Cap 38 - Que no lo ves?

Hola chicas, ante todo de nuevo mil disculpas, aquí esta el capitulo retrasado. -Hace múltiples venias- De verdad que el trabajo me absorbe, mi beta tampoco tiene mucho tiempo.

Nos acercamos al final, muy pronto. 

Subiré la nueva actualización en estos días ya que el próximo capitulo esta casi listo.

Gracias por sus valiosos comentarios, los amo con toda el alma.

A leer.

Cap. 38 - Que no lo ves?

- Yo también.- dijo y con esto salió.

Junsu bajaba por el camino de rocas seguido de Paul. Ya era bastante tarde, seguramente la reunión de la sociedad ya había comenzado. La noche estaba cálida, tibia como si quisiera cubrir con su manto protector a todos los mortales. El pelirrojo esquivaba ramas y piedras, saltando y corriendo tan rápido como sus piernas se lo permitían. El tiempo parecía estar en su contra, todo parecía estar en su contra.

- Mañana tendrás un día muy ocupado.- dijo Paul mientras trataba de seguirle el paso. -Las entrevistas, todo el colegio leyendo tu poema…ya eres una celebridad.

- No me hace gracia.- dijo Junsu bajando con más rapidez.

- Lo siento.- dijo Paul en un tono algo sarcástico. - Pero en realidad no lo siento. Sé que hice lo correcto.

Junsu paró bruscamente y volteó hacia él.

- Lo correcto? Crees acaso que es "correcto" tomar la privacidad de una persona y lanzarla al aire como si fuera cualquier cosa sin importancia?- reclamó él

Fervientemente, aún ardido por la situación en la que Paul lo había insertado. El castaño sonrió.

- No.- respondió. - Creo que lo correcto es que sepas lo mucho que vales, y si tuve que tomar tu poema y hacer que todo el mundo vea lo talentoso que eres para conseguirlo, pues entonces no me arrepiento.

- Se supone que todo esto era secreto! No quería que todo supieran que sé escribir!

- Pues en verdad, la Sociedad de poetas de babel manda un poema cada año a ese concurso, claro, todos votan y eligen el que se merece ir. Yo te propuse, y todos votaron por ti. No soy el único que cree que eres el mejor...- dijo pasándolo y siguiendo el camino de descenso.

Junsu contuvo la ira que tenía y siguió bajando. Miraba al suelo, poniendo especial atención en cada paso que daba pues aquel lugar estaba lleno de sorpresas. Tal vez por eso se sorprendió cuando se chocó contra la espalda de Paul. Levantó la mirada y sus ojos miel se quedaron estáticos ante la escena que tenía frente a él.

- Cuando llegamos ya estaba así.- dijo Adrián, que permanecía sentada en una roca.

Todos los integrantes permanecían rodeando lo que quedaba de la cabaña, pues había sido completamente incendiada. Sobre la puerta carbonizada, colgaba una nota clavada con un cuchillo.

"La poesía es el vino del diablo" San Agustín

Y ustedes serán la espada

con la que destruiremos a los impuros.

Su pared se manchará de sangre,

y los gritos sonarán como dulce Melodía nocturna.

Recuerden, nosotros también hacemos poesía…

La creamos a la hora de destruir, De eliminar.

Buenas noches, Poetas de babel.

- Malditos Slytherins!- gritó Alejandro lanzándose al suelo. - Cómo los odio!

- Pero ésta no las van a pagar!- exclamó Adrián levantándose. - Ellos quieren guerra! Y es eso lo que les vamos a dar!

Y Junsu observó cómo el espíritu vengativo se encendía en los rostros de cada integrante.

Oscuridad; tal vez ellos no eran tan diferentes a los mortífagos después de todo.

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Yoochun permanecía sentado en una de las camillas de enfermería. Sus ojos verdes permanecían fijos en el suelo. Jaejoong tomó una un algodón con poción cicatrizadora y se acercó a su mejor amigo.

- Déjame ver.- le dijo extendiendo su mano a la comisura rota de su labio.

Yoochun extendió su mano y apartó a Jaejoong de él. Sus ojos verdes se fijaron en él, con menos rabia, mas con un profundo resentimiento.

- Desde cuándo estás con él...- preguntó secamente.

Jaejoong sintió dolor ante la rudeza del moreno.

- Yoochun yo...

- Responde!- gritó él furioso. - Por lo menos ten el valor de explicarme el por qué de todo esto!

- Quiero hacerlo! Quiero explicarte!- dijo él mientras lágrimas corrían por sus mejillas. - Pero no sé si lo vas a entender...

- Ese es mí problema si! Si no me explicas voy a terminar volviéndome loco me entendiste!

Jaejoong tragó saliva.

- Desde casi comienzos de año.- dijo tragándose las lágrimas.

Yoochun lo observaba incrédulo.

- En qué estabas pensando te has vuelto loco! Maldita sea! Qué es lo que le está pasando a todo el mundo! Primero Junsu, después tú…quién sigue ahora! Quién más quiere eliminar la poca cordura que me queda?- gritó levantándose del camilla.

- Yoochun déjame explicarte!- dijo él tomando el brazo del moreno, mas él se movió bruscamente sacándoselo de encima.

- No me digas nada! No quiero que me hables! No quiero saber nada de ti! Ándate con Jung si eso es lo que tanto quieres! En lo que a mí respecta, ya no eres el Jaejoong Kim que conocía, por lo tanto, no eres el mismo a quien yo consideraba mi amigo.

El castaño no pudo contener las nuevas lágrimas que corrían por su rostro como olas. Se quedó estático viendo cómo el Gryffindoriano, su mejor amigo de tantos años, caminaba hacia la salida de la enfermería.

- Es verdad Yoochun! Ya no soy el mismo de hace años…pero sigo siendo yo, Jaejoong ¿qué no lo ves?

Yoochun se detuvo en seco y no volteó, porque pudo sentir el calor de lágrimas asomarse por sus ojos esmeralda, y no quería que él pudiera ver el daño que le había causado.

- No.- dijo casi sin voz. - Jaejoong jamás me habría hecho esto.

Y con esto salió.

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Jonghyun apagó la luz dispuesto a dormir. Ya eran dos de la madrugada, y se había distraído como siempre, leyendo las cartas que su madre le había enviado. Aquella noche estaba melancólico, extrañaba todo; a sus padres, a su casa allá en las montañas; a sus amigos, perdidos a lo largo de este año. Sí, podía recordar cómo había comenzado ese año junto a sus amigos, unidos como siempre.

Y ahora ¿qué eran ahora? Nada. Los únicos que permanecían unidos eran él y Jinki, justo como en el inicio. Taemin parecía volar como un ave sin destino, estaba demasiado ocupado dando luz a todo lo que lo rodeaba; Jaejoong ya simplemente ni se dejaba ver, dónde estaba y con quién ya ni lo podía imaginar; aparecía y desaparecía con la facilidad más grande y ya casi ni se detenía charlar un rato; Junsu…ni qué hablar de él! Ahora prefería andar con Paul y esos egocéntricos de otras casas que se creían superiores al resto. Sí, todos ellos se creían más inteligentes que Hogwarts entero. Al principio pensó que se trataba de una etapa y que solo tendría que esperar a que él volviera, mas al verlo con Yoochun entendió todo. Junsu se había alejado porque entre Yoochun y él había algo; ambos engañaban a Jinki ¿Qué se suponía que debía hacer él ¿Decirle a Jinki ¿Sería eso lo correcto? Él jamás había sido bueno para tomar decisiones! Siempre los demás las tomaban por él. Se sentía tan confundido, tan herido en lo más profundo de su inocencia infantil; aquel inocencia que lo hacía creer que el mundo era fidelidad y perfección; un mundo sin mentiras y con amistades firmes e inquebrantables. Desde ahora veía ese mundo imaginario desmoronarse, y cuando saliera de Hogwarts, la realidad lo golpearía hasta morir, para dejar agonizando en un mar que arrastra a todos aquellos que fueron débiles...

Dejándolos muy lejos del orilla.

Suspiró y, cepillándose el cabello rizado, caminó hacia la ventana para abrirla y dejar que el aire penetrara en la habitación. Sus ojos oscuros se sorprendieron cuando divisaron un cabello sangre inconfundible, seguido por varios alumnos de distintas casas ¡No podía ser! Eran todos los egocéntricos! Qué estaban haciendo en el bosque prohibido a esas alturas de la noche? El corazón noble e impulsivo de Jonghyun no lo dejó pensar, ya que él era de esa clase de personas que sentían primero, y razonaban después.

Ni pudo colocarse las pantuflas de lo rápido que salió de su habitación. Bajó al borde del histeria las escaleras del sala común y se chocó de frente con Yoochun. Soltó un grito ante tal exaltación y el moreno tuvo que tomarlo de ambos brazos para que se tranquilizara.

- Jonghyun qué haces estás loco?- dijo Yoochun observando a su amigo, quien parecía estar a punto de perder la razón.

- Tengo que bajar! Tengo que bajar Yoochun déjame.- dijo él y con tantas ideas mezcladas en su cabeza ni notó las heridas del moreno.

- No puedes bajar has perdido el sentido! Son las dos del madrugada es prohibido!

Jonghyun fijó sus ojos en él.

- No lo comprendes, Junsu...Junsu está afuera lo acabo de ver por la ventana!

Los ojos verdes del moreno se intensificaron y llamas ardientes se encendieron en ellos. Tomó con fuerza el brazo de Jonghyun obligándolo a mirarlo directamente.

- Dónde?- preguntó.

- Salía con Paul y otros alumnos más del bosque prohibido.- respondió él temeroso ante la reacción del Gryffindor. Había olvidado por completo lo grave del situación y a quién le estaba diciendo todo aquello. - Sé que no debería estar pidiéndote esto, especialmente por lo que le estás haciendo a Jinki...pero Junsu, a pesar de que debería olvidarme que alguna vez fue su amigo, él...él me importa y me preocupa todo esto! Qué hace a estas horas allí y con todos ellos? Qué es lo que Junsu está haciendo de su vida!

Yoochun soltó a Jonghyun y se dirigió rápidamente a la salida de la sala común.

Pronto desapareció del vista del moreno.

Solo entonces la razón de Jonghyun comenzó a funcionar.

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Jaejoong azotó la puerta del biblioteca y al ver a Yunho parado junto a la ventana sus ojos marrones se encendieron llenos de odio. Su delicada, más firme mano se introdujo en el bolsillo de la oscura túnica, sacando así su varita y apuntando al Slytherin con él.

- Expelliarmus!- exclamó.

Yunho salió volando hasta chocar con la pared y caer al suelo. Jaejoong no se detuvo ni un instante. Caminó por el centro de las estanterías hacia él con su varita empuñada. Sus ojos llameantes eran capaces de quemar y extinguir todo a su paso.

- Eres un ser despreciable!

El morocho se levantó lentamente y sin mirarlo le dijo:

- Yo soy despreciable? Déjame recordarte quién es el que se acostó con el enemigo de su mejor amigo. Creo que te estás equivocando de roles.

Los ojos de Jaejoong intensificaron su ira.

- Cállate! Tú no sabes nada! Tú nunca vas a entenderlo porque eres un ser frívolo e insensible! No te importa nada más que tú mismo!

- No sé nada? Veamos Jaejoong...todo comenzó porque tenías el autoestima por el suelo, lo recuerdas? No te querías, de hecho te odiabas...eras lo más insignificante no solo ante los ojos de los demás sino ante los tuyos propios. Como no tenías a nadie más a quién echarle la culpa de tu depresión decidiste hacerlo con tus amigos. Claro, resultaba más fácil pensar que te lastimaba el que ellos no te incluyeran en sus planes, cuando en realidad lo que te lastimaba era estar atrapado en esa vida patética y sin sentido en la que se había convertido la tuya. - dijo acercándose a él peligrosamente. Su boca de serpiente había comenzado a escupir veneno mortífero. Solo él sabía cuánto daño podían causar sus palabras.

Jaejoong retrocedía mientras mantenía su varita bien en alto. Sus ojos estaban inmersos en los de él, fríos y calculadores.

- Por eso, solo por eso dejaste que te hiciera mío; no para vengarte de tus amigos, no...Fue para vengarte de ti mismo. Porque te despreciabas, eras tu peor enemigo Jaejoong; lo sigues siendo.

- Nunca quise lastimar a Yoochun...- dijo mientras lágrimas corrían por su rostro.

- Pero lo hiciste, y ese es tu problema; nunca quieres herir a nadie pero terminas destruyéndolo todo. No es así Kim? Debe ser muy divertido jugar con todo lo que te rodea no?

- No!- sollozó él. - Lo único que quería era morir! Desaparecer de este mundo asqueroso en el que no encajaba, en el que no encajo! Pero no tenía ni tendré el valor para acabar conmigo, necesitaba que alguien lo hiciera por mí. Tú eras perfecto para ello, no se suponía que esto debía terminar así.

- Así cómo? No se suponía que te ibas a enamorar de mí?- Yunho rió. - Imagínate entonces cómo me siento yo, exponiendo mi vida por un sangre sucia traidor.

Los ojos de Jaejoong destilaron ofensa inmediata.

- Yo no te he traicionado, eso está en tu podrida cabeza Jung!- dijo él.- Así que ya para de lastimarme!

- Quieres que pare? Ya sabes lo que tienes que hacer para que me detenga.- dijo mientras seguía acercándose a él con ira irradiando por sus ojos pardos.

Jaejoong sintió la pared en su espalda, ya no había cómo retroceder.

- Por qué tenías que decirle eso a Yoochun?- dijo él volviendo al tema inicial. - Por qué tenías que humillarme delante de él y hacerme quedar como un cualquiera!

- Porque tú me obligaste recuerdas?- dijo él sin detener su paso, la varita de Jaejoong se había incrustado en su pecho. - Te dije que era yo el único que podía lastimarte, y te pedí, te rogué que no me obligaras a hacerlo. Pero tú nunca escuchas Jaejoong...

El morocho extendió su mano y la varita de Jaejoong voló lejos. Con su mano derecha atrapó el cuello del chico, y con suavidad, lo acarició con sus pálidos dedos. Sus ojos pardos se fijaron en los labios rojos intensos del castaño, aquellos que siempre le pedían a gritos su boca, su calor. Volvió a subir la mirada fija e inexpresiva hacia los ojos marrones del Gryffindoriano y lo soltó.

Kim Hyun Joong debe estar esperándonos.- dijo secamente mientras daba media vuelta y caminaba como si nada hubiera pasado hacia la sección prohibida.

El ambiente estaba frío y húmedo. La reciente lluvia aún se sentía en el aire; suspendida, como haciéndose notar. Jaejoong aspiró la fresca brisa que cruzó por su rostro y notó la gran luna vislumbrándose por el cielo, cuyas nubes parecían haberse hecho a un lado, dándole paso a las estrellas de una noche perfecta. Yunho, quien era más práctico y tenía un sentido oscuro de lo que era "belleza" en sí, ni se tomó el tiempo de observar otra cosa que no fuera los grandes buques que en la orilla del puerto permanecían anclados. Una multitud de gitanos se encontraban fuera, y con una gran fogata encendida, parecían festejar algo en especial.

Fue entonces cuando un caballo negro a galope penetró en la escena. Uno de los cales señaló la presencia de un hombre vestido completamente de negro y con ojos verdes centelleantes, cuya acompañante reconocieron de inmediato.

- Kamala!- gritó uno de los calés sacando una pistola de pólvora, y pronto todos hicieron lo mismo, apuntándolos. - Puto traicionero!

Tom miró a Tamar y él le susurró:

- No esperaste que les diera mi verdadero nombre o sí?- dijo él muy astutamente.

- Te atreves a aparecer después de que se te ha visto en las fronteras peleando por el bien de brujos! Buscas la muerte o qué?

- Ya para!- dijo el pelirrojo bajándose del caballo. - Vengo porque estoy dispuesto a dar mi vida si es necesario por el bienestar de mi gente.

- Tu gente? Creí que ya te habías unido a los puros!- dijo un hombre alto y con fisionomía tosca, mirando despectivamente a Tom. - A los brujos de alta sociedad! A todos esos caras bonitas y ojos claros que creen tener el mundo a sus pies solo porque tienen magia pura!

Los ojos verdes de Tom se encendieron en señal de odio repentino.

- Yo sé lo que soy! Soy gitano y soy de aquí! Él me secuestró y me llevó lejos, y después me ofreció su ayuda para nuestra gente...trabaja para una de las familias magas más poderosas de la región!

- No necesitamos la ayuda de esta gente!- dijo un calé molesto. - Escupo ante sus pies mi majestad! Pero nosotros, gitanos y piratas como nos llaman, preferimos la tierra en nuestra boca antes que tomar algo que venga de ustedes...

- No sean tontos!- intervino Tom, quien ya conocía perfectamente lo que tenía que hacer. - Aunque seamos razas distintas hay algo que nos une; el odio hacia los vampiros.

- Qué te hace pensar a ti brujo que a nosotros nos interesa pelear contra vampiros?- intervino una mujer bastante atractiva, de piel morena y ojos oscuros.

- Lo pienso porque estoy al tanto de lo que han hecho con su gente…los han utilizado como alimento y desperdiciado cual carroña! Y eso, es golpear en la dignidad, y los derechos de una comunidad gitana. Conozco las leyes que los rigen, señores, y sé bien que si hay algo que los caracteriza es su fuerza vengativa…

- Nos vengaremos sin ayuda de ustedes!- dijo un calé.

- No seas cerrado!- dijo Tamar. - Nos proporcionan hasta una parte del ejército! Vamos a pelear en contra de los vampiros y los Gohts...

- Pelea tú, que ya no eres de los nuestros.- dijo la mujer morena.

Tom haló las cuerdas de su caballo haciendo que éste se levantara y soltara un sonido de inconformidad. Sus ojos verdes altivos y dominantes se fijaron en los del calé que parecía ser el líder.

- Habrá una sustanciosa recompensa por sus servicios.- aumentó él con astucia.

- Cree que su asqueroso dinero nos puede comprar?

- No dije que sería dinero.- corrigió Tom. - Dije que habría una recompensa.

Hubo un silencio prolongado en el cual todos los presentes susurraron intercambiando comentarios. El calé habló:

- Cuál sería esa?

Tamar sonrió levemente.

- Permiso a los gitanos para arribar a tierras mágicas.

El asombro fue colectivo. Todos abrieron los ojos como si hubieran visto a Merlín en persona y varias mujeres se taparon la boca sin poder creerlo. Aquello era más de lo que jamás se pensó podría dársele a los integrantes de aquel raza. Los Gitanos, quienes durante siglos habían sido discriminados en el mundo muggle y mágico, esos que habían soportado el ser pisoteados una y otra vez como si no fueran más que viles insectos; a esos mismos, ahora se les abrían las puertas de una sociedad en donde podrían, por única vez, sentir qué era formar parte de algo.

Las lágrimas se avecinaron en los ojos de varias mujeres con tan solo pensar en la idea; pues sí, corazones como aquellos no eran duros, sino huecos; huecos por tantas heridas producidas en el pasado, y que aún no sanaban.

Y ahora les ofrecían la cura.

No podían negarse a ello.

Pertenecer a algo, pertenecer! Ser parte! Ser algo!

Y la respuesta fue inmediata.

- Cuenten con nosotros.

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Junsu caminaba por los pasillos oscuros de Hogwarts pendiente de que Filch ni Peeves aparecieran repentinamente. Era demasiado tarde, si alguien lo atrapaba fuera de su sala común a aquel hora, seguramente lo castigarían de por vida. Se sacó los zapatos y los sostuvo con ambas manos, caminando así tan solo con medias y tratando de producir el menor ruido posible. Claro que él no podía saber lo que le esperaba a tan solo unos segundos.

Estaba cruzando el pasillo cuando una mano a agarró fuertemente por el brazo y lo obligó a entrar a una clase vacía. Junsu soltó los zapatos por el impulso y cuando la puerta estuvo cerrada, al voltear se vio acorralado contra la pared; unos ojos verdes llenos de ira estaban fijos en él, y le quitaron la respiración por varios segundos que le parecieron interminables.

- Eres parte de esa sociedad no?- dijo él furioso. - Lo sabía! Por eso salías todas las noches! Tú y ese grupo de egocéntricos son los que pintaron la respuesta a las amenazas en las paredes! Tú fuiste todo este maldito tiempo!

- Shhhh!- dijo Junsu temiendo ser descubierto en cualquier instante. - Deja de gritar!

El pelirrojo le dedicó una mirada hueca, sin sentido y completamente vacía. Por un momento, Yoochun creyó estar viendo un cadáver, y no entendía por qué al ver aquellos ojos miel que antes irradiaban calor intenso, ahora lo único que parecían producir era un poderoso frío que era capaz de congelar todo a su paso ¿ese era Junsu? ¿Ese era su Junsu?

- Parece que no te importara esta situación.- dijo Yoochun incrédulo. - Ya no te importa nada.

- Qué es lo que quieres que te diga Yoochun? Que te mienta? Que te diga que no pertenezco a esa sociedad cuando es mentira?- dijo él casi susurrando y con palabras secas. - La realidad es la que has descubierto; no tengo nada más qué decir al respecto.

Los ojos verdes de Yoochun se humedecieron, y solo entonces Junsu pudo sentir el profundo dolor que el moreno se encargaba de ocultar siempre. El Gryffindoriano golpeó la pared con su puño al lado del pelirrojo, y con rabia bajó la mirada, tratando de entender por qué todas las personas a quienes él amaba lo herían tanto.

- Quién eres? Ya ni siquiera puedo verte y sentir que eres tú...- dijo exaltado. - tu voz...ya ni siquiera tu mirada es igual.

Los ojos de Junsu se humedecieron.

- Ya no soy el mismo Yoochun.- dijo fríamente, como quien ya había aceptado su triste realidad. - Logré lo que quería; lastimarme, para así herirte. Creo que no calculé lo mucho que podía dañarme...ahora...no sé cómo reparar lo que he destruido en mí...

Las manos del moreno se posaron en el rostro del chico, acariciando sus mejillas y obligándolo a mirarlo a los ojos.

- Sé que todavía estás ahí…sé que puedes hacer que este infierno pare. Hazlo, por favor hazlo.- le suplicó

- No.- dijo él mientras retiraba las manos del chico de su rostro. - No puedo hacerlo…ya no tengo el control de nada. Quisiera volver el tiempo...Quisiera cambiarlo todo. Pero ya es muy tarde, y sabes? Ya no te culpo de nada de esto. Lo que nos pasó, fue por culpa de ambos.

Yoochun sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo, y sí, sintió miedo; un terrible pánico producto de lo que él le decía. Hablaba…hablaba como si se estuviera despidiendo.

Junsu se soltó de él y recogió sus zapatos. Sus ojos miel se fijaron en los de Yoochun por unos breves instantes en los cuales ninguno de los dos sintió nada más que dolor,...dolor porque fueron demasiado cobardes como para defender lo que sentían.

Él humedeció sus labios.

- Nos vamos?

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Jaejoong cayó de pie milagrosamente, y lo primero que vio fue el cadáver de Zulema, intacto e irradiando más belleza que nunca en uno de los sofás de la sala Choi. Heechul se encontraba sentado en una de las escaleras, y sus ojos marrones permanecían fijos en la fallecida, temerosos e impactados. Siwon, por el contrario, se encontraba sentado en el sillón de enfrente, con la corbata floja y la camisa blanca por fuera, observando frívolamente la situación y tratando de entender lo que sucedía. Su cabello morocho platinado, húmedo aún por la lluvia, caía por su frente cual cascada. Jaejoong se preocupó por Heechul, quien se conservaba empapado y había comenzado a temblar del frío.

Siwon se levantó súbitamente.

- Hay que llevarlo al sótano.- dijo con seguridad. - Llamaré a los guardias.

- Qué! Estás loco? Siwon está muerta! Cómo vamos a llevarla al sótano!- dijo Heechul levantándose también.

- Es un vampiro! En realidad, nunca tuvo vida real!- exclamó él. - Además, no sabemos por qué nos han puesto un cadáver en la casa, lo que debemos hacer es conservarlo hasta que sepamos las intenciones de esto.

- No voy a vivir con un cadáver en la misma casa!

- Creí que te irías esta misma noche!- argumentó él furioso.

Un silencio se prolongó en la sala.

- Tienes razón.- dijo él dando media vuelta y subiendo los escalones.

Jaejoong lo siguió y Yunho hizo exactamente lo mismo.

El castaño entró furioso a la habitación que había compartido durante todo un mes con Siwon y, abriendo una maleta, comenzó a lanzar la ropa del closet hacia ésta. Demasiadas cosas cruzaban por su mente en aquel instante; Carmen, seguramente se debía haber ido con Yoona, pero ¿qué haría su madrastra al respecto? La reputación de su familia estaba por los suelos, eso ya lo tenía claro. Entonces ya de nada valía volver a aquella casa y fingir que era un honorable casto. No, había llegado la hora de ser independiente, de volar tan lejos como sus alas se lo permitieran; quería alejarse de todo y de todos, olvidar que se enamoró de alguien equivocado y olvidar todo lo que vivió en aquellas tierras. Lágrimas corrieron por sus mejillas mas él las retiró. Respiró profundamente y cayó sentado sobre la cama.

- Adiós Siwon…adiós para siempre.- susurró para sus adentros.

Fue entonces cuando la puerta se abrió.

Yunho vio cómo Siwon entraba y cerraba la puerta tras de sí.

- Ya están llevándola al sótano.- dijo con voz ahogada al ver el equipaje casi hecho.

- Bien por ti.- dijo él tratando de parecer firme en su decisión. - Ya casi estoy listo.

Siwon le dedicó una mirada fría y caminó hacia la ventana, como si en verdad no le importase el hecho de que estaba a punto de marcharse la única persona a quien realmente había llegado a querer más que a sus propios intereses. Por eso lo dejaría ir, para que al menos él fuera feliz.

Se sacó la camisa húmeda y sintió el frío recorrer su pecho. Heechul se sonrojó un poco, mas no dijo nada. Siguió guardando las cosas en las maletas, mientras contenía las ganas inmensas de llorar.

"Cuando las cosas se rompen, es difícil reconstruirlas…

Pero no imposible..."

Heechul pudo sentir cómo el control que había mantenido sobre él mismo desaparecía y las lágrimas comenzaban a brotar libremente. Cayó sentado sobre la cama y se cubrió el rostro con ambas manos, sintiéndose terriblemente débil, y avergonzado por ello.

Siwon, al notar la situación, caminó hacia él sorprendido y se arrodillo frente a él, tomando las manos del castaño entre las suyas y retirándolas de su rostro. Sus ojos pardos se fijaron en él, en la belleza que recorría su puro rostro inocente, dolido y ahora bañado en lágrimas dulces que caían como pétalos sobre sus mejillas.

- Perdóname.- dijo Siwon casi sin voz. Todo su cuerpo temblaba, él lo podía sentir con tan solo sostener sus manos. Trataba de contener las lágrimas inútilmente, Chul ya lo había descubierto.

- No tengo nada qué perdonarte.- dijo inexpresivamente.

- No quería que me vieras así...- dijo Chul sollozando.

Un profundo dolor creció en el pecho del morocho. Era como si, el verlo sufrir, fuese un tormento demasiado grande como para que él pudiera soportarlo.

- Por qué estás llorando?- preguntó clavando su mirada en la de él.

Heechul humedeció sus labios y contuvo la respiración. Su rostro seguía cubierto de lágrimas.

- Aquí...junto a ti, era el único sitio en donde no me sentía solo.- dijo él sin importarle ya lo vulnerable que estaba quedando frente a su siempre más grande agresor. - Tú al principio me odiaste, y sé muy bien que después representé un estorbo más que un objeto para tu venganza...todo eso lo sé, pero al menos no me sentía solo. Eres...eres el único que me ha visto...el único para quien nunca he sido invisible. Por eso yo...

- Por eso tú qué...- dijo él acercándose y tomando la barbilla de el castaño entre sus manos. Quería que siguiera, deseaba que siguiera…Sus ojos pardos ardían en llamas nunca antes vistas en él, y ahora la estaban quemando.

- Por eso yo….perdóname, no puedo seguir aquí por más tiempo.- dijo él levantándose y rápidamente cerrando la maleta que se encontraba sobre el banco. - Debo irme ya...

Siwon lo tomó por el brazo y lo obligó a volver a él. Sus ojos pardos lo penetraban con fuerza y él solo pudo sentir cómo todas sus energías se desvanecían ante aquella mirada. Siempre había sido una persona fuerte e inteligente, pero ahora sabía que aquel fortaleza en verdad nunca existió dentro de él...tan solo era una barrera que había colocado para tapar el gran vacío que existía dentro de él; para protegerse de el dolor. Y ahora, frente a él, se sentía desnudo, completamente indefenso.

- Por qué te vas si dices que no quieres hacerlo!- le dijo él molesto. - Por qué siempre tienes que hacer todo lo contrario a lo que realmente quieres!

- No quiero ser más una molestia para ti entiéndelo! La farsa terminó ya!

Siwon haló su brazo hacia él y lo tomó por la cintura pegándolo a su cuerpo. Heechul sintió que el corazón se le había subido a la garganta. Podía sentir el pecho desnudo del chico quemarlo a través del vestido húmedo que lo cubría. Quiso soltarse, pero había quedado incapaz de moverse entre sus brazos. El aliento del morocho se mezclaba con el de él, y ahora parecía embriagarlos a ambos.

- Si quieres quedarte, hazlo. No me molestas.- dijo él bajando la mirada y fijándola en los labios que tenía tan cerca de los suyos. Podía sentir todo el cuerpo del castaño temblar sobre el de él. Su aroma a naturaleza y virginidad logró encender todo dentro de sí ¿En qué había perdido el tiempo? ¿En Carmen? Todo ese tiempo perdido odiando en lugar de aprovechar lo que tenía en frente...y ahora, ahora él se iba de su lado...

No podría soportarlo.

- Por favor suéltame...- dijo él sintiendo cómo sus sentidos lo traicionaban. La cercanía del morocho era demasiado peligrosa...era más de lo que podía tolerar.

Pero Siwon no lo soltó ni por un instante, por el contrario, lo pegó aún más a él y hundió su cabeza en el cuello del castaño, rozando sus labios en la tersa piel que lo cubría. Aquello fue como un choque de electricidad en todo el cuerpo de Heechul. Sus piernas se relajaron demasiado y creyó caer al suelo, pero aquello no sucedió porque él lo sostuvo con fuerza, decidido a impedir que se alejara de él.

- En verdad quieres que te suelte?- le susurró en el oído. - dime que quieres que te deje, y juro que lo haré.

Heechul quiso decirle que lo dejara ir, pero las palabras no salieron de su boca. Era como si su cuerpo de negara a hacer lo que su cerebro le ordenaba. Siwon fijó sus ojos en los de él y una media sonrisa se dibujó levemente en la comisura de sus labios.

- No te iba a soltar de cualquier forma...- dijo mientras su mano se posaba en la espalda descubierta del castaño.

El contacto con su piel fue terrible. Heechul cerró los ojos sintiendo que iba a morir en ese mismo instante ¿por qué no podía huir¿Por qué si era eso lo que su mente le decía? Estaba siendo débil, y la debilidad siempre traía consigo consecuencias terribles.

Antes de que él pudiera anticiparlo, sintió cómo su vestido se aflojaba, y fue entonces cuando supo que él lo había desabrochado por detrás. Sus mejillas se encendieron y trató de empujarlo lejos de él, pero él lo pegó más contra sí y mordió su cuello con deseo incontrolable.

- por favor, no me alejes de ti...- le dijo él mientras bajaba mordiendo y besando su cuello hasta sus hombros…aquellos que siempre lo trastornaron.

- No puedo...tengo que irme...- dijo él casi sin voz y sin saber realmente lo que estaba diciendo.

Siwon dejó sus hombros para fijar sus ojos en los de él.

- Siempre estás lejos...Siempre tienes que irte..., no voy a soportar más tiempo sin tenerte.- dijo mientras su mano derecha se paseaba por la espalda del chico, aflojando aún más el vestido que estaba a punto de caer.

- Creí que no te importaba.- dijo él casi en un susurro.

- Qué equivocado estás...

Y sin poder controlarse más lo besó. Su lengua penetró su boca con fuerza y deseo incontenible. Heechul supo que ya no podía más, simplemente se había rendido. Sus manos se hundieron en el cabello desordenado del morocho mientras se olvidaba de absolutamente todo. Siwon soltó un gemido cuando el vestido del castaño cayó hasta su cintura, permitiendo que su torso se pegara a su pecho desnudo.

Jaejoong se volteó sintiéndose en una situación sumamente incómoda. Yunho lo observó y notó cómo su rostro estaba sonrojado. Quiso decir algo, pero recordó la furia que lo embargaba así que tan solo se sentó en el sillón y siguió, fríamente, observando la escena que tan solo le recordaba todos las veces en las cuales había hecho a Jaejoong suyo.

Jaejoong cayó en el suelo de la biblioteca. El frío del sección prohibida caló en sus huesos como de costumbre, y supo que había sido regresado a su época actual. Levantó la cabeza y miró a Hyun Joong, quien los observaba arrimado a la pared.

- Ya casi llegamos...ya casi es el asesinato de Siwon e Heechul.- dijo con voz apagada, como si aún le doliera tan solo recordarlo.

- Cómo vamos a evitarlo? Parece imposible hacer algo en nuestro estado...- dijo Jaejoong mientras se levantaba del suelo. Yunho permanecía en silencio, indiferente a toda realidad.

- Los haré ver cómo mueren, y cuando lo vean, los retrocederé en el tiempo nuevamente.- dijo Hyun Joong. - Pero esta vez será diferente, cuando retroceda el tiempo antes del asesinato, ustedes estarán dentro de la historia...ya no serán simples observadores.

Los ojos marrones de Jaejoong se abrieron notablemente por el impacto de aquellas palabras.

- Quieres decir que...Tanto Siwon como Heechul podrán vernos?- preguntó confundido.

- Exactamente, y no solo eso; sino que si se lastiman allá, o mueren, lo harán en verdad. Deben tener mucho cuidado...es imprescindible que sepan lo que van a hacer cuando los retroceda en el tiempo. Tendrán que formar un plan para cambiar lo sucedido...para cambiar el pasado.

Yunho caminó fríamente hacia la puerta y salió sin decir nada, como si no le importara en lo más mínimo ninguna de las palabras pronunciadas. Jaejoong lo vio desvanecerse en el marco de la puerta y sus ojos se humedecieron mientras miraba al suelo. Ya casi todo llegaba a su fin...

Entonces ¿por qué en lugar de sentirse aliviado, se sentía más solo que nunca?

Kim Hyun Joong caminó hacia la ventana.

- No debes preocuparte, Jaejoong. Todo va a colocarse en su respectivo lugar muy pronto...y tú, llegará el momento en el cual ya no sufrirás más.

Jaejoong sintió aquellas palabras vacías golpearlo y un amargo sabor infestó su boca ¿Por qué sentía que el final que vendría no sería agradable? ¿Por qué?

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Taemin entró al gran comedor y no tuvo tiempo de hacer absolutamente nada. Jinki lo tomó del mano y lo llevó a la mesa Gryffindoriana, obligándolo a sentarse junto a Jonghyun y Junsu, a quien por cierto también habían capturado.

- Hoy es el baile así que como eres el único que no se podrá arreglar con nosotros te tengo un regalo.- dijo Jinki  sacando de una gran funda una pequeña caja de gamuza negra.

Los ojos cielo del rubio se abrieron sorprendidos mientras tomaba el presente.

- No tenías por qué hacerlo...- dijo agradecido y sus mejillas se sonrojaron. - Yo no te compré nada...

- Bah! Eso qué importa?- dijo Jonghyun. - Jin es millonario no te acuerdas? Sus padres le regalan dinero como si fuera cualquier cosa así que acéptalo!

Taemin sonrió tímidamente y abrió la caja. Un par de gemelos de cristales y diamantes transparentes brilló ante sus ojos. (Gemelos: Accesorio que se usa en el terno sujetando la corbata)

- No! ...no puedo aceptar esto...debe costar una fortuna!- dijo el rubio dejándolo sobre la mesa mientras sus mejillas se encendían más que nunca.

- De hecho, sí cuesta una fortuna.- dijo Jinki  mientras lo sacaba del caja. - Es divino, lo vi en un catálogo y supe que en nadie quedaría mejor que en ti. Tienes alguna remota idea de lo bello que lucirá en tu traje durante el baile de hoy? Es nuestra graduación Taemin! Acéptalo como un presente que te da un amigo que te quiere mucho.- dijo Jinki  sonriente.

Junsu permanecía confundido, sin entender por qué estaba sentado con ellos cuando ya toda relación se había cortado. Jonghyun evitaba su mirada, mas las pocas veces que chocaban ya no despedía rabia contra él, era mas bien tristeza y algo de arrepentimiento.

Jaejoong entró al gran comedor. Jinki corrió hacia él y lo arrastró también a su lugar en la mesa.

- Ahora sí! Junsu y Jaejoong! Los espero en la sala común a las cinco del tarde porque debemos arreglarnos. Les compré unos regalos también.

- Por qué haces algo así Jin! No debes molestarte en esto!- dijo Jaejoong mientras tomaba una manzana.

- No es una molestia…ya nos graduamos y tengo que decirles algo muy importante.- dijo el rubio borrando la sonrisa de su rostro. - Ustedes han sido los mejores amigos que he tenido, hemos compartido muchas cosas y no saben cuánto los aprecio. Sé bien, que este año nos hemos distanciado por muchas razones, algunas tal vez no las pueda comprender, pero eso ya no importa ¿saben por qué? Porque yo los sigo queriendo igual que antes, para mí siguen siendo como mis hermanos.

Todos permanecían en silencio. Jaejoong sintió sus ojos humedecerse ante aquellas palabras, sintiendo nostalgia por su adolescencia casi acabada; lo que ahora venía sería el mundo real...fuera de aquellas paredes de Hogwarts.

- También sé, que probablemente al salir del colegio ya no nos veamos más.- prosiguió Jin. - Me duele, pero me llena de satisfacción el tener los bellos recuerdos con todos ustedes aquí, en Hogwarts. Durante estos años, he pasado los mejores momentos de mi vida. Sé que no encontraré mejores amigos que ustedes, y por eso los recordaré siempre. Me gustaría que, aunque ahora parecemos unos extraños unos con los otros, aquí sentados, sin saber absolutamente nada de la vida de cada uno; aunque sea este día, olvidemos todo lo que nos ha separado, y seamos como antes. Al menos hoy, quiero fingir que todo es como antes...solo por hoy.

Jonghyun dejó caer algunas lágrimas y Taemin sonrió con pureza.

Y ese sería uno de los momentos más preciados que los cinco amigos recordarían años después, cuando ya ninguno supiera nada de los demás, cuando sintieran que la soledad se había convertido en parte de ellos;

Entonces lo recordarían, y ya no se sentirían tan mal.

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Yunho guiaba a las veelas mostrándoles los lugares más reconocidos de Hogwarts. Sara caminaba al frente de sus compañeras como toda líder; altiva y egocéntrica, ni siquiera sospechaba de lo que estaba a punto de ser parte.

Llagaron a la gran torre. Todos las veelas se emocionaron y comenzaron a esparcirse por el lugar. Sara se asomó por una de las grandes ventanas y sintió la fresca brisa correr por su perfecto rostro. Casi ni sintió la presencia de Yunho al lado de él.

Sus ojos verdes se fijaron peligrosos en los pardos de él, una sonrisa seductora se dibujó en sus labios carnosos.

- Así que estás comprometido con un tal Parkinson...

- Cómo sabes?

- Lo averigüé- dijo sin vergüenza alguna. - Cuando algo me interesa, no descanso hasta saber todo de ello.

Yunho mantuvo su mirada inexpresiva en un punto indefinido. Sara soltó una risita.

- Sabes? Para mí un compromiso no es impedimento.

A la mente del Slytherin volvieron imágenes del Gryffindoriano. Todos ellos lo lastimaron profundamente.

- Para mí tampoco.- dijo secamente.

Sara sonrió y pasó su dedo índice por la camisa del morocho.

- Entonces hoy, en el baile, espera mi señal.

Con esto la pelirroja caminó hacia sus compañeras.

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