo más honesto que su conciencia roída le permitía.
- Qué importa quién es? Crees que si te lo digo algo cambiaría?- dijo él fijando sus ojos en él nuevamente. - Lo que importa realmente es que, algún día, nos casaremos. Eso nadie lo va a cambiar.
- Ya no estoy tan seguro de ello.- dijo Ryeowook .- Cada vez te reconozco menos. Es como si te alejaras de mí todo el tiempo.
Yunho miró por la ventana tan solo unos segundos antes de volverse a él. Iba a hacerle una pregunta que lo estaba martirizando constantemente.
- Crees que he cambiado?
Ryeowook  lo pensó por varios segundos aunque ya sabía la respuesta. Yunho esperaba con ansias las palabras de su novio, tratando de descubrir qué le había pasado al Jung de hace algunos meses.
- No, no has cambiado; y sin embargo...ya no te siento igual.
Aquella frase contradictoria tenía mucho significado. Yunho supo que describía perfectamente su estado actual. Miró a Ryeowook  y le señaló el asiento a su lado. El moreno caminó y se sentó junto a él.
Así estuvieron el resto del viaje.


Junsu tomaba su taza con chocolate caliente y aspiraba el aroma que ésta despedía mientras miraba por la ventana. Aunque el viaje a solas lo había tranquilizado un poco y el dolor había cedido, ahora sentía cómo la angustia y la rabia se apoderaban de él. No podía entenderlo ¿De dónde provenían todos aquellos sentimientos? ¿Era acaso alguna frustración escondida? Odiaba no poder entenderse en lo más mínimo ¿Por qué tenía que ser tan complicado? Nuevamente deseó ser otra persona mientras tomaba más chocolate. En ese preciso momento la puerta del compartimiento se abrió.
Junsu fijó sus ojos miel en el chico que había acabado de entrar. Su cabello era de un castaño fuerte y su piel notablemente bronceada. Sus ojos, de color aceituna, dejaban ver una personalidad enigmática y algo abrumadora. No tenía el uniforme, por lo que tratándose de cualquier otra persona él no lo habría reconocido jamás. Lamentablemente, siendo amigo de Jinki , conocía a los más apuestos del colegio con tan solo tenerlos en frente. Paul Chiller, de Ravenclaw, había sido uno de los tantos amoríos del rubio. Sin embargo, a pesar de que Jinki  había asegurado que era el hombre perfecto, había terminado engañándolo con otro más. El Gryffindoriano sufrió durante meses mientras a él parecía ni importarle el hecho de que él lo había dejado por eso. Todo un canalla. Pero eso no le quitaba lo adorable que era tan solo verlo.
Junsu levantó una ceja algo interrogante mientras él cerraba a puerta del compartimiento.
- Sabes? Puse un hechizo en la puerta para que los que pasaran pensaran que estaba vacío.- dijo el pelirrojo con un tono algo rudo. - En otras palabras; llegué primero y no quiero a nadie aquí.
El chico lo miró altivamente con una sonrisa creída en sus labios.
- No veo tu nombre en él.- dijo el Ravenclaw mientras astutamente se sentaba frente a él. - Y en el caso de que lo estuviera, no sé tu nombre así que no lo reconocería.
Junsu lo vio con rabia mientras él miraba por la ventana y se quedaba en silencio, sentado, esperando al fin del viaje. Precisamente por Jinki  sabía que se trataba de un chico enigmático, tremendamente misterioso y de pocas palabras. Su amigo le había asegurado que, aunque no era muy elocuente, cada palabra que pronunciaba era la precisa. Algo que le intrigaba al pelirrojo era que, siendo tan apuesto, no fuera popular ni mucho menos. Muy pocas veces se lo veía acompañado de alguien. Siempre andaba solo, con sus libros y observando a los demás con superioridad desmedida. Taemin, quien pertenecía a su casa, decía que los chicos se morían por él todo el tiempo, y él, no era un santo que los despreciaba.
- Haz lo que quieras.- dijo Junsu mientras seguía escribiendo en su carpeta.
Paul seguía sentado y ni se inmutó por las palabras del pelirrojo. Normalmente, nada captaba la atención del Ravenclaw, mas el pelirrojo lo había hecho en cuestión de segundos. Había algo en él que él había visto en algún otro lugar y no lo recordaba. Él era una chico simple, y eso de cierta forma le gustaba. Era difícil encontrar personas así en Hogwarts. La mayoría, se bañaba en maquillaje o en ropa de marca como si eso comprara su inteligencia perdida. Le fastidiaba no poder recordar dónde lo había visto antes.
Analizándolo, con tan solo un par de miradas había notado una personalidad introvertida. Él confiaba en sus instintos, y algo le decía, en el fondo de su ser, que aunque el pelirrojo frente a él parecía no tener nada fuera de lo común; estaba terriblemente equivocado. Sin embargo, prefirió seguir siendo un completo enigma y permaneció callado en todo el trayecto.


Jaejoong, Yoochun y Changmin iban juntos corriendo hacia Zonko, detrás de ellos, Jinki, Jonghyun y Dean trataban de alcanzarlos. Taemin se había excluido al salir y encontrarse con su tía quien lo invitó a tomar unas cervezas de mantequilla a las cuales le fue imposible negarse. El día comenzaba a cobrar vida mientras el sol parecía querer derretir la nieve que había cubierto el suelo y los tejados de las tiendas. Había un ambiente fresco y bastante divertido del cual nadie quería dejar de participar.
Jaejoong entró a la tienda con sus amigos. Todos estaban emocionados viendo varias bromas de las cuales ya elegían cuáles comprar. Él reía contento cuando de repente, sus ojos marrones chocaron a través del cristal de la vitrina, con unos pardos fuertes. Yunho estaba afuera acompañado de su grupo, como siempre. Ryeowook  iba abrazada al brazo de su novio con decisión, como marcando patéticamente su territorio. Jaejoong había quedado atrapado en esos ojos fríos y jamás hubiera logrado despegarse de ellos de no ser que el Slytherin volteó la mirada y se alejó de la tienda.
"Se fue..." pensó él con un nudo en la garganta. "Estaba con él..."
Jaejoong ya sabía muy bien que Ryeowook  era el novio oficial de Yunho, pero él sabía que no lo quería. Podía sentirlo. El morocho nunca decía nada, parecía mantener sus sentimientos cautivos en una caja fuerte; sin embargo, había algo dentro de Jaejoong que le decía, que le gritaba, que él lo quería a él. Si no era así¿Entonces por qué siempre Yunho volvía a sus brazos? Tenía que ser cierto, y aunque en el fondo lo sabía, necesitaba oírlo de sus labios. No lo lograba todavía; todavía no conseguía descifrar el enigma que era Yunho Jung. Eso lo atormentaba.
- Jaejoong! Ya vámonos.- dijo Yoochun llamándolo desde la puerta. El castaño asintió y lo siguió.


Junsu se sentó sobre una piedra. Miró a su alrededor y se sintió aliviado. Había estado buscando durante horas un lugar solitario, donde nadie estuviera gritando emocionado por la visita a Hogsmade. Por un breve momento creyó haberse rendido, y entonces recordó aquel castillo al cual todos creían embrujado. Nadie iba hacia ese sector. No había tiendas, ni sectores que causaran mucha diversión por lo tanto muchos lo evitaban.
Era el lugar perfecto.
Desde la piedra observó el castillo. A él le parecía hermoso, tétrico, pero hermoso. Muchos decían que estaba en decadencia, pero Junsu creía que estaba en sus mejores años. Las cosas antiguas, especialmente los castillos, tan solo lograban captar las miradas cuando se mantenían en pie durante varios años. Para el pelirrojo, aquel era sin duda una pieza arquitectónica de gran valor cultural. Había estudiado la historia de aquel castillo una vez que Jaejoong le había sembrado la duda, y ésta era muy buena.
Respiró profundo y sintió que estaba acompañado. El delicioso sentimiento de soledad se desvaneció rápidamente cuando volteó y sus ojos chocolate chocaron con unos aceituna que lo observaban no muy lejos.
- No tienes algo mejor que hacer que perturbar los lugares que elijo para estar solo y alejado de la sociedad?- dijo Junsu incrédulo ante su mala suerte.
Paul esbozó una media sonrisa y caminó hacia él.
- El sarcasmo no se te da así que déjalo.- dijo mientras metía sus manos en los bolsillos. - En qué año vas? Cuarto?
- Sexto.- corrigió Junsu molesto. - Pero mi paciencia llega hasta dos veces que me hacen lo mismo. Así que, si te vas a quedar, entonces voy a irme.
El pelirrojo se levantó y caminó en dirección opuesta cuando la voz de Paul lo obligó a pararse en seco.
- "Ojos negros soledad..."
El corazón del Gryffindoriano creyó pararse indefinidamente al escuchar la primera frase de un poema que había escrito en las vacaciones. Quiso hablar, pero su voz había desaparecido y ahora su garganta parecía causarle dolor continuo. Se volteó lentamente para ver al Ravenclaw sosteniendo un pergamino que reconoció de inmediato.
Paul levantó una ceja y sonrió victoriosamente.
- "Ojos negros soledad,
Pareceres distinta y fría,
Tus pulmones se hicieron de piedra,
Y tus pasos lentos e invisibles.
Una sonrisa vana y falsa, fabricada con odio, se dibuja venenosa en ti.
Ríe,
Llora,
¡Oh niña, haz algo!
Porque la muerte de a poco va carcomiendo tu alma.
Pronto tu piel se hará polvo,
Y de acero se volverán tus alas
¿Quién te extrañará, oh Diosa de las letras?
¿Quién te sacará del lodo?
Tú que besaste el cielo y con ambas manos lo destruiste
¿Pretendes morir sin ser condenada?
Cuando el coro de ángeles exiliados cante tu nombre...
¿Voltearás a verlos?
Nadie se negará a tus egocéntricos caprichos;
Pero tal vez yo lo haga.
Eres todo lo absurdo,
Una figura abstracta que infecta mi destino.
¿Quién eres tú para decirme cómo he de vivir?
¿Qué quieres de mí!
Si te lo he dado todo ya,
Tal vez ahora me niegue.
Divago entre sombras,
Siempre tratando de huir de ti.
Porque eres arte,
Y me lastimas.
Mi otro yo,
Me está ahogando.
Y tú,
Sentada,
Ves como muero,
Mientras lo seco, recorre tu alma."
Junsu no lograba articular palabra. Sus nervios lo empezaban a traicionar mientras miles de ideas Rondaban por su cabeza ¿Cómo consiguió robarle el poema? Estaba seguro de haber tenido su carpeta con él todo el tiempo ¿Qué había sucedido entonces?
- Me alegro de que resultaras lo suficientemente descuidado como para dejar caer de tu carpeta este poema, de no ser por eso, jamás me hubiera enterado de tu talento y seguramente hubiera votado en contra...
Junsu aún no entendía absolutamente nada, y se confundió aún más cuando observó a varias personas salir del castillo mientras comenzaban a formar un círculo alrededor de él. Sí, reconocía a bastantes de ellos. Estaban en el colegio! Habían Hufflepufs, Gryffindors y Ravenclaws.
- No te asustes.- dijo un chico de cabello negro y rizado. - Paul es solo uno de nuestros integrantes.
- Dame mi poema!- dijo Junsu ofendido. - Es algo privado!
Paul se lo entregó y él lo tomó groseramente. No entendía nada pero aquello no le estaba gustando.
- Eres un engreído retraído.- dijo Paul molestándose. -Si estás aquí es solo porque tienes talento, me caigas bien o no hay que reconocerlo.
- Quiénes son todos ustedes?- dijo Junsu confundido.
- Quienes somos?- dijo un chico de Hufflepuf, también había salido con Ryeowook . - Somos los grandes, el talento de Hogwarts reunidos ante ti Junsu Shim. Somos los que conocemos la realidad y la sabemos plasmar en un papel; los que ven más allá de las paredes simples que se empeña la sociedad en poner frente a nuestros ojos; los que están dispuestos a quedar ciegos, pero no mudos; esos somos Los poetas de babel
Junsu era incapaz de pronunciar palabra coherente. Había escuchado ya rumores de una supuesta organización secreta en Hogwarts, creada por alumnos con talento literario durante siglos atrás. Pero también había escuchado que se había disuelto durante la época del Señor Oscuro. No podía ser que siguiera funcionando...
¿O sí?
- Junsu, es así de simple.- dijo Anabel Gym, un chico de Gryffindor que estaba en cuarto curso. - Los poetas de babel somos todos nosotros. Solo elegimos a un integrante más para que se integre a nuestra asociación cada año, y por supuesto, debe ser alguien desbordante en talento, como todos nosotros...
Ante éste comentario todos rieron, obviamente, sabiéndose dignos de pertenecer a la organización.
- Creí que la asociación se había disuelto en los años de...- dijo Junsu, pero fue interrumpida por un jugador de Ravenclaw.
- De quien no debe ser nombrado?.- agregó él. - Pues sí! Los mortíos mataron a todos los integrantes de esa época, porque hablaban demasiado. Pintaban en las paredes del colegio ideas "rebeldes" que incitaban a todos a tener el valor de luchar contra ya sabes quien.
- Quién? Lee Soo Man?- dijo Junsu y ante éste simple nombre muchos palidecieron.- Para ser los "rebeldes" de Hogwarts son bastante temerosos.
Paul sonrió. Y Adrián, el actual presidente se dirigió a él.
- Eres perfecto. Nos encantaría tenerte de integrante.
Se produjo un silencio sepulcral el lugar. Junsu observaba a todos los presentes algo curioso.
- Todos aquí, saben escribir?- preguntó.
- Todos. Y somos los mejores en ello.- dijo uno.
- Y qué hace esta organización secreta, si nadie sabe de él?
- Precisamente, todos, ignorantes ante la grandeza del talento que nos ha sido otorgado, se mantienen fuera. Nosotros, nos reunimos todos las noches en una cabaña que se encuentra en el bosque oscuro. La creamos solos.- dijo Paul. - Escribimos, y leemos poemas que realmente valgan la pena. Nuestro trabajo es discutir sobre los problemas dentro de Hogwarts, y marcar la diferencia en ellos.
- Fueron ustedes los que, hace unos años atrás pintaron en las paredes los nombres de los famosos escritores románticos del época?
Todos rieron.
- Algunos de nosotros.- respondió Adrián. - La mayoría que ves ahora frente a ti son nuevos. Cada año innovamos.
- Y cómo hacen para mantenerse en secreto?- preguntó Junsu.
Paul fijó sus ojos aceituna en él y caminó hasta quedar frente a frente con el pelirrojo.
- Es una de las reglas, quien entra, no sale hasta que llegue a séptimo y se gradúe. Por supuesto, se debe mantener en secreto la organización.- el chico sacó de su bolsillo un collar con una insignia de dos triángulos dorados y se lo colocó alrededor del cuello. - Sabemos lo que es ser incomprendidos Junsu, todos los escritores los somos, nadie entiende el poder de nuestra grandeza ni el de nuestra mente. Tus sentimientos desbordantes son tan solo parte de tu talento; solo quienes sienten más de lo debido logran percibir lo que otros no, y solo ellos, pueden escribir. Aquí, todos somos como tú, y tú eres como nosotros. Pertenecemos al mismo mundo; al mundo fantástico de las letras.
La nieve comenzó a caer lentamente sobre el cabello rojo fuego del pelirrojo. El sol se debilitaba tornando las nubes de un color rojo sangre.
El día había llegado casi a su fin.


Jaejoong había aprovechado para caminar solo por ahí ahora que Min había desaparecido repentinamente y Yoochun parecía ocupado con Jinki. El día había llegado a su fin dando paso a la tarde. Ya había previsto que iba a comenzar a nevar por el tenue frío que comenzaba a esparcirse por el lugar, mas, terco y necio como era, lo había ignorado por completo y siguió en su travesía. Caminando, justamente, los copos de nieve sobre su cabello castaño le avisaron que buscara un lugar en donde pudiera protegerse.
"No puede ser..." pensó al ver cómo la nieve comenzaba a caer.
Fue entonces cuando corrió y entró a la primera tienda que tuvo enfrente.
El ambiente estaba cálido en el interior de aquel lugar. Un señor bastante anciano tocaba el piano espectacularmente. Sus manos, robustas y arrugadas se movían con tanta agilidad que hasta había resultado impresionante. Jaejoong se sentó en una mesa sonriente y lo observó tocar, permitiendo que la melodía penetrara por sus oídos y lo obligara a volar. Estuvo así durante varios instantes hasta que la puerta del lugar se abrió, y él volteó instintivamente chocando nuevamente con unos ojos pardos que, inmediatamente, le transmitieron un calor exagerado y vergonzoso. Qué fácil resultaba perder la tranquilidad con su simple presencia.
El morocho había logrado escaparse de sus amigos y de su novio después de varios intentos fallidos. Había estado de pésimo humor durante el paseo, y aunque había hecho el esfuerzo de pasarlo bien con Ryeowook , aquello le había resultado casi imposible. Aliviado de no tener que esconder más su rabia interna se dirigió al único lugar que le proporcionaba paz en Hogsmeade, un pueblo que consideraba aburrido y sin chiste. Mucho más interesante resultaba el callejón Knocturn, y era precisamente esa la razón por la cual adoraba aquel café bar: pertenecía a un mortífago convicto, y todos las pertenencias de allí eran lavado de dinero. En el sótano, había una entrada que conducía al callejón de brujos y magos oscuros. Ir hacia allá había sido su idea principal, mas la presencia inesperada del castaño había perturbado una vez más su mente.
"Maldita sea" pensó mientras entraba al lugar sin dejar de mirarlo. Siempre tenía que estar interrumpiendo sus planes. Con aquellos ojos cálidos y esa boca rosada que lo volvían loco y a la vez, le daban cierto sentido a lo absurdo de su vida.
Con un gesto de cabeza le dijo que lo siguiera. Jaejoong se levantó y caminó entre las mesas llenas de gente charlando e intercambiando pequeñas bolsas negras bajo la mesa. Por estar cautivado por la música del pianista no había notado el extraño y sospechoso aspecto de la gente que concurría aquel lugar. Ahora lo comprendía, y se sintió ofendido.
Yunho abrió una puerta y la cerró después de permitirle la entrada a Jaejoong. Éste inmediatamente explotó.
- ¿Cómo puedes frecuentar un lugar como éste!
El Slytherin dio un respingo lleno de rabia. Debió suponer que era lo suficientemente inteligente como para notar la procedencia del lugar.
- Sabes muy bien el tipo de lugares que yo frecuento, ya deberías estar acostumbrado.- dijo él sacando un cigarrillo y encendiéndolo. - ¿Quieres tomar algo?- le dijo señalándole un bar que estaba en la esquina del habitación.
Fue solo entonces cuando el Gryffindoriano cayó en cuenta en el lugar que estaba. Era como una mini suite lujosa y con todas las comodidades que un Jung debía tener. Seguramente era el lugar que Lucius le había obsequiado a su hijo.
- No bebo.- respondió ariscamente él.
Yunho caminó hacia el bar.
- Sé que no bebes.- dijo mientras servía en una copa algo de coñac. - Me refería a si querías- beber alguna otra cosa.
- No.- dijo él secamente. - ¿Para qué me trajiste aquí?
El morocho la observó misteriosamente durante varios segundos.
- Para nada.- respondió.
- ¿Me trajiste aquí para nada?
- Yo no te traje, tú viniste.
Jaejoong no podía creer lo que estaba escuchando. Por un instante sintió el impulso de gritar y salir corriendo, pero algo le impidió que hiciera aquello.
- ¡Me hiciste señas para que te siguiera!
- Y tú me seguiste.- dijo él. - No hay motivo, solo causa y efecto.
Yunho apagó el cigarrillo y de un armario sacó una capa negra que se colocó rápidamente.
- ¿Vas a alguna parte?- preguntó Jaejoong con tono algo cortante.
- Sí, al callejón Knocturn.
- Qué!- exclamó el castaño. No lo entendía pero ya estaba enfadándose. - Si esto es una forma de venganza porque decidí venir y no quedarme como tú exigías pues lo siento mucho!
- No me estoy vengando.- dijo él tranquilamente mientras se acercaba a él. No se detuvo hasta quedar a tan solo unos milímetros de Jaejoong. - Si quieres que me quede, pídemelo.
Jaejoong pestañeó varias veces sin poder asimilar la información. Tenía que estar loco.
- ¿Estás drogado?
- No. Es simple Jaejoong Kim; nadie te obligó a seguirme, tú lo hiciste porque querías hacerlo. Ahora estás aquí y te toca preguntarte lo mismo que yo me pregunto todos los días cuando voy a buscarte en lugar de quedarme con Ryeowook : "¿Qué estoy haciendo?"
Jaejoong podía notar la rabia en el tono de voz del morocho. Estaba molesto, sin duda alguna. Pero aquello no evitó que él lo desafiara.
- Yo sé lo que estoy haciendo Yunho Jung ¿Y tú?
El morocho no se movió ni un centímetro. Sus alientos de mezclaban y el aroma que despedía el cuerpo de Jaejoong penetraba sus fosas nasales seductoramente. Tenía que estar enloqueciendo en su interior, pero el orgullo siempre manejaba al Slytherin, por lo que se mantuvo firme todo el tiempo. Mas la pregunta del castaño había sido suficiente como para derrumbarlo. Sin bajar ni un instante la mirada retrocedió y se dirigió hacia la puerta.
Fue entonces cuando Jaejoong corrió y se interpuso entre él y la salida.
- Quédate.- dijo mientras se ponía un puntas para alcanzar los labios del morocho y besarlos con fuerza. Yunho respondió inmediatamente pegándolo contra la puerta y penetrando su boca con ímpetu e intensidad. El cuerpo del Slytherin se pegó con más fuerza al de él, sintiéndolo y despertando una lujuria incontrolable dentro de él. Jaejoong soltó un quejido al sentir cómo la perilla de la puerta se incrustaba en su espalda mas aquello no le importó en lo más mínimo. Los dos se necesitaban mutuamente y, aunque se habían propuesto negarlo, resultaba muy difícil ocultar un sentimiento que comenzaba a cobrar tanta fuerza en su interior.
Mientras esto sucedía en el sur de Hogsmeade, en el norte, un rubio sonreía cuando en Souler, encontraba un arpa último modelo envuelta en un lazo rojo.
Jaejoong...- susurró Yunho en el oído del castaño mientras lo besaba en el cuello y lentamente lo conducía hacia la cama. - Te necesito...
Jaejoong ya no sabía muy bien lo que estaba haciendo, simplemente caía en aquel telaraña que se había apoderado de él desde hacía mucho tiempo. Eran esas esperanzas vanas de que tal vez, solo tal vez, la fuerza de lo que él sentía podría cambiarlo. Muchas veces había estado a punto de terminar con todo, de olvidarse de su objetivo y alejarlo de su lado; mas no había sucedido, y Jaejoong temía que fuera ya demasiado tarde para detenerlo.
"No es tarde..." pensó, pero sus ideas se desvanecieron cuando sintió su piel desnuda chocar contra la del morocho. En un momento de confusión quiso llorar sin saber exactamente por qué, pero cuando las manos del Slytherin comenzaron a moverse sobre él todo pareció detenerse; había algo distinto. El Gryffindoriano contuvo la respiración y sintió todo su cuerpo temblar, Yunho jamás lo había tocado así. El morocho lo tomaba con una ternura y delicadeza únicas, gesto que jamás se había atribuido con él. Sus manos, que antes recorrían su cuerpo con desesperación y cierta brusquedad, ahora lo acariciaban con, incluso, un deseo aún más intenso que el de muchas otras veces; pero seguían siendo caricias. Se deslizaban suavemente por sus piernas y sus caderas mientras atrapaba su boca entre la suya, quitándole por completo la respiración. Por primera vez en mucho tiempo él se sintió importante en sus brazos.
Yunho sabía que jamás saldrían palabras expresivas de su boca hacia él, sabía que no se lo podía permitir. Entre ellos había un abismo que resultaba imposible destruir. Sin embargo, aquella tarde quería demostrarle con toda su alma lo que él había sido capaz de construir dentro de él; quería regalárselo. Sin a penas notarlo, Jaejoong había logrado inspirar en él sentimientos que jamás pensó existieran. Él, solamente él era capaz de destruirlo todo y en segundos crearlo nuevamente en su interior. Por eso lo necesitaba con la misma fuerza con la que lo odiaba. Era algo enfermizo e inexplicable.
Yunho mordió el cuello del castaño mientras pasaba su lengua por ciertos puntos que ya conocía producían fuerte reacción en él. Jaejoong lanzó un quejido mientras lo aprisionaba con sus piernas alrededor de su cintura. El Slytherin las abrió con delicadeza antes de entrar mientras las acariciaba.
Él no podía saber, que ésta sería la última vez en mucho tiempo que lo tendría entre sus brazos.
Kim Hyun Joong humedeció su pluma y sacó un nuevo pedazo de pergamino para seguir con el relato.
"Las historias alcanzan siempre un clímax en el cual resulta interesante notar cómo los problemas van solucionándose llegando al fin del relato. Así pues, es necesario explicar que eso no sucederá con nuestra novela amigos, no. A mí entender, el clímax inicia ahora, y se prolonga con innumerables sorpresas que jamás sospechamos podrían llegar. Les recomiendo, presten suma atención; posiblemente no se repita nunca más"


Taemin paseaba sus dedos finos y delicados por el arpa brillante bañada claramente en oro blanco. Sus ojos celestes parecían delirar mientras acariciaba aquel artefacto. Min no pudo sentirse más complacido.
Lo único que quería era hacerlo feliz.
- Te gustó?.- preguntó él ya conociendo la respuesta.
- Me encanta...- dijo él casi sin voz. Entonces se lanzó sobre él y lo abrazó con fuerza mientras sus mejillas se iban tornando rosa al notar lo que su impulso lo había llevado a hacer.
Quiso alejarse y disculparse, pero notó pronto cómo los brazos de Min rodeaban su cintura recibiendo aquel abrazo del que ya no podía escapar. Se quedaron así durante algunos segundos más antes de soltarse. Taemin tenía su mirada ahora en el piso, tratando de evitar la juguetona del pelicastaño, que lo observaba sin querer perderse ni un solo gesto facial que pudiera delatarlo.
- Yo...no sé cómo agradecerte.- dijo él sin saber qué más decir.
Min se acercó y tomó con su mano el rostro del rubio, obligándolo a levantar la cabeza y a clavar sus ojos cielo en él.
- Ya lo hiciste.- dijo él mientras acariciaba dulcemente la mejilla del Ravenclaw.
Taemin sonrió y a él le pareció simplemente perfecto. Aquella imagen jamás se borraría de su mente y lo acompañaría hasta el último momento de su larga y futura vida.
Él miró hacia el gran reloj que estaba frente a ellos y sus ojos se abrieron como platos.
- Ya es hora! Tenemos que estar en el tren o nos dejará!- exclamó el rubio.
Min volteó y sonrió.
- Tienes razón.
Taemin no pudo decir más porque el chico ya lo había tomado del mano y corrían esquivando personas mientras reían sin parar.
Parecían dos niños jugando.
De cierta forma lo eran.
Así mismo, Yunho y Jaejoong corrían tomados de la mano hacia aquella misma dirección. El morocho, al ver la cabeza pelirroja llegando hacia la entrada del tren, soltó la mano del castaño y con una tierna mirada desapareció. Jaejoong sintió un papel entre sus dedos, pero al ver a Min llegar con Taemin decidió introducirlo en el bolsillo de sus jeans.
Y juntos entraron. 

Los comentarios son amorsh, recuerden que por cada comentario una pareja mas se hace gay en corea xD (locura gracias a paula, demente mi brujita) 

jueves, 23 de febrero de 2012

Destiny. Cap. 23 – Forever, I hate you

Hola chicas, ya se que han de haberme lanzado cuchillos durante mi ausencia pero fue por motivos ajenos a mi persona.
Y recien de vuelta a la normalidad es que puedo retomar el fic.
Doy la bienvenida a las nuevas lectoras y agradezco el entusiasmo por los nuevos miniproyectos (olvide decirles q seran cortos espero no me maten por eso pero una serial absorbe mucho tiempo y en mi caso genera mucho stress)
Respondiendo a la duda de poleht: Mm lo de mpreg incestuoso no habra, aqui no juntare ninguna pareja de hermanos, no voy a negar q el incesto me encanta xD pero aqui no habra. Y con respecto a si Jae esta embarazado se resuelve en este mismo capitulo, Carmen es mujer y es la hermana de Heechul, el antepasado de Jaejoong quien es identico fisicamente a este, solo tome los nombres prestados; usa vestidos porque no se si leiste la edad de la inocencia a algunos hombres virtuosos que podian tener hijos se les obligaba a usar o vestir como mujeres para evitarse problemas y en este fic si pueden concebir. Mm el resto de dudas acerca de si Jaejoong queda en estado de Yunho lo dejare para el final, el asunto con Ryeowook tambien espero comprendas. 
Este capo va dedicado a Scencis, gracias por comentar todo en el fic y el blog me haces feliz :) y a Poleht eres la primera en hacer preguntas n_n 
Ya no las aburro a leer --_--
  

Cap. 23 – Forever I hate you 

1.,...2...,.3..,.4..,.5 contó mentalmente y logró contener las lágrimas que estaban demandando salir.
Fue en ese instante cuando entró Jaejoong con sus mejillas encendidas un poco más de lo usual. Se sentó y tomó un poco de jugo.
- No tienen frío?- dijo él a sus amigos tapándose con la túnica fuertemente y colocándose la bufanda.
- De hecho, no hace tanto.- dijo Jonghyun.
- Pero si está nevando!
- Está encendida la calefacción Jaejoong!- dijo Jinki. - Me sorprende que no estés muriéndote de calor bajo esa bufanda.
Fue entonces cuando al rubio se le ocurrió posar su mano en la frente de su amigo. Su expresión empalideció e inmediatamente exclamó.
- Por Merlín Jaejoong! Estás ardiendo en fiebre!
- No es cierto!- dijo el castaño. -Tengo tanto frío...
- Vamos a la enfermería ahora!- dijo el rubio levantándose decidido a llevar a su amigo lo más rápidamente posible al departamento médico.
- No iré...- dijo el castaño levantándose haciendo ademán de irse cuando de repente tambaleó. Todos en la mesa Gryffindoriano alertaron que el chico más inteligente de Hogwarts había estado a punto de desmayarse. Jinki  lo tomó por el brazo y lo encaminó fuera del gran comedor. Yoochun y Min los observaron hasta que desaparecieron.
Yunho entró a la clase de Transformaciones seguido por su grupo de siempre. Hangeng se mantenía al final, ocupado en sus propias elitistas maquinaciones. Todos los presentes se sintieron un poco aliviados al sentir la calefacción encendida en la clase; ya habían tenido que pasar por el frío gélido que invadía los pasillos y con eso había sido suficiente. La mayoría había decidido que morir de hipotermia sería sumamente incómodo y se prometieron a sí mismos ponerse dos medias en cada pie al día siguiente.
Una vez que la clase pareció llena, la profesora McGonagall miró el reloj y notó que era hora de iniciar su clase. Se levantó de la mesa con la elegancia de un gato y observó a sus alumnos desde las alturas que su conocimiento le había proporcionado. Pareció fijar unos segundos más su mirada en dos asientos que se mantenían libres, pero inmediatamente hizo como si no fuera importante y habló indicándoles lo que deberían hacer para la clase de aquella mañana. Fue entonces cuando Jinki  entró.
- Perdone profesora.- se disculpó ingresando.
- ¿Cuál es la razón tan poderosa que le permite atribuirse la importancia suficiente como para llegar tarde a mí clase señor? - dijo severamente, mas conservando su típico tono de voz.
El rubio no tardó nada en contestar.
- Es que acompañé a Jaejoong Kim a la enfermería. No se sentía nada bien.
Nadie, a excepción de Leeteuk, notó que el líder de Slytherin pareció alterarse y voltear sus centelleantes ojos pardos sobre el rubio con obvio interés.
- ¿Qué tiene?- dijo Changmin en voz alta sin preocuparse de que los demás lo notaran. La profesora McGonagall no se lo impidió, ya que en el fondo también quería saber la respuesta a esta inquietud.
Sin duda alguna, en aquella clase habían más personas preocupadss de lo que nadie podría imaginar.
- No sé.- respondió Jinki . - Estaba ardiendo en fiebre y con escalofríos. El clima no le ha sentado bien. Madame Pomfrey se quedó con él.
- Siéntense señor.- ordenó la profesora. - Y encárguese de darle los apuntes a su amigo sobre la clase de hoy; esto entrará en los exámenes.
Pero ninguno de los tres hombres más reconocidos en Hogwarts pudo prestar atención a nada de lo explicado en aquella clase durante las horas siguientes. Yoochun clavaba la punta del lápiz sobre la mesa tratando de contar los minutos que faltaban para que la hora terminara, ya se estaba empezando a desesperar; Changmin, por su parte, rayaba sobre una hoja líneas sin sentido, tratando de concentrarse en cualquier otra cosa que no fuera el hecho de que su mejor amigo estaba en la enfermería; Yunho mientras tanto, era aún más obvio que ningún otro. No soportó más la presión y se levantó sin dar explicaciones a la hora y media (récord máximo que su paciencia le había permitido) y salió del aula dejando a todos atónitos.
- Vaya. No es la primera vez que tengo que soportar esta clase de comportamiento por parte del señor Jung. - dijo McGonagall obviamente molesta. –Señor Ryeowook, asegúrese de informarle a su novio que hablaré personalmente con el profesor Snape sobre esto.
- Sí, lo haré.- dijo el moreno volteándose a ver a Hangeng con una mirada ácida mientras él mantenía una sonrisa vil en su rostro.
Hubiera deseado quitársela de un solo golpe. Pero todos subestimaban el nivel de captación que Ryeowook poseía. Y ya no era la primera vez que sentía, que algo sucedía y parecía ser uno de las pocos que no lo sabía.


- Jaejoong Kim ¡Hace cuánto que no comes decentemente?- exclamó Madame Pomfrey después de leer lo que el termómetro de enfermedades físicas le dictaba.
- La verdad es que no me ha dado cuenta...- dijo él acostado en la cama. Tenía los ojos cerrados ya que le ardían. Su cabeza daba vueltas y sentía que si hacía el leve intento de levantarse vomitaría.
- ¡Tus defensas están terriblemente bajas! Eso, y el clima te ha hecho terrible daño. Estás al borde de una bronquitis.
- Lo siento, es que he estado muy estresado...y no me he dado cuenta de si estoy alimentándome debidamente.
- Es importante Jaejoong! Por ahora las pastillas vitamínicas que te tomaste estarán bien, pero nada compensa la energía que la comida proporciona. Si no te alimentas bien tendrás graves problemas de salud.- dijo él mientras guardaba unos medicamentos. - Por ahora descansa hasta que las pastillas hagan efecto. La fiebre bajará pronto y te sentirás mejor. Si tu problema es el miedo a engordar, come fruta por montones ¡pero no dejes de alimentarte!
- ¡Yo no soy así!- exclamó el castaño. - No soy tan idiota como para preocuparme de esas superficialidades. Es solo que...no me ha dado hambre. Algunas veces… hasta me da asco.
- Ya arreglaremos eso. Por ahora descansa.
Madame Pomfrey salió dejándolo solo. No pasaron más de quince minutos cuando sintió unos pasos.
Yunho ingresó y cerró la puerta tras de sí. Sus ojos pardos se fijaron en la camilla en donde el Gryffindoriano descansaba, dormido aparentemente. Miró a su alrededor, corroborando el hecho de que no había nadie y caminó hacia él lentamente.
Jaejoong sabía que era él. Podía sentirlo, y pudo comprobarlo cuando estuvo al pie de su cama y el aroma masculino que siempre despedía penetró sus fosas nasales. No había nadie que tuviera un olor como aquel. No supo exactamente por qué, pero no quiso abrir los ojos. Prefería seguir en su actuación de dormido, antes que despertar y comenzar a reñir con el morocho. Además, no quería verlo. Aún le repugnaba lo que le había dicho en la biblioteca. El Slytherin se había transformado en un témpano de hielo imposible de producir algo que no fuera un frío que lo lastimaba y acababa con sus esperanzas diariamente. Él lo estaba matando. Ya no sabía si tenía fuerzas para continuar con todo aquello. Tal vez el dolor sería menor si simplemente se alejara y olvidara todo aquello se ayudarlo. Ahora le quedaba claro que él no era como los demás seres humanos; Yunho Jung no necesitaba a nadie. Había sido su error el creer que la soledad que lo rodeaba iba a terminar asfixiándolo y matándolo en su propia mentira. No, con él no funcionaba así. Parecía tan acostumbrado a ese mundo vacío, que no podía salir; y en el caso de que lo hiciera ¿Podría vivir fuera de él?
Yunho avanzó hasta estar al lado derecho de la camilla. Sus ojos pardos recorrieron su cuerpo, tierno y dulce, imaginando miles de formas de tenerlo entre sus manos nuevamente. Dejó todo aquello para deleitarse con el increíble efecto que producía su lacio cabello castaño, esparcido por encima de la almohada. Sus mejillas estaban encendidas, más que de costumbre. Seguramente por la fiebre que según Jinki  poseía. No sabía por qué el verlo ahí, indefenso, lo hacía sentirse tan vulnerable.
Odiaba sentirse así.
Lo odiaba a él especialmente.
Por causar tal efecto sobre él.
Ahora él dormía. Jamás sabría lo que él guardaba en el fondo de su ser. Tenía tanto miedo de que supiera la verdad, que prefería alejarlo. Levantó dudosamente su mano, y entonces acarició suavemente la mejilla del castaño.
Jaejoong dejó de respirar. Su corazón comenzó a latir con fuerza sin poder creer lo que sentía. No podía ser. Ahora comprendía, que era la primera vez que recibía una caricia por parte del Slytherin ¿Por qué lo hacía? ¿Por qué? ¿Por qué estaba allí en primer lugar?
Solo había una respuesta posible; él de alguna forma estaba preocupado por él.
La sola idea lo petrificó.
Yunho dio dos pasos atrás cuando Madame Pomfrey entró. Él lo miró por varios segundos.
- ¿Se va a recuperar?- preguntó repentinamente el morocho y conservando ese tono frívolo.
- Pues...sí.
- ¿Cuánto tiempo?
- Si todo va bien en unas horas se sentirá mejor.
- Haga lo que tenga que hacer ¿quiere?- dijo él groseramente. - Para eso le pagan.
Con esto salió rápidamente desapareciendo del lugar.
- ¡Qué grosero!


Hangeng dejó los libros sobre la larga mesa de la biblioteca y observó a Taemin. Guiaba amablemente a uno de los niños de primer año. Ya varios habían aprendido a levitar objetos, y a transformarlos también. La verdad era que Hangeng no soportaba a ninguno de aquellos mocosos, pero el haber accedido a la tutoría le permitía estar cerca de Taemin.
El rubio rió junto al niño y él sintió que todo dentro de él se encendía ¿Cómo alguien podía ser tan perfecto? Había tratado de buscar defectos en él, pero simplemente no los encontraba. Siempre pensó que las personas servían solo para satisfacer necesidades físicas, y siempre los consideró inferiores; sin embargo, Taemin era la excepción. Para acercarse a él había sido capaz de comportarse como un caballero, simplemente porque eso era lo que él le inspiraba.
- ¿Los encontraste ya?- dijo Taemin observando los libros. - Eres muy útil gracias. Ya necesitaba un poco de ayuda por aquí.
- No es nada.- logró articular.
- Esto es fascinante.- dijo él. - Todos ellos están tan interesados en aprender. Me siento muy bien siendo de ayuda para ellos. Es como si pudiera cambiar el mundo.
- No se puede.- dijo Hangeng. - El mundo es como es; imposible transformarlo.
- Y ¿cómo es ese mundo?- dijo él curioso.
Hangeng se sentó y fijó sus ojos claros en él.
- Hay quienes son mejores que otros, y son esos los que triunfan. Es una constante batalla…
- Estás equivocado.- dijo el rubio dulcemente. - El mundo no es más que un lugar lleno de especies distintas tratando de convivir juntas. Como es difícil tolerar, muchos prefieren eliminar. Pero esos son cobardes, y yo, aunque te parezca tonto, todavía tengo esperanza de que la cobardía no invada los corazones de los demás.
- ¿Qué es esperanza?
- Es lo que me mantiene con vida.
Taemin sonrió después de haber pronunciado aquellas palabras y siguió enseñando a los niños. Hangeng lo observó cada segundo, sin perderse ni un solo gesto facial.
Por primera vez en su vida el Slytherin sintió algo puro.


Jaejoong se sentó en la camilla y sintió como su cabeza le dio vueltas. Se sentía mejor, pero aún tenía esa sensación de adormecimiento que no soportaba. Quería irse ya para dormir en su cama. Aquellas camillas le traían malos recuerdos y no eran muy cómodas. Fue entonces cuando dos personas entraron a la enfermería.
Jaejoong no pudo ver quienes eran al principio ya que las cortinas estaban corridas, pero pronto pude ver las figuras de sus dos mejores amigos frente a él.
Nadie dijo nada por varios segundos, los cuales se tornaron sin duda alguna en interminables. Sus ojos marrones chocaron constantemente con los verdes del moreno y los miel del pelicastaño. Changmin metió ambas manos en los bolsillos de su pantalón y miró hacia otra parte sin moverse. Fue Yoochun quien comenzó a hablar.
- ¿Cómo estás?- preguntó sintiéndose algo incómodo por la situación.
Jaejoong pestañeó varias veces antes de contestar.
- Mas o menos. Pero estaré bien.- dijo.
Nadie pareció querer decir nada después de eso.
- Nos alegramos de que estés bien.- dijo Yoochun sin saber qué más agregar.
- Si.- dijo Changmin vagamente.
- Gracias.- dijo él. Ya no soportaría más otro silencio prolongado así que decidió tomar la iniciativa. -Te felicito por lo de Jinki .
- Ah! Eso, gracias.- dijo el moreno aclarándose la garganta.
Jaejoong bajó la mirada sin saber qué más decir. Fue entonces cuando inesperadamente Changmin habló.
- Ya me cansé de toda esta mierda así que me perdonan si soy el único aquí que tiene el valor para tocar el tema que debimos haber tocado desde hace mucho tiempo atrás.- dijo el pelicastaño bastante molesto. -No tengo la menor idea de qué pretendías Jaejoong al decir que ya no éramos amigos así simplemente después de todo lo que hemos pasado juntos. Si no significamos ya nada para ti ese es un problema tuyo y no me incumbe, pero no tienes derecho a alejarme de tu vida ¿me entiendes?- reclamó con tono enfadado. - Así que creo por lo menos nos merecemos una disculpa por cómo nos trataste.
- Cállate, él no dirá nada y nosotros tampoco. Ya no tenemos nada que ver, esta fue solo una visita informal y nada más.- dijo Yoochun renovando su rencor por el castaño.
Jaejoong se levantó de la cama y caminó hacia ellos molesto.
- ¿Quieren saber por qué dije que ya no éramos amigos¡Por que nunca lo fuimos! Siempre fueron ustedes y yo solo fue alguien extra ¿Cuándo se preocuparon por mí realmente? Solo me llamaban cuando necesitaban ayuda en sus deberes y me excluían de todo. ¡Pasaban burlándose de chistes que ni siquiera me contaban y lo único que hacía era preguntarme qué hacía yo dentro de su amistad!- exclamó el castaño mientras lágrimas corrían por su rostro. - Tuve problemas con mis padres en innumerables ocasiones en las cuales me sentía deprimido y solo… ¿Acaso ustedes se preocuparon ¡Ni siquiera estuvieron ahí¡Dudo que siquiera se hubieran percatado de que algo me sucedía¡Era como si yo no existiera¡Así me sentía cuando estaba entre ustedes¡Como un ser inexistente y ya no lo soportaba más¿Y todavía pretenden que me disculpe¡Ustedes deben estar enfermos si creen que yo...!
Pero con tantos gritos y emociones volvió a marearse y cayó al piso. Changmin corrió y lo levantó sentándolo nuevamente en la camilla. Una vez que se estabilizó el silencio volvió. Todos querían hablar, pero no sabían por qué las palabras habían decidido no salir.
- Entonces todo este tiempo fue eso.- dijo Changmin. -¿Sabes? Para ser el brujo más inteligente de Hogwarts eres bastante estúpido.
Jaejoong mantenía la mirada en el suelo. Hasta entonces Yoochun parecía no creer lo que había escuchado. Tal vez no lograba entender aún.
- ¿Por qué nunca nos dijiste que te sentías así?-preguntó Changmin
- No les interesaba igual.
- ¡No digas que no nos importaba!- gritó Yoochun. -Siempre nos importaste ¡maldita sea!
- ¡No me grites!- reclamó él.
- ¡Te lo mereces!- exclamó Yoochun. - Todo este tiempo me maté preguntándome qué había hecho mal, qué era lo que te había alejado de nosotros y ¿no fuiste capaz de explicarnos lo que sentías¡Cómo esperas que lo supiéramos!
- Tiene razón.- dijo Changmin apoyando a su amigo. - No sabes lo que pasamos.
- Ustedes no saben lo que yo pasé.- dijo Jaejoong.
Un breve silencio los acompañó durante varios según dos. Había un dolor fijo dentro de cada uno que había dejado una herida difícil de sanar. Jaejoong no decía nada más porque aún no encontraba las fuerzas necesarias como para hacerlo. Temía que en cualquier palabra pronunciada estallara nuevamente en llanto. No sabía lo que sus amigos estaban pensando en aquel momento, pero por su silencio supo que no la estaban pasando mejor que él.
- Lo único que sé es que ya ni siquiera estoy seguro de que alguna vez fuiste nuestro amigo Jaejoong.- dijo Yoochun fijando por fin sus ojos verdes en los de él. - Nunca te hicimos nada que mereciera esto…
- Es inútil y absurdo discutir esto porque nunca nos pondremos de acuerdo.- dijo el castaño haciendo su mayor esfuerzo por no soltar ni una sola lágrima. -Ustedes creen que tienen la razón de su lado y yo viceversa. Lo cierto es que si yo les hice daño piensen cuanto tiempo yo llevo callándome el que ustedes me han causado.
- Esa no es nuestra maldita culpa Jaejoong!- dijo Changmin. - ¡Debiste habernos dicho que te sentías así y no habértelo callado y simplemente alejarnos de esa manera!
- Changmin, es difícil hablar con ustedes cuando en lo único que se preocupan es en sus propios problemas. Son tan ciegos que no ven más allá de su círculo. No me digan que realmente me consideraron su amigo porque es una mentira. Se limitaban a tenerme a su lado cuando les convenía: "Jaejoong ayúdame con esto…" "Jaejoong ¿qué hago en este deber?" "Jaejoong enséñanos cómo hacer esto". Para eso servía y nada más.
- ¿Sabes¡Ya cállate Jaejoong! Voy a terminar odiándote.- dijo Yoochun lleno de ira. - ¡Siempre cuando nos pediste algún favor allí estuvimos¡No tienes nada que reprocharnos!
- Entonces ódiame.- dijo Jaejoong. - Ya no me interesa más. Tus ojos solo ven lo que quieren ver Yoochun. Muchas veces quise algo muy simple, que me escucharan, y eso fue lo único que no pude tener de mis "mejores amigos".
- ¡Ya basta!- gritó Changmin repentinamente y un rayo se reflejó en las ventanas del enfermería avecinando un a tormenta. Todos quedaron en silencio total. El pelicastaño parecía bastante agitado. - Son los peores amigos que me pudieron haber tocado.
- Lo mismo digo.
.- dijo Yoochun.
- Tú cállate.- dijo el castaño. - ¡Los odio a ambos y no los quiero volver a ver en lo que me resta de vida!
- ¡Por fin en algo estamos de acuerdo!- exclamó el moreno. - ¡Es más¡No quiero ni recordar que alguna vez fuimos amigos¡A los dos les voy a devolver todo lo que me dieron!
- ¡Me parece perfecto porque eso es exactamente lo que yo haré!- dijo Changmin saliendo del enfermería. Yoochun y Jaejoong lo siguieron exaltados.
Los tres amigos caminaron furiosos por los pasillos de Hogwarts directo hacia su sala común. De vez en cuando iban empujándose al doblar en las esquinas y al subir las escaleras parecieron participantes de una carrera internacional. La señora Gorda tuvo que hacerse a un lado ante el carácter pesado de Changmin al decir la contraseña y referirse a él como "Estúpida gorda entrometida". Dean y Jonghyun, quienes se encontraban sentados junto a la chimenea, se levantaron al verlos entrar discutiendo.
- Subimos, tomamos todos las tonterías que nos hemos dado y las traemos acá.- dijo Jaejoong. - ¡Nos las entregamos y adiós para siempre!
- Siempre ordenando ¿no¡Por fin me voy a librar de eso¡Hasta nunca!.- dijo Changmin subiendo las escaleras.
Yoochun ya lo había hecho mucho antes y el castaño decidió subir también a su cuarto.
Dean y Jonghyun intercambiaron miradas y se dirigieron cada uno en busca de sus amigos.


- ¡Cállate y dame eso!- gritó Yoochun al pelicastaño mientras éste le lanzaba una caja.
- Igual nunca me gustó nada de lo que me regalaste.- dijo Changmin tomando todos las cosas que guardaba de sus amigos.
- ¡Lo mismo digo! Tanta chatarra acumulada…- dijo el moreno al borde de un ataque de rabia sacando las cosas sin importarle que estaba destruyendo todo a su alrededor.
Dean entró y se sorprendió con la escena.
-¿Qué les pasa perdieron la cordura!- exclamó.
- No¡la recobramos!- dijo Changmin. - ¿Adivina qué¡Ya no somos amigos¡El trío se desintegró por fin!
- ¿Qué¡Escuchen, no sé lo que sucede pero reaccionen!
- ¡Ya bajemos de una buena vez!- dijo Yoochun. - ¡Quiero terminar con esto ya!
Yoochun y Changmin bajaron con un montón de cosas en sus manos dejando a Dean confundido.
Cuando los dos Gryffindorianos bajaron se encontraron con el castaño más inteligente de Hogwarts esperándolos. Tenía una pila de libros sobre la mesa.
- Aquí está todo. Libros que me han regalado y que ya me los había leído antes de que se les ocurriera comprármelos; claro que lo hubieran sabido de no ser que nunca prestaron atención a nada de lo que decía. Ah! Por cierto, también el perfume que me regalaste Changmin, nunca lo usé.- dijo él groseramente y con la barbilla bien en alto.
- ¡Pues aquí está toda la basura que me regalaron ambos!- dijo Yoochun dejándola sobre la mesa. - Pueden hacer lo que quieran con él.
- ¡Lo mismo digo!- dijo el pelicastaño. - Todo esto es una pérdida de tiempo.
Fue entonces cuando un rubio bajó las escaleras seguido de Jonghyun y Junsu. Por supuesto, Jinki  había sido informada del problema y había acudido inmediatamente. Los miró a los tres mientras cruzaba los brazos y levantaba una ceja.
- ¿Qué diablos creen que hacen?- les dijo.
- No te importa.- contestó Changmin fastidiado.
- ¡No le hables así!- gritó Yoochun.
- ¡Ay por favor ya cállense!- dijo Jaejoong.
- ¡Cállate tú!- dijo el pelicastaño.
- ¡Shhhh!- dijo mientras todos se callaron. Junsu se había ido a sentar a uno de los muebles mientras fingía leer un libro. En realidad, si había bajado era solo por Jaejoong. - ¿Saben? Son las tres personas más patéticas que el mundo dejó sobre la tierra.
- No estoy de humor para esto Jinki , ya olvídalo a sí tenía que terminar.- dijo Jaejoong mientras caminaba hacia las escaleras, pero su amigo se lo impidió.
- Estás demente si crees que vas a irte ahora. Ninguno de ustedes va a moverse hasta que yo les diga las cuatro verdades que tienen que escuchar ahora en su cara!- ordenó Jinki  y todos se quedaron en silencio. - Primero que nada, ustedes dos.- dijo señalando a Yoochun y a Changmin. - ¿Por qué hacen tal show de que van a dejar de ser amigos cuando durante todos estos años han pasado hasta sobre la muerte siendo fieles los unos a los otros¡Por favor¡Esto es un teatro¡Ni aunque quisieran dejarían de ser amigos así que para qué fingir! Una vez discutieron en cuarto curso y no les duró ni un mes. ¡Ustedes han sido capaces de dar la vida mutuamente si la causa lo requería y ahora se pelean como si fueran dos niños pequeños¡Como si no supieran que es imposible romper la amistad que los une¡Ya está en la sangre!
Yoochun y Changmin se miraron pero voltearon inmediatamente. Jonghyun sonrió y Jinki  tomó aire para proseguir.
- Todo esto me suena a show de tercera clase. Patético, insulso y desagradable ¿Qué pretenden con esto¿Formar un drama¡Nadie pagará para ver esta desfachatez!- inquirió mientras los señalaba. Automáticamente fijó sus ojos en Jaejoong. - Ahora voy contigo amiguito. Estoy cansada de ver cómo los dos lo ignoran y él los ignora a ustedes como si jamás se hubieran visto. Son estúpidos de verdad. Primero voy a decirte, señorito sabelotodo, que siempre he estado de tu parte pero ya va siendo hora que descubras que no eres la víctima en todo lo que sucede sobre la tierra. En primer curso recuerdo muy bien que estos dos tipos a quienes criticas como malos amigos fueron capaces de enfrentarse a un Trol con tal de que no te pasara nada, y eso que aún no se conocían bien. Tal vez tú jamás lo sepas porque no estuviste allí, pero en segundo curso cuando quedaste petrificada Changmin y Yoochun fueron todos los días a visitarte y no descansaron hasta descubrir la verdad. Nunca los vi tan felices en mi vida como cuando te recuperaste y volviste a la normalidad. Changmin incluso se internó al bosque siguiendo a las arañas con tal de hacerte justicia, y recuerdo muy bien cuando te defendió delante de Jung mientras el muy déspota te llamaba impuro de esa forma tan grotesca. En cuarto curso me contaste tú mismo que mientras en los mundiales de Quidditch la marca tenebrosa se elevaba en el aire ellos te protegieron todo el tiempo sin importarles el peligro que los acechaba. Kibum me contó también que en quinto, Yoochun casi muere pensando que tú habías resultado lastimado. ¿No me resultó nada extraño sabes por qué¡Porque ustedes tres no sirven si no están juntos! Yo lo sé, ustedes lo saben¡todo el mundo lo sabe!
Para ese entonces los tres amigos miraban el piso. Se sentían terriblemente mal, todos los buenos recuerdos de su amistad habían regresado con cada palabra pronunciada de Jinki . Changmin recordó las millones de ocasiones en las cuales Jaejoong se había desvelado por ayudarlo a pasar las materias, y también rememoró aquella vez que fue atado a una roca en el fondo del mar por ser la persona más importante en el mundo para Yoochun.
Yoochun, por su parte, pudo pensar en todo el tiempo desperdiciado en aquella pelea absurda. Jaejoong había sido más que un amigo; había sido una hermano. En cuarto curso estuvo con él cada segundo, ayudándolo a descifrar los enigmas del huevo y a pasar el torneo de los tres magos. Sin él jamás habría llegado tan lejos. Changmin, su amigo leal que había estado junto a él durante todos esos años, enfrentándose a peligros con Lee Soo Man sin tener que hacerlo realmente, y sin embargo lo hacía por él.
Jaejoong se sintió estúpido. Toda su vida había sido atacado por todo el colegio como un sabelotodo insoportable e insufrible, además de sangre sucia. Sus amigos lo habían defendido siempre, enfrentándose a todo y a todos.
Jinki  continuó.
- Son tan estúpidos que olvidaron todo lo increíble que los une solo por un par de errores que los comete cualquiera ¿Cómo se atrevieron a dejar que eso pasara¡Ojalá yo tuviera una amistad que hubiera pasado por tantas pruebas como la de ustedes tres! Si la tuviera, créanme, que la cuidaría con mi propia vida, y no la destruiría como ustedes lo están haciendo. - Jinki  caminó molesto hacia las escaleras y antes de subir se volteó por última vez. - Hagan lo que quieran; estoy acostumbrado a permanecer rodeada de tarados.
Jinki subió e inmediatamente Junsu se levantó seguido por Jonghyun retirándose del lugar. Al subir, el pelirrojo se sintió peor de lo que ya se sentía ¿Por qué no podía ser como su amigo Jinki? Hermoso y con carácter. Él jamás sería así. Se odiaba. Tal vez Yoochun había hecho bien al elegirlo ¿Quién preferiría a un pelirrojo impulsivo y que no sabe lo que quiere cuando puede tener a un rubio decidido? Junsu tenía una personalidad cambiante, y vivía en una constante metamorfosis e inestabilidad. Sus emociones lo llevaban de un lugar a otro sin que él pudiera tomar control sobre ellos. Tal vez ésta fue la peor época que vivió en los años que permaneció en Hogwarts. Muchos creyeron que esa impulsividad y esos sentimientos desbordantes eran síntomas de la edad, pero solo pocos supieron que eran características que lo acompañarían por el resto de sus días. Eso era lo que lo hacía especial.
Aquel noche comenzó el verdadero tormento de Junsu Shim.
"Regresando a la escena más importante del relato actual, y antes por supuesto, de desviarme del trama principal de los hechos, es mejor explicar y dejar en claro que la situación jamás hubiera tenido arreglo sin la intervención de este peculiar señor. Los tres amigos eran buenos y valientes de corazón, más el orgullo y su amor propio muchas veces llegaba a extralimitarse y a llevarlos a situaciones incómodas. Conviene seguir al lector que interprete lo escrito a su visión propia; utilizando su perspectiva ante la discusión antes establecida. Quienes son buenos analíticos sabrán de inmediato, que solo los excelentes amigos pelean y se quieren a la vez. Esto definitivamente me hizo recordar mis tiempos con Siwon...
Ah! Ese Choi!"
Los tres amigos permanecieron en un silencio sepulcral durante varios minutos. Nadie se atrevió decir nada, y nadie se atrevió a levantar la mirada. Fue entonces, cuando todos notaron que si alguien no daba la iniciativa se quedarían allí durante horas, cuando los tres levantaron la mirada y se observaron por primera vez. Una sonrisa tímida se fue dibujando en cada rostro de los presentes. Algo se había roto y mágicamente reconstruido aquel misma noche...
O tal vez nunca se rompió.
- Y ahora ¿qué?- dijo Changmin rascándose la cabeza sin borrar la leve sonrisa de su rostro.
- Creo que me llevaré lo mío.- dijo Yoochun tomando sus cosas nuevamente. - ¿Y ustedes?
Changmin y Jaejoong se miraron y poco a poco fueron caminando hacia la mesa; los dos tomaron sus pertenencias.
Mientras recogían, Jaejoong levantó la mirada y la fijó en sus dos mejores amigos. Supo en ese preciso instante, que no había personas más valiosas en su vida que ellos.
- Mañana nos llevan a Hogsmade.- dijo Changmin. - Fred dice que han creado una librería con libros comestibles. Diferentes sabores dependiendo del tema del libro. Jaejoong, pensé en ti cuando supe de ello...y obviamente en mí porque me dio hambre.
El castaño rió y los dos amigos al verlo, notaron cuánto habían extrañado aquella risa espontánea y fresca. Nunca más se la perderían por una estupidez como aquel.
- Si, vamos.- dijo Yoochun.
- Está bien.- dijo Jaejoong tomando los libros del mesa. - Pero debo decir algo¿Cómo se le puede ocurrir a alguien hacer libros comestibles¡Es una barbaridad! Los libros están llenos de conocimientos y definitivamente no son para comer...
- ¡Bla, bla, bla...como digas!- dijo Changmin riendo.
No necesitaron decir nada más. Charlaron durante horas sobre muchos temas y rieron como nunca aquel noche. No notaron que habían permanecido horas en la sala común hablando de lo que habían pasado durante todo el tiempo separados. Ninguno tocó el tema de "reconciliación", simplemente porque no era necesario. En el preciso instante que habían empezado a recoger sus regalos de la mesa habían vuelto a ser los mismos amigos de siempre. Muchas veces, las palabras eran tan superficiales que sobraban y hasta estorbaban. Ahora había que utilizarlas correctamente, en los temas precisos. Una conversación se desarrolló aquella noche mientras Yunho Jung se encontraba sentado junto a la ventana del cuarto de Jaejoong, esperándolo.
-¿Eso fue todo?- dijo el castaño antes de subir las escaleras hacia su habitación mientras reía. - He hecho cosas más interesantes yo solo que ustedes juntos durante todo el tiempo en el cual no nos hablamos.
- ¡Ja¡Entonces dinos qué!- dijo Changmin
- No, son mis secretos. Pero confíen en que son mucho más interesantes.
Yoochun no dijo nada, solo esbozó una sonrisa en su rostro. Recordó en aquel preciso instante que no hacía muchos días atrás había encontrado a Jaejoong saliendo del sala común a altas horas de la noche. Decidió no interrogarlo en aquel momento ya que estaba demasiado feliz de haber reanudado su amistad con él, mas no iba a pasar aquel hecho por alto. Estaba más que seguro, que el brujo ocultaba algo; un misterio que llevaba consigo mucho tiempo antes de que se pelearan. Él iba a descubrirlo, así tuviera que hacer la humillante labor de detective.
Jaejoong se despidió de sus amigos con un abrazo a ambos, e increíblemente, ellos respondieron de igual forma. El castaño dedujo que era la emoción de la reconciliación, porque en cualquier otro momento no lo hubieran dejado acercarse.
Subió las escaleras sonriendo y sintiéndose sumamente dichoso. Definitivamente, los había extrañado demasiado. Ahora, por fin, se sentía lleno; o por lo menos en gran parte. Era como si, en todo aquel tiempo, hubiera estado dividido en partes y ahora al menos dos de esas partes se habían reincorporado a él. Era bastante relajante saberlo.
Respiró profundamente y abrió la puerta de su habitación. La cerró tras de sí y al prender la luz, chocó frente a frente con el morocho príncipe de Slytherin. Sus ojos pardos lo obligaron a retroceder hasta que quedó pegado contra la puerta y cerró los ojos dando un respingo. Se sostuvo por unos instantes el pecho, ya que su respiración se mantenía agitada.
- ¡Casi me matas de un susto! - declaró el castaño. - ¡Qué estás haciendo aquí?
Yunho dio media vuelta y caminó hacia la ventana, se sentó en el borde como acostumbraba a hacer y tomó una manzana que estaba sobre el velador del chico. Jugó con momento con él entre sus manos, como alargando el momento de hablar.
- Te esperé horas.- dijo el morocho con un tono escalofriantemente fúrico. - Si no pensabas aparecer, al menos debiste informarme.
Jaejoong golpeó su frente con la palma de su mano; lo había olvidado por completo.
- ¡Lo siento! Olvidé que era jueves...
- Sabes que no podemos perder tiempo de esta manera. - inquirió fijando sus centelleantes ojos pardos en él. -Y tú lo único que haces es retrasar el asunto. Ya vienen las navidades y serán dos días completamente perdidos. No podremos regresar al pasado.
Jaejoong mordió su labio. Se sacó los zapatos y se deshizo de su pequeña corbata Gryffindoriana. Caminó tranquilamente hacia el Slytherin y, sorprendiendo completamente al chico, besó rápidamente sus labios fríos para luego caminar hacia su armario y sacar un pijama larga con dibujos de vaquitas por todo él. En cualquier otra circunstancia no hubiera podido contener la risa ante el ridículo pijama, sin embargo, el beso que había llegado hasta sus labios y que obviamente no se merecía lo había dejado impactado.
Por su parte, Jaejoong había decidido ya en la enfermería, completamente conmovido por el gesto de Yunho al preocuparse por él, que iba a perdonarlo. Por un momento creyó que había perdido su tiempo tratando de hacer que él "sintiera" algo por alguien; sin embargo se equivocó. Cuando él lo acarició, fue suficiente como para deducir que al menos una pequeña llama lo movía hacia él, y eso ya era una esperanza. No se iba a rendir ahora, y sobretodo, no se iba a rendir ante el hecho de investigar las extrañas actitudes que el morocho adoptaba últimamente. Su persistente y obstinado carácter no se lo permitía.
Yunho seguía sin poder pronunciar palabra mientras Jaejoong se quitaba la túnica y desabrochaba los botones de su camisa. No lo entendía. Simplemente no lo comprendía, y no lo lograría jamás. Detestaba tanto que fuera así, tan impredecible, tan anormal. Aún no existía la palabra justa que pudiera describirlo. Había tenido entre sus brazos a los mejores de Hogwarts, todos unos desvergonzados que usaban la ropa interior y pijamas más provocativas que existían dentro del mundo mágico. Y ahora… ¿En dónde estaba? Estaba en el cuarto de un Gryffindor, un chico común y corriente, impuro, y que usaba pijama de vaquitas. Lo peor de todo aquello, era que no comprendía por qué todo aquello lo volvía loco. Era, quizás, el simple hecho de que con él podía ser él mismo, no tenía que verse obligado a fingir ¿Cómo hacerlo si él no era como los otros? Cualquier otro ante el simple hecho de tener a "Yunho Jung" en su cuarto se hubiera puesto el atuendo más provocador que encontrara en su armario. Pero no, no Jaejoong Kim; a él le daba igual. Actuaba como si él no fuera más que otro muchacho, uno del montón. Le importaba poco si sus pijamas resultaban ridículas, o si su rostro permanecía desprovisto de maquillaje. Era él mismo, sencillo y natural ¿Por qué tenía que ser tan perfecto?
Lo odiaba, cuánto lo odiaba.

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