Cap. 40 - El final llega siempre

Hola chicas, se que he tardado casi un mes en subir la actualización  tuve serios problemas de salud, una cirugía algo compleja y a mi pobre beta llena de trabajo. Ella y yo nos disculpamos por la tardanza.

Quería hacer un hincapié en la semanita que tenemos, algo movida no creen?

Con "Catch Me" inundando nuestros oídos sentimos que era hora de tomar fuerza de nuestros dioses y hacer nuestro comeback(?)

Ok no. Pero prometemos no tardar por el próximo capitulo, que se pone cada vez mas emocionante. A leer y mil gracias por sus comentarios. Un saludo para Minato-chan quien siempre animada comenta ^^

Cap. 40 - El final llega siempre

Una sonrisa tétrica se dibujó en el rostro del pelirrojo.

- Quién te dijo a ti, Yoochun, que yo pensé alguna vez en lanzarme?

Aquello cayó sobre el moreno como un golpe justo en la cabeza. Sintió que la confusión lo invadía y trataba de buscar algún tipo de respuesta, mas su lógica se veía turbada por el laberinto punzante que Junsu había creado para lastimarlo.

- Eres tan egocéntrico...que es detestable.- continuó él mientras bajaba del borde. - Te crees lo suficientemente importante, como para que yo decida quitarme la vida por ti? Das pena...te juro que das pena.

Yoochun bajó del borde y tomó el brazo de Junsu con fuerza entre sus manos mientras lo sacudía.

- Qué es lo que quieres maldita sea! Quieres destruirme? Ya lo hiciste por qué no estás contento?

- Porque no puedo.-respondió él ignorando el dolor que ejercía la mano del Gryffindoriano sobre su brazo. - Se ha convertido en un vicio...sabes en lo que pensé por un segundo? En dejar que saltaras...pensando que lo haría yo...No tienes idea de lo deleitante que es saber que ejerzo tal poder sobre tu vida Yoochun...es tal ese poder, que si hubiera querido en este mismo instante tú ya no existirías.

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Jaejoong no se sentía bien. No tenía la menor idea de por qué aquel sentimiento estaba creciendo dentro de él, esa angustia como de quien conoce que algo malo estaba por suceder ¿Por qué sentía aquello? Todo estaba bien. Las luces del salón brillaban y todos sonreían felices mientras conversaban animadamente ¿Por qué no era capaz de disfrutar los últimos momentos de su vida dentro de Hogwarts? En días estaría fuera de allí, con ambos pies en el mundo real. No quería ni imaginar lo que le estaba esperando.

- Jaejoong, estás bien?- preguntó Shirota tomando su mano.

- Sí...perdóname, es que...no sé qué me pasa.- dijo él confundido.

Shirota sonrió y lo miró fijamente.

- Sé de algo que elevará tus ánimos.- dijo el moreno llevándolo por el salón y sacándolo por la puerta, lejos del baile.

Yunho notó aquello, mas aún tenía a Ryeowook  entre sus brazos sollozando, y debía encargarse de ello lo más pronto posible. Tenía que asegurarse de muchas cosas; había tanto de qué hablar.

El Rey de Slytherin tomó a su novio por el brazo y lo guió a una esquina del salón. Las luces resultaban abrumadoras, y el sonido alto de la música casi no les permitía escucharse el uno al otro; mas tenía que intentarlo.

- Quiero irme de aquí.- dijo Ryeowook  mientras que con ira se secaba las lágrimas.

- Puedes hacerlo cuando quieras, no pienso obligarte.- dijo Yunho fríamente. - Pero antes quiero saber cómo te enteraste de mi relación con Jaejoong.

Los ojos oscuros de Ryeowook  se ensombrecieron aún más que de costumbre. Se soltó del morocho con furia y lo miró amenazantemente.

- Eso no importa! Cómo puedes ser tan frívolo! Si quieres andar con basura es tú problema. Sangres sucias hay por todo el mundo, pero personas como yo no. Tengo orgullo Jung! Y no voy a rogarte nada. Puedes hacer lo que quieras con tu repugnante Kim...pero a mí déjame en paz.

Ryeowook  dio media vuelta para irse, mas Yunho lo tomó del brazo y lo obligó a volver, quedando a tan solo centímetros de distancia.

- Fuiste tú no es así?- preguntó él secamente. - Fuiste tú el de los mensajes en las paredes.

Un silencio imperó entre ellos por unos breves segundos. Ryeowook  mantenía su rostro inexpresivo sin atreverse a decir nada hasta que volvió a soltarse, y con ello corrió lejos, dejando a Yunho sin respuesta alguna. Las cosas no iban a resultar como él quería, no esta vez; él no lo permitiría.

Si lo que quería era tener a un esclavo a quién humillar y usar como un simple objeto, bien podía tener al sangre sucia.

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El viento adquiría cada vez más fuerza en la terraza de Hogwarts. Sí, hacía frío; pero Yoochun no podía sentirlo. Ahí estaba, curiosamente, parado frente a un pálido pelirrojo, cuya belleza mortífera parecía resaltar aquella noche. Estaba frente a un desconocido, y al notarlo sus ojos verdes se llenaron de lágrimas. Le costaba entenderlo, le costaba mantener su hombría y su firmeza frente a alguien que lo único que parecía querer era destruirlo. Muchas cosas Rondaron por su mente, sí; su madre, su padre, Changmin, Jaejoong, Hogwarts… ¿qué eran aquellos recuerdos sino lo único puro que poseía en su vida? Sí, podía ser realmente doloroso vivir de recuerdos, él lo sabía. Miraba fijamente en los ojos del hombre que amaba, en esos ojos miel que, a pesar de todo, aún no habían perdido del todo su inocente característica, y lo único que veía era el dolor que él le había causado. Junsu, el Junsu desequilibrado y cruel que tenía a dos centímetros no era más que el resultado de sus acciones. Todo era su culpa...SU culpa.

Junsu observó implacable cómo Yoochun cerraba los ojos y con rabia dejaba salir un grito desesperado mientras corría hacia la pared y lanzaba un golpe sobre él. Se mantuvo con la cabeza pegada al frío cemento, y frías lágrimas corrieron por sus ojos esmeraldas.

Él humedeció sus labios y, aunque sus ojos miel se vieron perturbados por lágrimas, no las dejó salir mientras caminaba hacia él.

- ¿Por qué lloras? A qué le tienes miedo Yoochun?- le dijo parando a unos metros de donde él se encontraba.

Yoochun dio la vuelta y lo miró fijamente.

- A ti. Tengo miedo de lo que te has convertido.

Junsu esbozó una sonrisa.

- Yo también.- dijo mientras dos lágrimas caían de las comisuras de sus ojos, contradiciendo la espectral sonrisa que pretendía mantener. - Pero es más lo que veo en ti esta noche Yoochun...es acaso ¿culpa? No me digas...que sientes que esto es tú culpa...

Yoochun guardó silencio, y ante tal respuesta el pelirrojo dejó salir una risa sarcástica y bastante falsa.

- Por favor! Yoochun Park no puede dejar de sentirse importante ni siquiera cuando le he demostrado el poder que ejerzo sobre él!..Eres tan egocéntrico que me repugnas.- dijo él violentamente. - ¿Crees que todo se trata de ti? No todo gira a tu alrededor! Sí, no voy a negarte que el hecho de que te hayas puesto de novio con mi mejor amigo, apartándome así de las únicas personas que realmente me valoraban por lo que soy, me hizo mucho daño. Pero no es solo eso lo que me ha lastimado!

- Entonces qué es! Qué pudo ser tan corrupto para convertirte en este ser completamente extraño!

Junsu caminó hacia él y quedando a tan solo unos milímetros de distancia habló:

- El mundo Yoochun…el mundo me corrompió; las risas hipócritas me consumieron, las mentiras piadosas, la caridad, las oraciones me produjeron náuseas; todo lo que alguna vez tuvo sentido se volcó mostrándome una realidad en descomposición. Te mentiría si te dijera que no estaba pensando en saltar cuando me viste al borde de la terraza, porque sí lo pensé, lo pensé tanto y con tanta intensidad, que lo único que podía hacer era verme y sentirme un cadáver a pesar de aún poder respirar. Pero sabes qué?...no puedo hacerlo. No puedo acabar con lo poco que me queda de esta inútil existencia. Cobardía? No. Preferiría morir antes que ser cobarde como tú Park. Entonces...tal vez te preguntes por qué no soy capaz de hacerlo...y yo te responderé...que no tengo la menor idea. Y me enferma seguir viviendo, y me enferma saber que lo haré por quién sabe cuánto tiempo más; que tal vez pasarán los años y cada vez que me vea al espejo veré a alguien completamente diferente. Me enferma sí, y tan solo puedo esperar para que esta enfermedad termine por matarme de una buena vez.

Yoochun no se movió ni un centímetro. Podía sentir el cálido aliento del pelirrojo aún sobre su rostro, y la suavidad de su aroma a tan poca distancia. Sus ojos verdes seguían fijos en él, y al contrario de todo lo esperado, no parecían sorprendidos por lo reciente dicho.

- Terminaste ya con tu monólogo interior?- dijo él seriamente. - Porque ahora me toca a mí. Eres un engreído que no sabe nada de la vida Junsu. No me digas qué se siente ver la realidad ni cómo eso te enferma, porque tú no has visto nada. Cuando tus padres mueran, y te veas completamente solo, tengas que vivir de la caridad de los demás y soportar la lástima del resto, pretender que nada sucede y ocultar todo el tiempo lo que sientes porque simplemente a nadie le importa; ahí, solo entonces podrás mirarme a los ojos y decirme que no quieres vivir más. Mientras tanto, solo eres un chico común de 16 años que sufre de un desequilibrio mental y de inseguridad. Y eso, no te hace especial.

Junsu intentó golpear a Yoochun con una bofetada pero él sostuvo su mano antes de que este pudiera lastimarlo y lo pegó contra sí, contrario a todo lo esperado, lo abrazó con fuerza, protegiéndolo entre sus brazos al menos aquel noche. El moreno pegó sus labios en su oreja, y cerrando los ojos le susurró en el oído:

- Te amo Junsu, siempre lo haré. No soy el hombre para ti, espero que algún día puedas entender por qué te alejé. Es lo mejor.

Ante esto el pelirrojo dejó que la barrera que inútilmente había colocado cayera. Y sí, lloró, porque se sintió quebrantado en lo más profundo, y porque por alguna extraña razón sentía aquello como una despedida definitiva.

Muchos años después, recordaría las palabras del moreno frente a una camilla de hospital, mirando fijamente el rostro dormido de Yoochun, y entendería, sollozando, lo que había dicho él aquel noche.

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Jaejoong se vio obligado a levantar su pantalón al internarse al bosque. A penas podía seguirle el paso a Shirota, pero debía intentarlo. Había olvidado cuánto odio los trajes, pensó. Y al llegar a cierto punto y encontrar a Shirota apoyado a un árbol, supo que algo ocultaba.

- Qué es? Dime ya!.- dijo Jaejoong sonriendo. - No me digas que me hiciste caminar todo esto para nada.

- Jamás lo haría.- dijo Shirota riendo inocentemente. - Te dije que te tenía algo que te subiría el ánimo y es cierto.

Caminó hacia un árbol gris que se encontraba a tan solo un metro de donde él estaba e introdujo su mano en un agujero de éste, sacando así un frasco con un polvo negro brillante.

Jaejoong levantó una ceja y se cruzó de brazos.

- No comprendo, no es lo más hermoso que he visto en mi vida siendo honesto.- dijo él.

Shirota sonrió y abrió el frasco. Miles de hadas abrieron sus las y salieron del gran roble mientras el polvo negro se extendía por el área. Era brillante, como escarcha, y las hadas doradas bailaban alrededor de Jaejoong y Shirota alimentándose del polvo. Brillaban con intensidad en la oscuridad, y cantaban una canción pura y magnífica que deleitaba cualquier oído, humano e inhumano. El castaño cerró sus ojos y sonriendo se dejó embriagar por aquellas voces pequeñas y celestiales. Extendió sus manos al cielo y sintió rozar sus dedos alas suaves y delicadas. Cuando abrió los ojos notó que Shirota sonreía mientras lo miraba. Él rió.

- Retiro lo dicho, es lo más hermoso que he visto en mi vida. Gracias.

Shirota se inclinó ante él manteniendo su sonrisa.

- No es nada.

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Yunho tragó amargamente el ponche que se encontraba en su copa. Cómo detestaba aquel sabor dulce y pegajoso. Sí, lo odiaba casi todo. Ganas no le faltaban de matar a cada uno de los que permanecían en aquel salón; pobres ignorantes, no sabían absolutamente nada de la vida. Creían saber, pero no. Bailaban felices, creyendo que lo que les esperaba fuera del colegio era felicidad y comodidad cuando lo único que estaba allá fuera era dolor y condena. Estaban en su burbuja, esa que los protegía del mundo real, pero ya estaban al punto salir de él ¿y cómo se defenderían en el mundo si lo único que conocían era ese mundo perfecto e inexistente? Que disfrutaran entonces, ya tendría el placer de verlos retorciéndose en la miseria de una vida fracasada.

Sintió entonces una mano en su espalda y al voltear chocó con unos ojos verdes intensos y brillantes. Sara irradiaba belleza inaudita aquella noche. Era demasiada perfección en una sola persona, era casi imposible de creer. Mas aquello no sorprendió en lo más mínimo al morocho, ni siquiera logró cautivarse por esa "perfección". La miró de arriba abajo y la vio como un simple objeto que le ayudaría conseguir algo.

- Por fin tu novio se fue, pensé que no te dejaría solo ni un segundo.- dijo ella tentadoramente mientras pasaba sus manos por el pecho del Slytherin.

Yunho levantó la mirada y entonces ésa chocó con los ojos marrones de Jaejoong, que había entrado al salón nuevamente con Shirota. La sonrisa que había estado dibujada en su rostro se borró al verlo junto a Sara.

Y Yunho sintió placer al ver dolor en su mirada.

Sus ojos pardos se fijaron en Sara y extendiéndole la mano la sacó a bailar. Sus brazos rodearon la cintura de la chica, y sintió la mirada de Jaejoong quemándolo a esa distancia. Sí, quería verlo sufrir, verlo agonizar de dolor por lo que le había hecho. Torturarlo sería placentero, una venganza dulce que disfrutaría gota a gota. Él tenía que entender que le pertenecía, y que lo que sentía por él era tan fuerte, que lo estaba matando. Ya era suficiente con tener que amarlo como lo amaba para que él se encargara de hacer todo más complicado de lo que ya era.

Jaejoong no pudo evitar sentir un gran dolor al verlo junto a Sara. Lo estaba haciendo a propósito, lo conocía bien; estaba torturándolo, jugando con él. Aún no le perdonaba el que hubiera roto el pacto de no acercarse a Shirota. Pero, la inseguridad que albergaba el castaño era más fuere que nada, y al verlo con Sara, el tipo de mujer perfecta simplemente lo hería demasiado. No podía dejar de sentirse como se sentía. Y fue en ese entonces, cuando de repente todo se puso negro ante sus ojos…

Literalmente.

Las luces se apagaron bruscamente y los alumnos gritaron ante la desesperación de no poder ver absolutamente nada a su alrededor. Muchos se abrazaron a sus parejas o se tomaron de las manos para no perderse en aquella laguna negra que parecía envolverlos. La voz de Dumbledore se escuchó pidiendo silencio y calma mientras trataba de conjurar un hechizo para que la luz regresara, sin embargo, éste parecía no funcionar.

Jaejoong entró en pánico ¿Desde cuando un hechizo no lograba funcionarle a Dumbledore? Quiso decir algo, pero un rayo cayendo avecinando una lluvia aparente iluminó las ventanas del salón, y en ese breve instante de luz, todos los alumnos vieron la terrible escena de miles de hadas muertas en el suelo. Todos gritaron y el caos volvió al lugar sin remedio alguno. Sí, eran todas las hadas que habían estado danzando sobre sus cabezas momentos antes. El castaño estaba horrorizado ¿qué estaba sucediendo?

Por fin las antorchas se encendieron y todos parecieron sentirse aliviados. Mas pronto aquel sentimiento se desvaneció, cuando en la pared frontal yacía un hada colgada del cuello con una cuerda y a su lado, un mensaje de muerte:

El final llega siempre sangre sucia; cuando menos lo esperes será el tuyo...y el de tu Slytherin"

Jaejoong supo de inmediato que aquello no podía más que dirigirse a él. Las voces y los gritos de terror a su alrededor se volvieron insoportables mientras que todo se ponía nublado...

Cayó al suelo ante el terror colectivo.

"Para que una historia sea una historia memorable debe tener un final. No siempre estos finales son agradables, pero son los que le dan valía a todo lo sucedido. No quiero un final amargo para esta historia..no quiero. Lamentablemente, no soy como cualquier escritor, no tengo poder alguno sobre los hechos; tan solo soy un testigo, un testigo que se limita a relatar lo sucedido.

Sea esto agradable, o no."

Junsu y Yoochun entraron al salón por separado, como siempre, fingiendo que absolutamente nada había pasado. Ambos sabían la verdad, y eso bastaba. Lo que vieron los sorprendió por igual, la música se había suspendido y todos murmuraban mientras algunos duendes limpiaban del suelo algunas hadas muertas. No pasaron más de dos minutos cuando la orquesta volvió a tocar la melodía y todos parecieron calmarse. Jinki corrió inmediatamente hacia Yoochun.

- Qué sucedió?- preguntó éste confundido.

- Es algo largo, te lo contaré luego; ahora tenemos que hablar.

Yoochun notó seriedad suprema en el rostro de su novio, y con ello pudo saber a ciencia cierta que algo estaba sucediendo, mas ya no le importaba en lo absoluto. Para ese entonces, muchas cosas habían dejado de significar algo para Yoochun.

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Junsu se paseaba confundido hasta que la mano cálida de Taemin lo tomó del brazo haciéndolo volver. Min parecía alarmado, sus ojos miel estaban intensamente remarcados por angustia y él podía reconocer esa expresión; era la misma que había tenido cuando Junho desapareció en el desierto, la misma que había puesto cuando su padre había resultado lastimado. Aquello no podía ser nada bueno.

- Se llevaron a Jaejoong a la enfermería.- dijo Taemin terriblemente preocupado. - Un nuevo mensaje se pintó en la pared y no pudo soportarlo...a decir verdad no creo que yo pueda soportarlo más tampoco.

Junsu pudo ver cómo los dulces y celestes ojos de su amigo se llenaban de lágrimas. Sí, toda aquella situación afectaba demasiado no solo a los que poseían sangre muggle, sino a los que los rodeaban y que como Taemin, tenían almas puras y sensibles.

Min apretó su mano en un puño.

- Voy a descubrir quién hizo todo esto, y voy a hacerle pagar lo juro!- exclamó lleno de ira.- Por Jaejoong, juro que lo haré pagar!

- Changmin..- dijo Junsu mas instintivamente volteó para chocarse con los ojos pardos de Adrián y de algunos más del sociedad, incluyendo a Paul, quienes con un gesto disimulado de cabeza le ordenaron salir.

Junsu supo lo que debía hacer.

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Jaejoong abrió los ojos y sintió el fuerte olor de medicina penetrar dolorosamente sus pulmones. Se quejó mas Madame Pomfrey lo único que hizo fue pasar un algodón húmedo sobre sus labios mientras que movía la cabeza de un lado para el otro.

- Muy tarde! Muy tarde! Nada de lo que digo lo toman en cuenta hasta que se torna en algo grave!- exclamaba la enfermera de Hogwarts mientras se movían de un lado al otro cerrando y abriendo frascos aromáticos. – De qué sirve esta enfermería y todos mis conocimientos si a la hora del hora a nadie le interesa escuchar lo que tengo que decir!

Jaejoong tosió y unas lágrimas corrieron por sus mejillas. Se sentía terrible, todo estaba borroso y sus fuerzas eran casi inexistentes. Se inclinó tratando de sentarse, mas se le estaba complicando demasiado.

Madame Pomfrey dio un golpe sobre la mesa y miró fijamente a los ojos del castaño.

- Jaejoong, tienes anemia.- le dijo severamente. – Me temo que necesitas a alguien especializado en esa área que te recomiende medicamentos precisos que tendrás que tomar por el resto de tus días si no quieres que la situación empeore y termines muriendo.

La noticia fue brusca, simple, y algo impactante. Jaejoong no dijo nada, simplemente porque no había nada qué decir. No sentía nada, ni felicidad, ni dolor. Era como si su mente se hubiera quedado en blanco repentinamente. Sí, estaba enfermo; y de ahora en adelante gozaría de todo menos de una salud estable y fuerte. Pasaron varios segundos hasta que algo conciso pasó por su cabeza, recordó todos aquellas veces en las que no había comido como se debía, inclusive aquellos días en los que no comía absolutamente nada. Durante todo el año el estrés de viajar al pasado, más sus problemas sentimentales, mas su desempeño escolar habían hecho que se olvidara de algo sumamente importante: su salud. Pero ya era muy tarde para remediarlo, y ya no había nada que pudiera hacer.

Madame Pomfrey se sentó junto a él y acarició su cabeza.

- Esto más que nada es genético Jaejoong, lo desarrollaste por tu descuido, pero ya lo tenías presente. Podrás llevar una vida normal siempre y cuando vayas al médico una vez al mes y tomes tus medicamentos diariamente. Sin hablar que deberás comer lo que te receten.

- Puedo estar solo?- preguntó el Gryffindoriano repentinamente.

Madame Pomfrey asintió y se levantó caminando hacia la salida. Justo antes de retirarse se volvió para mirar a su paciente por última vez.

- Lo siento tanto...

Y con esto se fue.

Jaejoong sintió cómo un mar de lágrimas caía por sus mejillas. Se sentía tan destruido. No comprendía en qué momento su vida se había transformado en aquel infierno ¿Por qué todo tenía que ser así? Pronto saldría de Hogwarts, y ya no vería a Yunho más ¿Qué haría si lo mataban por su culpa? Sí, porque si algo le pasaba a él sería su culpa, ya que Yunho se estaba arriesgando simplemente para protegerlo. Los mensajes en las paredes, los insultos, la discriminación…todo, todo en su vida había sido desastre por haber nacido con sangre mezclada. Respiraba, sí, respiraba el aire de un mundo que no la quería. Él era un error, un accidente; algo intermedio. Ni Brujo, ni muggle ¿qué era entonces ¿Quién era Jaejoong Kim?

- Quién soy? Quién soy?- dijo mientras sollozaba y apretaba con sus manos las sábanas del camilla.

- Un mentiroso.- dijo una voz fría proveniente de la puerta de la enfermería. Jaejoong volteó y pudo ver bajo la tenue luz de la luna la silueta de Yunho apoyado en el marco de la gran entrada. – Yo creo que fue un error haberte puesto en Gryffindor...debiste ser un Slytherin.

- Lárgate...por favor, déjame solo.- suplicó Jaejoong sin fuerzas para poder luchar contra él.

Yunho entró y cerró la puerta tras de sí. Sí, ahí estaba él. Se veía tan hermoso, inclusive con su rostro húmedo por las lágrimas que corrían a lo largo de sus mejillas. Estaba sufriendo, podía verlo claramente en sus ojos marrones; pero eso no le importaba ahora, tenía muchas cosas qué decir y las diría aunque ello lo lastimara.

- Por favor déjame en paz.- dijo Jaejoong mirándolo fijamente, mas él se limitó a sonreírle falsamente.

- Tal vez lo haga después; ahora necesito que sepas algunas cosas.- dijo mientras caminaba y quedaba frente a la camilla en donde él estaba. – Tu amigo Shim está en esta Sociedad de escritores, necesito que lo saques. No es que me importe la suerte que él pueda correr, pero no quiero que después me culpes si resulta herido o peor. A los mortífagos no les está gustando para nada esta sociedad, estoy seguro que harán todo para desaparecerla.

- Sabía que Junsu tenía algo que ver con todo esto...pero ya en dos días salimos de Hogwarts...qué tan peligroso puede ser?

Yunho rió frívolamente.

- Quieres averiguarlo? Parece que estar con un Slytherin no te ha enseñado del todo lo mortal que el lado oscuro puede llegar a ser…

- Yo no puedo hacer nada en esto...Si Junsu no quiere salir no puedo tener mayor influencia en él.

- Entonces no me interesa. No voy a arriesgar todo lo que he conseguido para salvar a un niñito caprichoso. Me basta y me sobre con tener que hacerme cargo de ti.- dijo fijando sus ojos pardos centelleantes en la Gryffindoriano.

- Nadie te ha pedido que te sacrifiques.- respondió él secamente.

Yunho cortó la distancia entre ellos y lo tomó del brazo casi sacándolo de la camilla. Jaejoong quedó sentado en el borde derecho de esta mientras que el morocho lo sostenía firmemente por la cintura. Sus ojos se clavaban como dagas en los de él, profundos e hirientes.

- Te pedí una vez que no me obligaras a lastimarte, pero tú pareces no querer entender.- dijo mientras su aliento se mezclaba con el de él. Jaejoong intentaba mantenerse firme, mas la frialdad del chico estaba a punto de destruirlo.

- Haz lo que quieras conmigo Jung, después de todo, te pertenezco o no es así?- le dijo sarcásticamente. – Todo lo que he hecho hasta ahora tiene un motivo, y te guste o no voy a seguir con mis planes. Quieres herirme? Hazlo, pero recuerda que lo único que conseguirás con ello será tu propia destrucción.

Yunho lo apretó con más fuerza a su cuerpo, prácticamente quitándole toda la respiración. Jaejoong soltó un gemido, pues su cercanía era casi dolorosa.

- Noticias para ti Kim, hace mucho que me destruiste.- le dijo clavando su mirada sobre él. - ¿Patético no crees? Un Jung, obsesionado con la sangre sucia que había escogido para acostarse. Eras solo un objeto para mí, y mira en lo que te has convertido; prácticamente lo único que me obliga a seguir existiendo.

La mano derecha del Slytherin se elevó para acariciar el rostro del castaño. Sus dedos finos y gélidos recorrieron sus labios rojos con intensidad. Él cerró los ojos, estaba empezando a creer que en realidad le pertenecía. Yunho acercó sus labios a su oreja y le susurró:

- Jaejoong, si descubro que Shirota ha puesto un solo dedo sobre ti...lo mato. Y me conoces...sabes muy bien que soy capaz de hacerlo.

Jaejoong trató de empujarlo lejos de él, pero ya era demasiado tarde; él había mordido su cuello con tanta fuerza que lo había obligado a soltar un gemido de dolor. Sus manos pálidas acariciaron la sedosa tela del pantalón para ir introduciéndolas bajo la tela y acariciando sus piernas. Cuánto extrañaba su cuerpo, su aroma, todo de él. Cómo odiaba necesitarlo de aquella forma tan obsesiva ¿Cómo haría para vivir sin él una vez que salieran de Hogwarts? ¿Cómo pretendía hacerlo?

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En ese preciso momento, en la biblioteca escolar la puerta se abría y dejaba cerrar. Los pasos hicieron eco en todo el lugar mientras que sombras se formaban en las paredes dando a notar la presencia de una persona. La puerta del sección prohibida se abrió de un solo golpe, provocando que el polvo de esparciera por el aire e impidiera ver con claridad a los presentes. Kim Hyun Joong miró fijamente a su nuevo visitante, y con ojos sorprendidos e impactados habló:

- Dumbledore...

- Sir Hyun Joong, veo que por fin tengo el gusto de conocerlo en esta vida.

Kim Hyun Joong no podía hablar, su boca por primera vez no encontraba las palabras precisas para expresarse. Aún no podía comprender lo que estaba sucediendo. Dumbledore sonrió y cerró la puerta tras de sí. Caminó hacia la ventana de la sección prohibida y miró por él mientras la luz de la luna se reflejaba en los cristales de sus anteojos. Un silencio prolongado imperó durante varios minutos. Luego la voz entre cortada de Kim Hyun Joong se hizo notar.

- Cómo..?

- Cómo supe que estabas aquí?- completó el director amablemente. - Pensé que tu pregunta sería...cómo supiste de mi existencia? Y me refiero cuando digo "existencia" en sentido figurado, ya que usted si mal no me equivoco tiene más de un siglo muerto.

Kim Hyun Joong cerró la boca por fin. Tragó saliva sin decir nada, sus ojos negros estaban fijos en su interlocutor. No entendía nada, pero quería más que nada en el mundo entender.

- Kim Hyun Joong...brillante ha sido de tu parte conservar tu presencia en un libro, sin duda alguna fuiste de esos genios que no quedaron en la historia...

- No quiero quedar en la historia...quiero cambiarla.- dijo Kim Hyun Joong finalmente. - Es...tan placentero volver a verte...

- Es un gusto conocerlo, en mi caso.- rió Dumbledore. - Podrás entender a la perfección que aunque conociste a mi antepasado, yo no puedo recordarte.

Kim Hyun Joong sonrió.

- Lo entiendo.

- No quiero que sigas confundido así que trataré de explicarme tan bien como las palabras me lo permitan.- continuó Dumbledore apaciblemente. - No puedo dejar de interesarme en Hogwarts, pues todo lo que sucede dentro de este colegio es bajo mi responsabilidad. No sé si lo sabrás, pero ha habido mensajes insinuosos contra hijos de padres muggles que poseen magia, y he temido que exista una secta de seguidores a Lee Soo Man en el colegio. Por ello, fabriqué un espejo bastante poderoso con ayuda de los profesores que muestran actividad fuera de lo normal en cada rincón de Hogwarts, hasta en aquellas partes que no conozco. Fue así como vi su presencia, y me sentí obligado a averiguar qué hacía un holograma en la biblioteca del colegio, como puede entender, la noticia me confundió un poco...

Kim Hyun Joong rió.

- Lo comprendo.- respondió. - Mi intención jamás fue perturbar a nadie, lo que busco es...

- Cambiar la muerte de Choi Siwon y Heechul Kim, lo sé- dijo el director. - Sé también la participación de dos alumnos en esto, el señor Jung y el señor Kim.

La sonrisa del rostro de Kim Hyun Joong se desvaneció para mostrar preocupación.

- Ellos lo han hecho magníficamente, nada les ha sucedido hasta ahora.

- Lo sé, lo sé. No voy a negar que me preocupa que alumnos regresen al pasado en un medio tan...poco seguro, por llamarlo de una manera; pero no me siento con el derecho de impedir que lo hagan, si así lo han decidido ellos.

- No entiendo entonces el motivo de su visita...

Dumbledore se aclaró la garganta.

- Señor Kim Hyun Joong, lo que me mueve aquí es otro motivo. Sé que el conocimiento que usted posee no se limita al pasado, sino al presente..y me atrevería a decir, que al futuro también.

Dumbledore no pudo ver la expresión de Kim Hyun Joong cuando le dijo aquello, puesto que él se había volteado dándole la espalda. Pasaron varios segundos antes de que alguien dijera algo. El confiable director continuó:

- No quiero presionarlo, pero sé que hay muchos secretos que guarda, y que ni el señor Jung ni el señor Kim siquiera pueden llegar a sospechar. Sé que es una buena persona, lo puedo ver en la pureza de su mirada, pero me gustaría decirle algo que sé va a entender inmediatamente...

Kim Hyun Joong volteó para mirar a Dumbledore de frente.

- Señor Kim; sé que el pasado es terrible, y comprendo su necesidad de cambiarlo. No puedo intervenir en ello, pero sí en el presente y futuro. Las cosas terribles que usted sabe pasarán en este colegio, pasarán y deben suceder...no me alegra, y de hecho probablemente lo que suceda implique el fin de todo...pero le pido que no trate de cambiar el presente ni el futuro...ya es suficiente con el pasado.

Dumbledore volteó para salir mas Kim Hyun Joong le respondió obligándolo a quedarse.

- Por qué no cambiar lo que está mal? Si tengo el poder en mis manos, si puedo transformar la miseria y riqueza, si puedo cambiar la muerte por la vida...por qué está mal hacerlo?

El director respiró profundamente y perdió la mirada en el suelo. Sonrió y levantó los ojos para fijarlos en los de Hyun Joong.

- Porque somos humanos, y por lo tanto, imperfectos; seres tan defectuosos como nosotros, no podemos ambicionar poder tal como el de transformar lo que se dio, lo que se debe dar. Aunque sea la realidad algo terrible, no está en nuestras manos el manipularla, sino enfrentarla. Ahí está la grandeza del hombre Sir Hyun Joong, no en evitar el problema, sino enfrentarlo..y salir airoso de ello. Vida no es vida como usted la está planteando; lo que usted quiere es un libro escrito por usted...un libro que tenga el final, que usted desee darle. El destino, si está escrito, no es por usted Sir Hyun Joong. No vengo a convencerlo, solo ha darle mi punto de vista. No es muy importante después de todo, ya que con un solo movimiento de las páginas de ese libro, usted puede retroceder el tiempo y hacer que yo no lo encuentre al entrar a esta sección. Usted, posee un gran poder...úselo correctamente, por el bien de todos, por favor, úselo responsablemente.

Con estas últimas palabras Dumbledore salió. Aquella noche, Kim Hyun Joong no pudo cerrar los ojos.

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Jaejoong despertó en la enfermería. Aún tenía su misma ropa de anoche puesta. El peso del cabeza de Yunho sobre su estómago le impidió levantarse. El Slytherin yacía a su lado con la camisa desabotonada y el cabello desordenado. Él lo contempló durante unos instantes y algunas lágrimas brotaron por sus ojos. Ya faltaban solo días, días para no verlo más. Sí, era cierto que quien tenía al lado no era el mejor de los hombres, no era perfecto ni mucho menos el que habría soñado amar alguna vez. Pero, así, con todos sus defectos, con su imperfección y con todo el dolor que le había causado, él lo amaba. Y él, a él también, quizás por eso lo había dejado quedarse la noche anterior. Porque aunque Yunho Jung fuera tal vez, el más infame ser humano que existiera sobre la tierra; era él quien estaba dispuesto a dar la vida si era necesario...solamente para protegerlo. A Jaejoong le dolía que él fuera así, tan frío y queminportista en cuanto el sufrimiento de los demás, pero no podía cambiarlo. Acarició su cabeza tiernamente y vio a su lado el reloj que marcaba las cinco del mañana. Aún era temprano y no había de qué preocuparse.

Jaejoong respiró profundamente. Pensaba en demasiadas cosas en aquel instante, pero sobre todo en lo que aquel año había significado en su vida. Ya nada sería igual, él lo sabía; aquel año había traído consigo tantos estragos que hasta su salud había salido afectada. Anemia, aún tenía la palabra punzándole la frente. Llevaría esa enfermedad consigo para siempre ¿Qué había después de Hogwarts? ¿Qué?

Sintió una mano recorrer su entre pierna y se asustó. Levantó la cabeza y sintió el peso de la barbilla de Yunho sobre su estómago, mirándolo fijamente. Sus ojos pardos brillaban con intensidad mientras se despertaba. Su voz tenue mas firme sonó en la habitación casi en un murmullo.

- Qué hora es?..- preguntó suavemente.

- Cinco de la mañana.- dijo Jaejoong mientras se sentaba y trataba de sacárselo de encima.

El Slytherin se movió voluntariamente dejándolo salir. Jaejoong se arregló el saco y se arregló el cabello. Miró a su alrededor asegurándose de que no hubiera nadie, y caminó hacia la puerta.

- Jaejoong.- dijo esta vez con una voz más fuerte que hizo temblar al castaño. El Gryffindoriano se detuvo ante el sonido de la voz del morocho y sin voltearse permaneció estático. - Esta noche, en la sección prohibida. Ya no hay tiempo. Si no llegas a tiempo, me iré sin ti. No pienso someterme a tu horario. Te quedó claro?

¿Por qué siempre tenía que ser tan seco? Sus palabras caían una y otra vez como témpanos de hielo sobre él. Actuaba como si nada sucediera, como si entre los dos no existiera nada. Él sabía que no era cierto, entonces ¿por qué fingía? ¿por qué nunca de sus labios había salido una sola palabra que demostrara cariño hacia él? Es cierto que con los hechos se lo había demostrado, pero él quería escucharlo, ahora más que nunca necesitaba escucharlo. Dentro de pocos días no lo vería más; al menos deseaba escuchar sinceridad salir de su boca por primera y última vez.

- Como quieras.- respondió él y salió lo más rápido que pudo.

No quería que por ningún motivo lo vieran.

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Junsu entró al gran comedor y se sentó. Tomó algo de jugo antes de escoger lo que iría a comer. Estaba realmente cansado, la discusión que había mantenido la noche anterior con los miembros de la sociedad se había prolongado más de lo esperado. Casi no había dormido, y debía estudiar. Sin embargo, ahora más que las notas, lo que le preocupaba era lo que la sociedad estaba a punto de hacer. Las cosas habían llegado a un punto culminante con lo sucedido la noche del baile, y ante tales noticias se debía tomar medidas radicales.

Flash back

En un claro del bosque los miembros de la sociedad mantenían un silencio sepulcral. La mayoría miraba al suelo, otros a un punto desconocido en el espacio; mas Junsu, permanecía observando a cada uno de sus compañeros, examinando la reacción que de cada uno emanaba. Sus ojos miel se fijaron en el presidente cuando este entró en escena.

- Malditos desgraciados!- gritó Adrián lleno de ira. - Hasta aquí! Hasta aquí soporta la Sociedad de poetas Babelianos esta humillación! Justicia es nuestro lema, luchar por el bien común lo hemos hecho desde la existencia de esta organización. Nuestros antepasados lo hicieron y ahora nos toca a nosotros. Quieren guerra…tendrán guerra. Si se derramará sangre no será la de impuros! Sino mortífaga! Y nosotros nos encargaremos de ello.

Los miembros aplaudieron y exclamaron gritos de apoyo y efusividad. Junsu dio un paso adelante y habló con fervor.

- Sangre? De qué están hablando!

- Junsu..- dijo Paul adelantándose, pero Adrián lo detuvo con una mano. El rubio caminó hacia él hasta quedar frente a frente con el pelirrojo.

Todos se callaron.

- La única forma de eliminar una plaga, es matándola desde su raíz. Lee Soo Man es una meta muy complicada para nosotros, pero mortífagos a quienes exterminar no es nada del otro mundo. Aquí todos están dispuestos a luchar por lo que es correcto, y si es necesario perder nuestras vidas en la valiosa búsqueda de la justicia, entonces moriremos en el intento.- dijo con firmeza y luego se dirigió hacia los demás miembros. - Quienes no estén dispuestos a eliminar lacras pueden dar un paso hacia atrás y retirarse! Porque esta sociedad no es para cobardes, no es para aquellos que no tienen convicción...no es para inseguros ni mucho menos para quienes se jactan de ser neutrales. En la vida hay que ser radical, y aquellos que no poseen el coraje para serlo bien pueden irse! Pero háganlo ahora! Ahora porque no hay tiempo qué perder! Quienes se queden esta noche, jurarán por su vida que harán lo que es necesario hacer para exterminar mortífagos en Hogwarts, jurarán no temerle a robar, ni a matar, ni a ir a prisión, ni mucho menos a la muerte...siempre y cuando por medio de estos antivalores se consiga el fin que necesitamos.

- Eliminar mortíos.- completó una de los miembros.

- Nicolás Maquiavelo.- dijo otro miembro. - "El fin justifica los medios"

- Y es esa la premisa con la que partiremos desde esta noche. Quédense los verdaderos miembros de esta organización! Quédense los que realmente merecen hacerse llamar poetas de babel...y lárgense! Lárgense ahora aquellos cuya cobardía los convierte en seres indignos y repudiables. Escóndanse bajo una roca! Y no salgan más...porque les juro, por todo lo que esta sociedad significa para mí, que si tenemos que convertir a Hogwarts en un verdadero infierno, en una inquisición de mortíos; lo haremos! Y lo haremos sin piedad!

Todos asintieron y nadie dio ni un paso atrás. Junsu miró sus manos, blancas y delicadas; como las de un niño. Las miró detenidamente, porque sabía que la próxima vez que lo hiciera, esas manos puras e inocentes, ya no serían las mismas. Levantó la mirada hacia Adrián y asintió, comprometiéndose junto al resto, a convertirse en un ejecutador más.

Aquella noche él mató definitivamente a Junsu Shim. Mato lo que sea que quedase de esa alma buena que aun permanecía en el, dejando solo lo torturado y podrido que lo consumía desde lo mas profundo de sus entrañas.

End flash back

Comenten :)

Les dejo algunas preguntas al aire:

¿Creen que la operación de la Sociedad de Poetas termine bien?

¿Terminaran bien Yunho y Jaejoong?

¿Acabara destruyéndose del todo Junsu?

Esto y mas en el siguiente capitulo aproximándonos al inminente final.