Destiny Cap. 27 - No me importa nadie

Hola mis reinas hermosas, se que probablemente me esten odiando en este instante, que capaz hayan tirado dardos a mi foto pero ya estoy de vuelta. Como algunas de ustedes saben tuve algunos problemas de salud serios y eso me ocasiono abandonar algo mi blog, sumado a problemas personales que no viene al caso mencionar.

Gracias por esperar la actu, este capitulo va dedicado a Anita Ojeda, me alegra que te haya gustado tanto el fic reina.

Cap. 27 - No me importa nadie

- No te atrevas.- dijo él

Pero fue muy tarde; Siwon clavó la cruz en la boa y ésta soltó un quejido animalesco ensordecedor. Heechul cayó por las escaleras mientras Zulema gritaba observando su piel pálida llenarse de llagas dolorosas. La boa se convirtió en cenizas que cayeron sobre el suelo.

Siwon no supo precisar cuánto tiempo le tomó a la morena saltar sobre él y con ambas manos tomar su cuello apretándolo como si se tratara de un juguete. Sintió el dolor mientras el aire no entraba en sus pulmones. Zulema se acercó sin soltar sus poderosas manos del cuello del morocho. Pasó su lengua por el oído del chico tentadoramente.

- Pagarás por esto.- le susurró antes de dar su golpe final.

Fue entonces cuando Siwon sintió la mordida de una serpiente en su cuello. Un dolor insoportable lo envolvió mientras caía al suelo viendo todo borroso.

Zulema se inclinó hacia él y lo miró con sus ojos negros muertos.

- Volveré, y pronto Choi.

Heechul se levantó haciendo uso de todos sus fuerzas y la vio convertirse en miles de serpientes. El castaño corrió hacia un mueble y se lanzó sobre él mientras observaba aterrada a las víboras arrastrarse por el suelo velozmente hacia la salida. Desaparecieron en cuestión de segundos.

El castaño volteó la cabeza y observó al morocho inconsciente en el suelo.

- No!- gritó Heechul mientras corría hacia Siwon y lo tomaba entre sus brazos.

Las luces volvieron y todo se iluminó. Mika apareció aterrada con los guardias de seguridad y gritó al ver a su amo en tan desagradables condiciones.

- Está inconsciente!- gritó Mika llorando. - Va a morir!

- No!- exclamó Heechul.- Tráeme ahora gasas, un cuchillo y agua hirviendo...ahora!

Mika corrió inmediatamente y los guardias ayudaron a levantar a Siwon.

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Junsu caminaba pateando una que otra piedra con Paul a la orilla de gran lago. El sol ya se había puesto, y la oscuridad comenzaba a reinar. Parecía inverosímil, pero había estado hablando con el chico todo el día sin parar y no se había aburrido, fastidiado sí, pero aburrido nunca.

- No reunimos en la cabaña y escribimos, escuchamos música, y leemos poemas para que los miembros los critiquen. Hay un orden, un día, leen dos personas, otro día otras dos...así todos las noches no hay un solo día que no nos reunamos.- dijo él aflojándose un poco la corbata. - Charlamos sobre problemas sociales y de toda índole que se den en el mundo y nos infiltramos en los de Hogwarts.

- Se infiltran?- preguntó Junsu confundida. - Cómo?

- Lo irás conociendo poco a poco. Tenemos grandes secretos que cuando los sepas sabrás lo importantes que son. No pueden salir de nuestro círculo, es así, como una hermandad.

- Esto no es como una secta o algo así verdad?- preguntó el pelirrojo.

- No, para nada.- dijo Paul riendo. - No vamos a sacrificar a nadie. Aunque no sería mala idea.

Junsu rió y entonces se detuvo. El castaño comenzaba a internarse en el bosque.

- A dónde vas?- le preguntó la pelirroja.

- A la reunión recuerdas? Te mostraré dónde es la cabaña. Ya todos deben estar allí.

Junsu sonrió y lo siguió contento. Estaba demasiado emocionado y ni siquiera imaginaba que estaba a punto de vivir la aventura más grande de toda su vida. Muchos años después recordaría a la Sociedad como lo mejor que le pasó en su vida.

Entraron al bosque y a Junsu le pareció muy lejos de "tenebroso" como lo calificaban. Se había imaginado un ambiente mucho peor de lo que ahora observaba. Era un bosque, solo un bosque. Claro que sabía la clase de criaturas que habitaban en él, pero no temía, y no tenía idea de por qué.

Paul caminaba rápido y le iba dejando atrás. Para el pelirrojo resultaba un poco más difícil el poder deshacerse de las ramas y arbustos que obstaculizaban su camino.

- Espera!- gritó Junsu.

- Tienes que ser rápido si vas a ser uno de nosotros.- inquirió él a metros de distancia. - Y sobre todo...debes tener intuición.

Junsu levantó la mirada ante aquella última frase y no vio a Paul. Giró la cabeza en varias direcciones sin ver rastro del chico.

Había desaparecido.

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Jaejoong respiró hondo mientras observaba cómo Heechul sacaba el veneno de la herida que Siwon poseía en el cuello. Con el cuchillo arrancó dos colmillos que habían quedado impregnados en su piel y desinfectó con agua tibia.

- Está ardiendo en fiebre!- exclamó Mika temerosa.

- Marta, Vita y Clemencia; tráiganme agua fría si es posible congelada y toallas limpias. Háganlo!

Las mucamas salieron inmediatamente en búsqueda de lo necesario.

Heechul observó consternado el semblante del morocho. Lo más peligroso aún no había pasado. Lo que él más temía eran los efectos secundarios de veneno que logró infiltrarse en él. Todo dependía de qué tan fuerte resultaba Siwon contra la fiebre que seguramente lo azotaría toda la noche.

- Por favor...resiste.- dijo Heechul mientras dos gruesas lágrimas salían de sus ojos.

- Mi niño llora? No llore mi niño por favor! Se pondrá bien! Ya lo verá...- dijo Mika acariciando la cabeza del castaño.

- Mika, él me salvó.- dijo él entre sollozos. - Se arriesgó y no le importó lo que pudiera suceder...

- Le dije que no era tan malo...- dijo Mika sonriendo. - Solo es...una persona que ha sufrido demasiado. Tal vez por eso su carácter es tan duro; no confía en nadie, ya que todos lo han herido de cierta forma...

- Y yo que utilicé mi sarcasmo para humillarlo...- lamentó Heechul. - Sabes qué le expresé antes de que me atacaran? Que era un egoísta. Y míralo ahora! Cómo puede ser alguien tan egoísta y a la vez nada de eso? No es capaz de pensar en nadie en muchos momentos y en otros, es capaz de arriesgar su vida por la de los demás. Sé que no le importo tanto, entonces, por qué lo hizo?

Mika guardó silencio durante algunos segundos.

- Tal vez, es porque no le importa mucho su vida.

Heechul volteó y fijó sus ojos en Siwon. Por primera vez pudo ver más allá de aquella máscara de hierro que solía poner sobre él. No era tan fuerte como parecía. Su cabello morocho y platinado rozando su frente, y su cuerpo blanco porcelánico lo hacía ver como un ángel. Heechul se inclinó hacia él y besó su frente.

- Perdóname.

Los ojos de Jaejoong se llenaron repentinamente de lágrimas. Aquel situación se invertía en el presente; Yunho quería destruirla y eliminarla por tener una sangre mezclada, impuro. Humedeció sus labios y trató de contener las lágrimas. No quería que éstas salieran y dejaran al descubierto sus propias debilidades. Pronto sintió los ojos pardos de Yunho fijos en él. Un escalofrío recorrió su cuerpo como electricidad ¿Por qué tenía que doler tanto? Era un sufrimiento inimaginable que desgarraba todo su interior. Giró su cabeza y fijó sus ojos marrones débiles en él. Yunho pudo sentir la tristeza que éstos transmitían, y giró la cabeza, huyendo de esa mirada que lo lastimaba profundamente.

- Nunca te importé verdad?- dijo él mientras unas lágrimas brotaban de su rostro.

Los ojos pardos de Yunho estaban fijos al frente, no podía mirarlo. En su interior quería gritar, y su verdad parecía estar callada y querer permanecer así para siempre. Sabía, que por más que le doliera, su máscara debía seguir bien puesta.

- Soy un Jung Jaejoong, no me importa nadie.- dijo con una voz tan firme que destruyó el ligero escudo que él había utilizado para su protección.

Jaejoong caminó hacia él y lanzó una bofetada sobre su rostro. El morocho miró hacia el suelo al saber que él estaba frente a él y no dijo nada, ni siquiera pareció inmutarse de que una sangre sucia lo había golpeado.

- Voy a hundirte Jung; a ti y a todos esos elitistas retrógradas mortíos de tu casa! No sé cómo lo voy a hacer, pero van a pagar por todas las muertes y sufrimientos que ha causado durante siglos su desprecio por la gente como yo.

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Junsu permanecía en pie. Muy bien, él había hablado de intuición... ¿Acaso estaba jugando con él? Sí, lo más seguro era que lo estaba poniendo a prueba. No había otra explicación para que se hubiera desaparecido así, del nada.

"Muy bien Junsu, piensa..."

Caminó hacia delante haciendo a un lado las ramas y saltando los troncos caídos llegando hasta el punto en el cual Paul se le había perdido de vista. Soltó un grito y se sostuvo de una rama cuando su pie resbaló y estuvo a punto de caer por un barranco cuyo fin estaba cubierto por niebla.

- Paul cuando te vea voy a matarte!- gritó él sosteniéndose del rama. Era imposible que él hubiera descendido por ahí...o no?

Fue entonces cuando escuchó su voz.

- Intuición Junsu. Aquí es cuando vas a demostrar tu osadía. Si quieres ser parte de los Poetas de Babel debes entender que no es un camino muy transitado ni mucho menos fácil. La pregunta es... ¿Estás dispuesto a tomar el desafío? Porque si no es así, te recomiendo que des media vuelta y regreses al castillo.

Junsu casi no había prestado atención a las palabras dichas, estaba tratando de averiguar de qué sitio venía la voz.

- Tienes dos opciones Junsu: o das media vuelta y regresas, o te aventuras a seguirme.

Fue entonces cuando comprobó seguro que la voz provenía del fondo del barranco. Sin pensarlo dos veces bajó y resbaló. Rodó por él hasta caer en el suelo firme. Por un momento creyó olvidar dónde se encontraba, pero pronto su cabeza se asentó y notó la locura que estaba haciendo; y no se arrepintió de nada. Se levantó y vio a lo lejos a Paul corriendo alejándose nuevamente de él.

- Espera!- gritó Junsu mientras se levantaba y corría tras de él.

Paul corría demasiado rápido, con la oscuridad y las ramas era casi imposible seguirlo. Mas el muchacho no era de las que se rendían fácilmente. Corrió con todos sus fuerzas mientras seguía el sonido de las hojas crujir con sus pisadas. Eso lo guió todo el tiempo hasta que llegó a un claro y levantó la cabeza. Su boca se quedó entre abierta.

Paul lo observó sonriendo y se acercó hasta él. Se colocó detrás y retiró el cabello rojo de su oído para acercar sus labios a éste.

- Bienvenido, al refugio de nuestra sociedad.- le susurró y con esto se dirigió hacia la entrada de la gran cabaña rupestre que tenía al frente.

Junsu se quedó ahí, inmóvil. Era simplemente hermosa. No supo precisar si era la emoción o tal vez la luz plateada de la luna lo que lo hizo percibir el lugar como un santuario o algo por el estilo, mas pasaron varios segundos antes de que pudiera moverse de donde estaba. Pronto decidió caminar.

Al entrar la música francesa llegó perceptible a sus oídos como cálido arrullo. Todos conversaban entre sí y tomaban jugo de calabaza. Otros estaban riendo en mesas y escribiendo concentrados. La mayoría fumaba aquellos cigarrillos de sabores que Paul le había ofrecido en la tarde. Aquel lugar tenía todo el ambiente bohemio que Junsu tan solo creyó podía soñar con estar en él. Y ahora, ahora estaba allí. Se sintió feliz e invencible. Esa noche sería la mejor de su vida.

- Junsu Weasley!- gritó Adrián, el presidente acercándose sonriente. - Es un honor tenerte por aquí.

- Gracias.- dijo tímidamente.

- Paul me dijo que avanzas con rapidez! Lo has sorprendido, él no tenía fe en ti. Pero yo siempre lo supe, eres fantástico. Digno de ser uno de nosotros.

Entonces un chico alto y robusto se levantó con una copa en mano.

- Todos brindemos por nuestro nuevo integrante! El que escribe como los dioses!

Todos levantaron su copa de jugo y brindaron aplaudiendo y riendo. Junsu se sonrojó ligeramente.

Una campana sonó y todos comenzaron a hablar en bajo y a sentarse. Junsu pareció algo confundido cuando Adrián hizo lo mismo dirigiéndose a una mesa. Pronto sintió la mano de Paul tomando la suya y llevarlo hacia otra mesa.

- Qué sucede?- preguntó la pelirroja.

- Ahora van a leer sus poemas Richard y Huma. A ellos les toca hoy. - dijo mientras se sentaba.

Un joven de mediana estatura, morocho y ojos miel se paró en una tarima pequeña. Tomó un banco negro y se sentó arreglando el micrófono. Sus ojos parecían irradiar grandeza y pureza.

- Él es Richard.- dijo Paul casi en un susurro a Junsu. - Es de los primeros en entrar. Escribe excelente. A muchos no les gusta su estilo, ya que es más bien una poesía crítica y que se burla de los estándares artísticos. A mí, personalmente, me agrada. Escúchalo y dime qué te parece.

Junsu fijó sus ojos miel en Richard cuando comenzó a leer.

MONA LISA:

Y tu sonrisa cautivó miradas,

¿Qué es lo que sabes tú? Y yo desconozco?

Tu piel,

Tus ojos,

Te transformaste en el maravilloso enigma artístico.

Ni Hermes ni afrodita eres,

Pero la mezcla de ambos te creó.

Musa de todas las obras,

Si Leo llegó a amarte por qué no lo haré yo?

Eres ironía pura,

Y bajo esa sonrisa nunca nadie sabrá

Qué grandes secretos esconde tu alma.

Perdí yo,

Y perdió Da Vinci.

Pero me conforta saber que todos los que te vean también perderán.

Porque al final, en este juego limitado

Eres tú,

Mona, Mona, Mona,

Quien siempre termina

Con la sonrisa en el rostro.

Al terminar sonrió y todos aplaudieron y vitorearon. Junsu pudo notar como algunos no se unieron a las felicitaciones, pero eran pocos comparados a los demás que sobrepasaban en número. Paul se levantó para felicitar a Richard y el pelirrojo no pudo evitar hacer lo mismo.

- Excelente.- dijo Paul al morocho. - Como siempre.

- Gracias hermano! Y mira lo que ha traído el Grande! El nuevo!- dijo observando al pelirrojo.

- Mi nombre es Junsu Weasley dijo extendiéndole la mano. Gusto en conocerte.

Richard rió.

- Perdón, discúlpame debí haberte preguntado el nombre. Vaya que tienes carácter eh!

- Si, eso me han dicho.- agregó Junsu tímidamente. - Tu poema, ha estado espectacular. Me encantó la parte de Hermes y Afrodita, realmente es así ya que la unión de los vocablos forman "hermafrodita" que es un ser con ambos sexos. Esa es una teoría de analistas, que aseveran la Mona Lisa no era ni hombre ni mujer, sino ambos.

- Exacto! No sé si todos lo entendieron pero me vale!.- dijo Richard riendo. - Eres inteligente! Me agradas!

Junsu sonrió.

- Es solo que tu poema me ha emocionado. He estudiado sobre la Mona Lisa y Da Vinci, me encanta ese cuadro y el artista es mi preferido. Me fascinó la parte en la cual citaste: "Si Leo llegó a amarte por qué no lo haré yo?" Llamar "Leo" a Leonardo Da Vinci fue increíble...

- Ya tengo un fan!- dijo Richard riendo. - Pero me temo, que no todos opinan igual. En cambio, todos han estado de acuerdo en que entraras, bueno, todos menos tu guía.

Junsu miró de reojo a Paul.

- Pero ahora ya notó tu talento.- completó el morocho. - Fue unánime. A todos les fascinó tu poema así que tienes ya demasiados fans incluyéndome, por supuesto.

El pelirrojo no pudo sentirse mejor. Aquel, sin duda alguna, era el mejor día de su vida.

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Heechul colocó la toalla con hielo sobre a frente del chico. Mika recogía algunas cosas que se encontraban en el suelo del cuarto. La luz tenue de la lámpara en el velador era lo único que alumbraba el lugar. Mika acarició el cabello del castaño.

- Señor, debería ir a dormir.- le dijo en tono cariñoso.

- No Mika, ve tú. Yo dormiré aquí, junto a él.- dijo Heechul sin despegar sus ojos piadosos de él.

Mika sonrió y se retiró cerrando la puerta.

El castaño colocó su mano sobre el pecho del morocho, corroborando que su respiración estaba constante. Se recostó al lado del morocho acariciando su cabeza tiernamente. Él movió la mano y la entrelazó con la delicada y fina de Heechul. Sus ojos pardos se fueron abriendo lentamente, viéndolo todo borroso.

- Heechul...- dijo con dificultad. - Heechul...

- Aquí estoy.- dijo él.- No hables, descansa.

- Perdóname...- dijo y cerró los ojos quedándose profundamente dormido.

El castaño se acercó hasta la frente del chico y la besó. Era tan hermoso así, vulnerable. Casi le resultaba inconcebible que al despertar fuera tan déspota. Nunca creyó que algún día estaría allí, sentado, preocupado por la salud de quien lo había encarcelado en la vida que ahora llevaba.

Entonces...por qué aquel sentimiento que lograba despertar en él, el estar a su lado?

Heechul borró aquellos pensamientos de su mente y se relajó.

Mañana, sería otro día.

Jaejoong y Yunho sintieron un temblor fuerte y pronto se vieron en la sección prohibida. El castaño miró a Kim Hyun Joong quien les sonreía desde la esquina. Lamentablemente, él no estaba con ánimos para devolverle una sonrisa sincera. Dio media vuelta para salir mas una voz distante y fría la detuvo.

- Mañana te espero temprano aquí.- dijo Yunho mirándolo.

Jaejoong podía sentir la penetrante mirada del morocho sobre él. Salió sin decir absolutamente nada.

Yunho miró al suelo y respiró profundamente. Luego miró a Hyun Joong, quien seguía con aquella sonrisa en su rostro que en estos momentos tan solo lograban exasperar al Slytherin.

- Quita esa sonrisa o te la borraré yo lo juro!- dijo Yunho mientras salía furioso.

Por supuesto, nadie sabía que Kim Hyun Joong sonreía por motivos más que fuertes. Rió sonoramente mientras se acercaba a la ventana.

Sabía que pronto Yunho y Jaejoong volverían a estar juntos.

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Junsu corría junto a los demás integrantes de la sociedad bajo la lluvia que había empezado a caer con fuerza.

- Toma mi mano!- gritó Paul estirándole la mano para subir el barranco que ahora era lodo por la lluvia.

- Eso hago!- gritó el pelirrojo.

El agua caía con fuerza empapándolos por completo mientras los integrantes de la Sociedad de Poetas de Babel corrían lo más rápido que podían para llegar al castillo. Paul arrastraba prácticamente a Junsu mientras esquivaba árboles. Se tropezó con una rama y cayó al suelo llevándose al pelirrojo consigo haciéndolo caer sobre él.

Junsu rió con todos sus fuerzas mientras se levantaba.

- Ahora tendrás que seguirme...-

Con esto salió disparado lejos de él. Paul se levantó y corrió tratando de alcanzarlo mientras él seguía riendo y disfrutando de las gotas de lluvia mientras caían por su rostro y su cuerpo. Ya nada le importaba más en aquellos momentos que la Sociedad, donde todos parecían sinceros y auténticos con ellos mismos. Vivían una verdad pura, alejada de la perversidad de una sociedad putrefacta.

No imaginaba lo que le estaba esperando en las puertas del sala común.

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Min caminaba de un lado a otro mientras miraba el reloj. Doce del noche. Doce y Junsu no aparecía! Jinki permanecía sentado, con una expresión bastante alarmada mientras que Yoochun tenía su mirada perdida en la fogata. Su novio le había recomendado que subiera a dormir pero él había puesto de excusa que no se iría hasta que él lo hiciera, le dijo que quería acompañarlo cuando en realidad lo único que quería era saber dónde estaba el pelirrojo.

Jonghyun bajó las escaleras.

- Logré abrir la puerta de Jaejoong. No está.- dijo molesto. - Es que no sienten que los dos nos ocultan cosas todo el tiempo!

- Maldita sea.- exclamó Min con la nueva noticia. - Ambos me van a escuchar.

- No te sulfures, yo me encargo de Junsu.- dijo Jinki .

- Pareces muy interesado desde que supiste que anda con Paul...- dijo Jonghyun.

- Claro que estoy interesado! Bien sabes lo que él me hizo y no quiero que se lo haga a Junsu!- dijo Jinki y automáticamente miró a Yoochun, comprobando que ni siquiera se había percatado del conversación. El moreno había estado sumido en sus propios pensamientos todo el día.

Fue entonces cuando el cuadro se abrió dejando entrar a un castaño. Sus ojos marrones se quedaron fijos en sus amigos, quienes lo habían estado esperando en la sala.

- Dónde estuviste todo el día Jaejoong!- exclamó Min.- Y por qué llegas a esta hora! Que no tienes reloj!

- Min cálmate!- dijo Jaejoong. - Pues...estaba con la profesora McGonagall, ella quería que la ayudara en algunas cosas y pues me tardé todo el día en ello.

- Y esperas que te creamos eso?- dijo Min.

- De hecho sí, porque es la verdad

- En qué la ayudabas?

- Yo?

- Quién más! Ves! Eres un mentiroso! Todos mienten y me estoy volviendo loco!

El cuadro se abrió y un pelirrojo entró. Todos quedaron boquiabiertos al verlo completamente empapado. Gotas caían de su rostro y de su cabello color sangre. Yoochun pareció salir bruscamente de sus pensamientos en ese preciso instante.

- De dónde vienes Junsu!- exclamó Jonghyun tapándose la boca.

- Me mojé con la lluvia.

- Qué hacías afuera a esta hora! Tú estás buscando que le diga a mamá!- exclamó Min furioso. - Le va a encantar saber lo que su hijo hace con un chico de séptimo!

Junsu quedó perplejo.

- Paul, te vimos con él.- dijo Jonghyun.

Jinki se levantó y miró a su amigo consternado.

- ¿Cómo puedes salir con él Junsu? Bien sabes cómo es! Es un despreocupado, poco práctico que se preocupa demasiado por irrelevancias. Es un soñador y vive en las nubes. Lo peor de todo es que no es estable Junsu, te ilusionará y te dejará.

Los ojos chocolate del pelirrojo se fijaron en él.

- Que te haya hecho eso a ti no significa que me lo hará a mí Jinki . Yo no soy tú.

- Junsu!- exclamó Jonghyun. - No digas eso!

- Es verdad!- dijo Junsu molesto. - Estoy harto de sus acosos y sus preguntas! Yo puedo tener los amigos que quiera!

- A Schiller nunca!- gritó Min. - Y ahora mismo me vas a decir de dónde vienes!

- No te tengo que dar ninguna explicación a ti!- gritó el pelirrojo. - Me tienes cansado! Ya no te soporto más! Y ya que todos parecen interferir en mis decisiones les voy a decir algo: yo hago lo que quiera! Y si me da la gana de andar con Paul es mi problema, y si me da la gana de un día de éstos no regresar a esta sala común pues lo haré. Estoy cansado de que estén constantemente tras de mí! Déjenme en paz! Déjenme solo!

- Quieres de verdad estar solo Junsu? Porque es eso lo que estás consiguiendo con todo esto.- dijo Jinki .

- Sí.- dijo Junsu mientras sus ojos se humedecían. - Eso es lo que quiero. Jinki , eres mi amigo y te respeto, pero tú no me estás respetando a mí. Sé lo que Paul te hizo. Y no me parece que es cierto lo que dices de él. Es verdad, es un soñador, pero ve las cosas de una forma que ustedes jamás entenderían. Él es por ahora lo que yo necesito; el único que me entiende.

- Mañana mismo voy a hablar con él Junsu! De eso que no te quepa la menor duda! Él se tendrá que alejar de ti.- arguyó Min.

Junsu rió tristemente.

- Haz lo que quieras. Paul no es como Lee Minho; te irás con las manos vacías.

Con esto dio media vuelta y subió las escaleras. Jaejoong hizo automáticamente lo mismo antes de que comenzaran a interrogarlo a él.

Yoochun se levantó con rabia del mueble y subió también las escaleras del sector para hombres. Jinki no pudo dejar de notar la reacción del moreno, y por primera vez se preguntó si la causa sería Jaejoong...o tal vez, Junsu.

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La mañana llegó fría y Jaejoong fue el primero en levantarse. Organizó todo para su supuesto viaje de navidad y bajó las escaleras con un bolso pequeño. Sus amigos lo esperaban abajo con regalos en mano, ya que sabían él no pasaría con ellos. Pudo notar que el humor de Min estaba mejor, mas al observar detenidamente a Yoochun, notó extrañado que parecía más que descontento.

- Feliz navidad!- gritó Jinki entregándole un regalo.

- Gracias.- dijo Jaejoong sonriendo. - Por favor, metan los regalos en mi bolso, los abriré en el tren.

- Aún no comprendo por qué no decidiste pasar navidad con nosotros, siempre lo haces.- dijo Min metiendo de mala gana el regalo en la mochila.

- Entiende que Jaejoong Kim no nos quiere dar el placer de su presencia en estas festividades.- dijo Jonghyun introduciendo el suyo.

- Él ya no hace lo que siempre hace, las cosas cambian; no es verdad Jaejoong?- dijo Yoochun fijando sus ojos verdes en él. El castaño pudo sentir la ironía tras la frase mas prefirió ignorarla y le sonrió dulcemente.

- También te voy a extrañar Yoochun.- le dijo mientras lo abrazaba. El moreno lo apretó con fuerza contra así, disfrutando del abrazo fraternal de quien se había convertido en su hermano. Sin saber por qué, sintió paz al recibir aquel gesto de su mejor amigo. Él lo miró con sus ojos marrones tiernos y acarició su mejilla con su mano. - No abuses del regalo.

Jaejoong guiñó un ojo y se dirigió a Min para abrazarlo con fuerza también. El pelicastaño le hizo cosquillas en la nuca y levantó su bolso.

- De qué regalos hablas?- le preguntó.

- De los que les dejé a todos en sus camas.- dijo el castaño.

Min soltó el bolso como un niño y subió las escaleras. Todos hicieron lo mismo menos Yoochun quien permanecía en la sala común.

- No vas a subir?.- preguntó la castaño.

- No. Te acompaño hasta el tren.

Jaejoong sonrió levemente mientras el moreno levantaba el bolso. Había creído que la noticia de los regalos los obligaría a salir corriendo hacia sus respectivas habitaciones y él aprovecharía el momento para escabullirse. Sin embargo, tenía el pésimo presentimiento de que el moreno estaba sospechando demasiado. Ojalá no se quedara hasta el momento en el que el tren saliera.

El retrato de la señora gorda se abrió y ambos salieron. En la esquina un pelirrojo apareció con un regalo en la mano. La sonrisa de Junsu se borró al ver que quien acompañaba a su amigo era el buscador de Gryffindor. Fijó unos breves instantes sus ojos chocolate en los verdes penetrantes de Yoochun mas en pocos segundos desvió la mirada hacia su objetivo principal e hizo un enorme esfuerzo por sonreír nuevamente.

- Feliz navidad.- dijo extendiéndole el regalo al castaño.

- Gracias!- dijo Jaejoong abrazando a Junsu con fuerza. Aprovechó el acercamiento para susurrarle en el oído: - Tenemos que hablar...

El pelirrojo asintió. El castaño fijó sus ojos marrones en Yoochun.

- Te importa si me acompaña Junsu? Debo aclarar algunos puntos con él.

A Yoochun éste hecho no le gustó nada, mas no podía hacer nada para evitarlo así que dio media vuelta y regresó a la sala común.

- Qué sucede?- preguntó Junsu.

- Muchas cosas, principalmente lo de anoche, yo también estoy preocupado pero no quiero presionarte.- dijo Jaejoong. - Solo te pido que me asegures que sea lo que sea que estás haciendo, estás bien y no necesitas mi ayuda.

Junsu sonrió. Sí, Jaejoong era la única en quien él confiaba plenamente.

- Estoy bien JJ, gracias por entender que no puedo decirte.

- Lo comprendo, créeme: hay cosas que son imposibles de contar.- dijo Jaejoong. - Necesito que me ayudes tú ahora, sin preguntar, porque no puedo responderte.

- Sí claro, dime.

- Acompáñame hasta el tren y en cuanto me veas entrar te vas. Si te preguntan, dirás que estuviste hasta que el tren salió y de que me despedí de ti por la ventana de un compartimiento. Lo harás?

Junsu se quedó algo anonadado ante la petición pero asintió inmediatamente. Ambos se tenían la suficiente confianza como para saber que para entenderse no tenían que contarse sus más íntimos secretos.

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Yunho lanzó una maleta negra al suelo y ésta rodó hasta el fondo de la biblioteca. Aquel sería sin duda alguna la peor de las navidades. Caminó y se sentó en la mesa del fondo. Era increíble pensar que toda aquella historia angustiante había comenzado del misma forma. Él, sentado en esa misma mesa; y él otro, buscando libros en una estantería. Si hubiera sabido de ante mano todo lo que iba a tener que sufrir por su culpa, entonces no lo hubiera llevado arrastrado hacia la sección prohibida.

Se pasó una mano por el cabello morocho y se recostó sobre la mesa. Maldito el día en el cual lo había tocado por primera vez; maldito el momento en el cual comenzó a escucharlo; maldito el instante en el cual dejó de verlo como un "sangre sucia". Él había planeado toda su vida de una forma preestablecida antes de que Jaejoong interfiriera, y ahora, todo había cambiado. Sus objetivos y metas iban dirigidas a otro sitio, el cual no estaba seguro fuera el correcto, pero estaba dispuesto a arriesgarse. Ya ni siquiera le importaba no tenerlo junto a él nunca más. Prefería, verlo feliz; y sabía que aquello sería imposible si permanecía a su lado. Era demasiado peligroso.

Respiró profundamente. Lo conveniente era aprovechar lo que restaba del año y poder observarlo aunque fuera de lejos. Una vez graduados, ya no lo vería nunca. Y tal vez eso era lo mejor.

Sus ojos pardos miraban hacia el techo cuando un sonido sordo a su lado lo obligó a sentarse. Jaejoong había lanzado su maleta sobre la mesa, justo al lado de su oído. El castaño lo miró inexpresivo y se sentó en una silla.

- Voy a ordenar algunas cosas.- dijo el Gryffindoriano mientras abría su maleta. - Después podemos ir al pasado.

Yunho no respondió nada y abrió su maleta también.

Jaejoong sacó los regalos que sus amigos le habían dado por navidad y los colocó sobre la mesa. El primero que abrió fue el de Taemin, quien se lo había dado la noche anterior. Era un libro sobre el desarrollo de la magia en los últimos tiempos. El castaño sonrió al ver que era de los pocos que no había leído ya. Yunho no dejó de notar aquel gesto. El segundo en abrirse fue el de Yoochun, el cual se trataba ni más ni menos que una tarjeta que proporcionaba entrada gratuita a uno de los museos mágicos más importantes de Londres.

"Por primera vez acierta!" pensó él.

Min le regaló una camisa increíble que tenía una las siglas "P.E.D.D.O" las cuales lo hicieron soltar una risita. Había resultado muy ingenioso de su parte. Jinki y Jonghyun le obsequiaron ambos ropa y accesorios que Jaejoong jamás usaría. Lo que más le impactó fue el regalo de Junsu, el cual al abrirlo, tan solo encontró un sobre. El castaño lo rompió y sacó de su interior un libro de poesía. Había escuchado hablar del muggle Baudelaire anteriormente, mas ahora tendría la oportunidad de leer su obra completa.

La voz del morocho cautivó su atención repentinamente.

- Come.- le dijo echando un hechizo sobre la mesa. Una variedad de frutas aparecieron ante sus ojos. El castaño observó el pan, salchicha y cereal notando que hacía meses no desayunaba nada de aquello.

Los ojos marrones de Jaejoong se fijaron en él.

- No tengo hambre.- dijo rechazando la invitación.

- No te estoy pidiendo que lo hagas.- dijo el Slytherin rudamente. - Te lo estoy exigiendo.

Jaejoong lo observó anonadado.

- No eres nadie para exigirme nada Jung.

Yunho fijó sus ojos pardos en él y caminó hasta colocarse al lado de la silla en la cual se encontraba sentado. Apoyó su mano derecha en la mesa y la izquierda en el espaldar de la silla acercando sus labios a la oreja del castaño. Jaejoong no movió ni un músculo, sintió que el morocho había dejado una distancia bastante prudente, ya que no sentía su aliento sobre su cuello. Aquello de cierta forma le hizo pensar, que ahora él sentía asco hasta en acercarse a un a impuro. Fue entonces cuando dijo en voz muy baja, pero bastante firme.

- Estás extremadamente delgado. He visto perfectamente lo mal que te alimentas Kim, por eso hasta paraste en la enfermería...recuerdas?- dijo sintiendo su aroma mas sin distraerse ni un solo instante. - No necesito a un enfermo si lo que vamos a hacer es regresar a salvar nuestras vidas. Así que tienes dos opciones; o comes, o te obligo a comer.

Con esto se alejó y se sentó en la silla más lejana. Jaejoong lo miró fijamente por varios segundos.

No mucho tiempo después estiró su mano tomando una manzana.

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Y fue así como mi mamá tuvo la increíble idea de llamarme Junsu.- dijo el pelirrojo en el césped del campo de Quidditch. Paul bateaba constantemente a una bludger jugando, mientras lo escuchaba.

- A mí me gusta tu nombre.- dijo él mientras esquivaba la pelota. - Existe un poema con él sabías?

- Enserio?- dijo él sorprendido.

- Sí.- dijo él corriendo y bateando la bludger una vez más. - Lo escribió un autor anónimo en la época del Romanticismo. Era brujo.

Junsu miró al cielo. Las nubes tenían formas extrañas y a la vez hermosas. Por primera vez creyó ver algo interesante en el día; solía preferir la noche.

Paul fijó sus ojos verdes en el pelirrojo. Aquella mañana, su cabello tenía un color sangre intenso. Bateó la bludger nuevamente antes de dirigirse a él.

- Pareces molesto.- comentó él.

- No.- dijo él fijando sus ojos en el suelo. - Estoy deprimido. Me siento...vacío.

El Ravenclaw sonrió.

- Bienvenido, al mundo oscuro de los existencialistas.

- Mi hermano no quiere que siga hablando contigo.- dijo bruscamente el pelirrojo fijando su mirada en él. Paul se desentendió completamente del bludger y con un hechizo la mandó lejos.

- Qué?

- Jinki le habló mal de ti. En realidad, él le dijo la verdad. Piensa que tenemos algo y dijo que hablaría contigo.

- Que lo haga.- respondió él sereno. - Me vale.

La bludger regresó y él la bateó con tanta fuerza que salió aún más lejos que con el hechizo.

- No quiero causar más problemas a nadie.- dijo Junsu levantándose. - Estoy perdido dentro de mí desde hace tiempo. No me entiendo, y hago cosas que están completamente fuera de contexto. Día a día me digo que alguna mañana despertaré y será diferente, pero nunca es así. Siempre despierto y veo el mismo hueco reflejado en mi rostro. Me desespero; grito y entro en histeria y pánico. Es este absurdo el que me consume no lo entiendes! Min puede resultar violento, y últimamente yo solo le he dado causas para que piense que tú tienes la culpa de lo que me sucede...

- Te dije que me vale.- dijo Paul fijando sus ojos verdes en él. - Junsu, no me interesa lo difícil que tu vida personal sea, pero detesto que me digan con quien debo hablar y con quien no. Si me da la gana de hablarte, lo haré al menos que a ti te incomode...

- Bien sabes que no.

- Entonces no va a haber ningún problema.- inquirió Paul.

Junsu se pasó una mano por la cabeza.

- No sé qué voy a hacer para pasar vacaciones aquí. No puedo estar cerca de mis amigos...

- Si son tus amigos como dices, no veo el problema.

- Jamás lo entenderías.- dijo él sonriendo melancólicamente.

- Pruébame.- desafió el castaño.

Junsu se cruzó de brazos y miró al suelo.

- Recuerdas lo que dijiste, eso de que nunca has sentido nada por nadie...

- Sí.- dijo él.

- Imagina que lo hicieras, por única vez, y supieras que es para siempre...Imagina, que tu mejor amigo y esa persona deciden estar juntos. Ya no hay espacio para ti.

Paul fijó su mirada en él. Nunca sintió tal sentimiento de tristeza, reflejado en el rostro de una persona tan joven y hermosa. Aquello, sin duda alguna, era poético.

- Debe ser difícil.

- Estoy volviéndome loco.- dijo Junsu. - No es solo ese el problema, sino que me siento inútil...impotente, como si no tuviera claro lo que estoy haciendo en este patético mundo. Ese sentimiento me frustra, me desespera. Mis amigos...ya no puedo estar con ellos porque no comparto su alegría.

Paul sonrió irónicamente y entonces vio a lo lejos, al buscador del equipo Gryffindoriano acercarse con su mejor amigo de siempre y rió más.

- Ese no es tu hermano?

Junsu abrió los ojos como platos y dio media vuelta.

- No les digas que me viste.- dijo antes de salir corriendo.

Paul lo miró alejarse y luego pasó a observar a los dos chicos discutir señalándolo. Sonrió nuevamente y siguió jugando con la bludger.

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- Ya termina quieres!- exclamó Yoochun.- Deja el asunto en mis manos. Tú vas a alterarte, te conozco, y vas a acabar golpeándolo.

- Es lo que se merece.- dijo Min furioso.

- A Taemin no le va a gustar ni un poco que te atrevas a hacer eso.- dijo Yoochun y por un instante Min pareció calmarse. - Yo hablo con él.

Yoochun se alejó del pelicastaño y caminó al campo de Quidditch.

Paul golpeó la bludger con fuerza nuevamente y ésta despegó perdiéndose de vista. Sus ojos verdes se confundieron entre los de Yoochun mientras él se acercaba.

Ahora lo comprendía todo.

- Eres Paul Schiller no es así?- dijo Yoochun parándose frente a él.

- Sí, y tú por lo que veo Yoochun Park. No puedo decir que es un gusto conocerte, porque estaría mintiendo.- dijo él directamente.

- Vengo a...

- A decirme que me aleje de Junsu, lo sé. Me esperaba a su hermano, no a ti.

- No.- corrigió el moreno amenazadoramente. -Vine a advertirte que te alejes de él.

Paul sonrió ante la astucia del Gryffindor.

- ¿Y por qué habría de hacerlo?

Yoochun tenía ganas de partirle el rostro en dos, mas se contuvo. La ironía y el sarcasmo reflejados en él le enfermaban.

- Porque te conviene. No voy a soportar que uses a Junsu como lo haces con todos las que conoces. Él es demasiado para ti.- arguyó

- De eso no tengo ninguna duda.- dijo Paul fijando su mirada audaz en su contrincante... - Sin embargo, sigo siendo el mejor entre tú y yo.

Yoochun se quedó impresionado ¿Cómo él podía saber...?

- Mira Park,- dijo él repentinamente. - ¿Quieres que te diga la verdad? Él y yo no tenemos nada; solo somos amigos.

El moreno sintió un alivio al escuchar aquellas palabras aunque de cierta forma su paranoia no lo dejó creer en ellos. Paul dejó el bate y caminó hacia Yoochun quedando frente a frente.

Si comentan una pareja de TWC estara en su universidad ^^ dandose amor. Gracias