Destiny. Cap. 25 - Juramento

Hola reinas, aca trayendoles la tan ansiada actu(?) Kim Young-min aclaro es el actual presidente de SM Enterteinment y como ya use a Lee Soo Man como el Señor Oscuro pues queria hacer la aclaracion. 

Respondiendo a algunos coments:

Debora Aguilar: La intervencion del grupo de poetas es algo que se desentrañara en la misma historia no desesperes.

Scensis: Cofcofamolasbibliascofcof

My love: En eso de q nada volvera a ser lo mismo que era es algo q se desenradara proximamente e_e

Pamin: Mi pao siempre estare alli par ti mi geme malvada y con lo que sabes..fighting! <3

Rayunae: El fic en serio no se va a ir xD cuida tu salud, gracias por decirme q te encanta el fic y morocho significa lo mismo q decir negro o alguien q tiene el cabello negro para mas señas.

cofcofamo tu coment todo largo mismo testamentocofcof y yo odio a Carmen tambien xD.

Poleht: Linda todo se resuelve en este capo te sugiero lo leas con atencion, yo tambien te quiero ^^

Chunnie: mi fan mas fiel y mas bonita, no te preocupes x poner tarde el coment siempre los leo, lamento decepcionarte pero este fic es basado en el yunjae, el yoosu es algo q puede q se de como puede que no.   

Estas fueron todas las dudas, si tienen alguna otra ponganla en coment yo siempre les respondere.

Y la duda mas grande JAE NO ESTA EMBARAZADO xD.

Gracias a todas por sus comentarios me hacen muy feliz y amo sus biblias de coments mientras mas largos mas feliz soy -añade sonriente-

Este capitulo va dedicado a Mai Merodi como se lo prometi, a leer.

Cap. 25 - Juramento 

Y juntos entraron.

Yunho bajó del tren con Leeteuk mientras hablaban muy acaloradamente. Sin duda alguna cualquiera que los hubiera visto habría sabido inmediatamente que estaban discutiendo. Los Slytherins que los conocían bien caminaban mientras comentaban entre sí lo extraño que era ver al Rey de su casa pelear con su mano derecha. Todos se preguntaban cuál era la causa de la disputa sin siquiera imaginar lo que en realidad estaba sucediendo.

Pobres ignorantes.

Yunho entró al castillo con un paso molesto y fastidiado seguido por Leeteuk. El morocho estaba hartándose de las reprimendas que recibía por parte de su amigo, y ya no estaba dispuesto a escuchar más quejas.

Se volteó ardido.

- Yo hago lo que quiera! Me entiendes! Si me da la gana de desaparecerme del mundo eso hago!

- Tú no respetas nada Jung! Ni siquiera el hecho de que lo único que hago es proteger tus espaldas todo el tiempo! Yo debería largarme y dejarte solo haber qué haces con Ryeowook  y los demás que ya sospechan!

Se produjo un silencio aterrador después de aquellos gritos. Sin duda, había llegado a su límite. Yunho fijó sus ojos pardos glaciales en él.

- Por qué no te vas entonces?- le dijo con una voz firme. - Nadie te obliga a nada.

Leeteuk levantó su mirada y conteniendo la rabia y las ganas que ahora se apoderaban de él de golpear a Yunho haber si esto lo hacía reaccionar, habló.

- Porque soy tu único amigo!- dijo como si la respuesta fuera tan obvia que ya se tornaba algo tonta la simple formulación del pregunta. - Si yo te dejo estás perdido.

Yunho permaneció en silencio. Sabía que él tenía la razón. Nunca sintió tanto arrepentimiento de haberle gritado a Leeteuk en toda su vida. Era cierto, sin su ayuda estaría perdido.

El morocho titubeó tratando de pensar en una manera de reparar lo hecho sin tener que disculparse. Un Jung jamás pedía perdón. No recordaba, por supuesto, que si había alguien que lo conocía a fondo además de Jaejoong, era Leeteuk, y éste decidió hacerle las cosas más fáciles.

- Ya no importa.- dijo hartándose. - Me harías un gran favor escuchando mis consejos de vez en cuando: aléjate de Kim. Él es lo peor que pudo haberte pasado. Si estuviera en mis manos, lo eliminaría yo mismo. Y es eso lo que un futuro mortífago debe hacer. Jung, yo no me uní a ti desde un principio por cualquier cosa, lo hice porque supe desde que te vi que eras el único en esta casa llena de imbéciles que tenía la ambición desmedida que yo necesitaba. Aquí, fuiste como mi maestro. No hagas que pierda ese respeto por ti.

- Todos esperan cosas de mí.- dijo Yunho. - Y yo no sé si cumpliré las expectativas de todos. Eso sí, debes tener algo muy claro Leeteuk; pienso alcanzar mis metas, y no me importará hacer a un lado todo lo que me estorbe. Aplastaré a quien tenga que aplastar. No me importará a quien...

- Así me gusta oírte hablar!- exclamó Leeteuk. - Ese es el Jung que yo siempre he admirado! Después de todo, él vive en ti y nunca te podrás deshacer de él.

Yunho dio media vuelta dispuesto a caminar hacia su sala común, mas entonces se detuvo repentinamente.

- Leeteuk, te llegó ya la noticia?

El morocho escuchó una risa a sus espaldas.

- Sí. Esta mañana le llegó a todos los mortífagos. Así que hoy en la noche, todos estaremos iniciándote.

El morocho gestó una media sonrisa vacía y desapareció por los corredores de Hogwarts.

Jaejoong entró a su habitación y sacó inmediatamente el papel que había guardado en su túnica. Era un pequeño papiro doblado en cuatro. Lo desdobló con algo de impaciencia y leyó su contenido:

"No regresaremos al pasado hoy. No me esperes."

Las palabras frías y secas del morocho habían sido suficientemente poderosas como para deprimir a Jaejoong ¿Hasta cuándo iba a tener que soportar todo aquello! Él lo acariciaba como si él fuera lo más importante en su vida, mas después, solo palabras vacías llegaban hacia él como una lluvia de granizo en su cabeza. No lo aguantaba más...

Entonces una idea cruzó por su mente con gran rapidez, mas produciendo el efecto más relevante dentro de él.

Yunho había insistido tanto en la mañana para que regresaran al pasado que Jaejoong supuso que en la noche lo harían. Pero ahora, él rechazaba la oportunidad de regresar. Sin duda alguna algo no cuadraba en todo el asunto.

"Pero si..." pensó.

Claro, no había otra explicación. El Slytherin sabía desde la mañana que en la noche estaría ocupado, y por eso quería aprovechar el día ¿Pero, ocupado en qué?

Todos los misterios estaban volviéndolo loco. Necesitaba descubrir lo que se estaba gestando tras todo aquello.

"Y voy a hacerlo" pensó.

No más. Aquella noche se aparecería por la sala común de los Slytherins y observaría qué era tan importante que no podía esperar.

Tal vez sabría así, qué era lo que atormentaba al morocho.

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Junsu caminaba por un estrecho túnel subterráneo al cual Paul lo había conducido. Jamás se había imaginado que aquel camino existía dentro del gran castillo que hace algunas horas observaba con admiración. No habían hablado desde la partida, y ninguno parecía estar interesado en hacerlo. El pelirrojo estaba ya cansado de caminar por piedras y sentía sus piernas temblar por cada paso que daba. Sin embargo no expresó nada en voz alta. Era tan complicado hasta para aquello.

Fue entonces cuando él decidió hablar.

- Nunca le has enseñado a nadie tus poemas verdad?- dijo él.

- No. Como te dije anteriormente, era algo personal.- dijo él mientras seguía caminando.

- Yo también creía que eso era lo mejor. Lo cierto era que yo era un egoísta, y no quería compartir mi talento con nadie. Es decir ¿Para qué molestarme mostrando mis obras a seres con tan inferior nivel crítico literario?

Junsu sonrió tímidamente. Se reconocía perfectamente en aquellas palabras.

- Por qué me estás hablando?- preguntó Junsu.

- Por qué no habría de hacerlo.- dijo él conservando su rostro inexpresivo. Totalmente misterioso.

- Porque no lo haces con nadie. Eres tan callado que no te tomas la molestia de entablar una conversación con ninguna persona. Eso como si hablar no te importara..

- Y tú cómo sabes eso?- dijo él algo confundido.

- Saliste con uno de mis mejores amigos.- dijo él mientras seguía caminando. - Jinki.

Se hizo un silencio en el cual Paul no dijo nada. Junsu no se volteó a verlo simplemente siguió avanzando.

- Él te dijo eso de mí?- soltó una risa algo irónica. - Entonces no era tan perdido como creí que era. Resultó observador.

- Acertó en tu descripción o no?- dijo Junsu

- Sí. - respondió él. - Las palabras habladas me parecen falsas y poco trabajadas. Prefiero las escritas.

- Y sin embargo entablas una conversación conmigo...

- Porque eres como yo. No suelo gastar mis palabras en gente que no comprende lo que es ser escritor.

- Y cómo sabes que yo lo entiendo?

Paul paró en seco y se volteó para verlo. Caminó acortando la distancia hasta que estuvieron a solo unos centímetros.

- Todas las mañanas te despiertas preguntándote por qué estás aquí, y al no obtener una respuesta clara buscas en libros algo que calle los gritos de tu mente. No lo consigues, y te desesperas. Sientes que eres un histérico, y que tu vida es un drama sin sentido y culpas a tu personalidad por ello. Claro que no sabes que no es culpa de tu personalidad, sino de tu mente, que observa al mundo desde una perspectiva superior a la de las demás. Escribes, porque tratas de sacar todas las ideas sueltas que te agobian en el interior. Sirve por un momento, hasta que nuevas frustraciones crecen dentro de ti y tienes que volver a escribir. Sabes cómo sé todo esto? Porque así me siento yo todos los días de mi vida. Eso, te obliga a expresarte por medio de palabras. Eso te hace un escritor.

Junsu tenía sus ojos perdidos en los verdes del castaño ¿Cómo había podido acertar tanto? Era impresionante.

Paul esbozó una media sonrisa ante la expresión atónita del pelirrojo y volteó para seguir caminando. Junsu lo siguió sin decir nada.

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Hangeng descansaba en su cama de Slytherin mientras miraba por la ventana de su habitación. El sol se estaba tornando rojo y las nubes tomaban un color sangriento.

Sangre...

Eso era lo que él deseaba ver correr por las piedras de Hogwarts. Sangre sucia y asquerosa de todos los impuros que habitaban y respiraban el mismo aire que él. Cuánto los detestaba. Eran como una lacra que no dejaba de expandirse y traer más genes muggles inservibles al mundo de los grandes. Y ahora, el Rey Jung se revolcaba con uno de ellos.

Aquello le resultaba repugnante.

Cuando se enteró de lo que realmente había sucedido cayó en cuenta de que él era el único Slytherin que realmente valía la pena en aquella casa. Él, que conservaba los valores especiales que se toman en cuenta al entrar a la gran casa de las serpientes, podía llegar a expandir sus enseñanzas para destruir la raza imperfecta. Dos razas mezcladas; resultaba patético. Hangeng odiaba y repugnaba a cada sangre sucia como si se tratara de la misma defecación de un perro callejero. Ya había tolerado lo suficiente durante aquellos seis años y medio; ya era hora de tomar la justicia por sus manos.

Sí que lo haría.

Iba a sembrar el pánico en Hogwarts. Su plan era perfecto, no podían existir equivocaciones.

La nueva era estaba a punto de ser iniciada.

Entonces pensó en Taemin.

Taemin, Taemin, Taemin...

Su cabello y sus ojos aparecían frente a él como si fueran llamas ardientes que encendían todo en su interior. Él era puro, tierno, inteligente. Tan lejano a todos los males del mundo terrenal. Parecía flotar sobre los demás mortales cuando caminaba. Superior, un ángel caído. Para él, resultaba un espectáculo el simple hecho de observarlo. Lo quería, lo deseaba, lo necesitaba solo para él. Él tenía que ser suyo para siempre. Su rey. Siempre había pensado que las personas eran prescindibles e irrelevantes. Nunca quiso tener una para compartir una vida, simplemente las tomaba cuando quería satisfacer deseos carnales. Ahora, Taemin había despertado en él sentimientos que no solo se limitaban a lo físico. Él no era como las demás putas que plagaban Hogwarts. Putas, sí; todos las demás eran ordinarias Putas. Taemin era un hombre. Y eso lo hacía especial e irradiante entre los otros.

Cerró los ojos lentamente, evocando en su memoria los ojos cielo que tanto anhelaba.

Nunca pudo ser más feliz.

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Cuando la luna asomó aún más esplendorosa que cualquier otra noche todos los alumnos en sus respectivas salas comunes se prepararon para descansar. Min, Yoochun y Jinki aún estaban sentados en los muebles de la sala común. Conversaban sobre un tema bastante interesante y parecían no querer dejarlo. Fue entonces cuando la puerta de la sala común se abrió dejando entrar a un pelirrojo que llamó la atención inmediatamente.

Junsu posó los ojos en los presentes mas automáticamente los retiró y caminó hacia la escalera para subir a su habitación.

- Buenas noches.- dijo suavemente.

- Detente!.- exclamó Jinki. - ¿Dónde has estado?

- Por ahí.- dijo Junsu volteándose.

Yoochun tenía sus ojos verdes clavados en el pelirrojo mas no decía nada. Ya había decidido no participar en la conversación. La rabia que lo embargaba tenía suficiente fuerza como para hacer estallar un volcán. Por eso prefirió no decir nada.

- Cómo que por ahí?.- dijo él. - Detalles y explicaciones Junsu. Te desapareciste todo el viaje y no conforme con eso regresas a la sala común en la noche!

- Jinki, no quiero sonar grosero, pero en realidad lo que yo haga o deje de hacer no es de tu incumbencia.

- De la mía sí.- dijo Min levantándose del mueble. - Crees que me voy a quedar como si nada cuando todo el día me he estado preguntando en dónde has estado! Y qué es esta hora de llegar? En dónde estuviste?.- estalló, quien se había mostrado indiferente todo el día con respecto a la ausencia de su hermano, mas por dentro estaba tan o más angustiado.

Junsu lo observó inexpresivamente y recordó las palabras de Paul.

"¿Por qué gastar mis palabras con quienes no van a comprenderme?"

Tenía razón.

El pelirrojo dio media vuelta con su cabeza bien en alto y subió las escaleras sin dar ninguna clase de explicación.

Min se quedó parado estático. Nunca, durante toda su vida había recibido tal bofetada de indiferencia por parte de su hermano menor. Jinki  tampoco se movía. Estaba acostumbrado a ser el centro de atención y a ser el mejor amigo en el que todos confiaban; ahora sentía que Junsu no sentía la menor confianza hacia él y eso lo atormentaba ¿Había hecho algo mal¿Qué era lo que lo había alejado? Tuvo miedo, mucho miedo. No quería perder la amistad del pelirrojo.

Sin duda alguna la actitud de Junsu había sorprendido a todos en la sala común, pero a nadie más que a Yoochun. El moreno no podía creer que el introvertido y tímido pelirrojo, el que nunca había desafiado a nadie y más bien parecía tranquilo y simple ahora se desatara de tal manera. Estaba altivo, desafiante, orgulloso y bastante pedante. Cosas que jamás había vislumbrado en él anteriormente. Lo más curioso de todo aquello era que, a pesar de que estos defectos habían salido a flote en la personalidad enigmática del Shim, lo único que hacían era incrementar su belleza. Sus aires actuales de superioridad y astucia combinados con el tímido silencio que lo caracterizaba lo cubrían de un manto misterioso aún más grande del que siempre lo había cubrido. Si antes brillaba, ahora irradiaba. Y Yoochun podía sentir el dolor y la angustia que lo embargaban; en sus ojos chocolates un vacío agudo de mostraba claro y doloroso. Eran como espinas que se clavaban en él cada vez que lo observaba. Un sufrimiento que era de él, profundo e incurable. La herida en su interior solo lograba hacerse más grande cada vez que lo miraba y notaba que él día a día se alejaba de él. En algún momento fatídico tendría la seguridad de no tenerlo jamás.

Tal vez moriría en aquel preciso instante.

Jinki  pasó una mano por su hombro y esto lo obligó a despertar. El rubio se inclinó y le dio un beso tierno en los labios.

- Voy a dormir.

- Ve, que duermas bien.

Él lo vio alejarse.                

El dolor aún no se había ido.

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Cuando Jaejoong se levantó después de haberse quedado dormido durante varias horas y observó el reloj quiso morir ¿Cómo había podido haberse quedado dormido? Eran las doce de la noche y ya era demasiado tarde como para entrar a la sala común de Slytherin. El cansancio lo había vencido y obligado a reposar en la cama. Sin notarlo, sus ojos se habían ido cerrando de a poco y en cuestión de segundos se vio inmerso en un sueño profundo. Y ahora era muy tarde.

El castaño se levantó y se colocó en la oscuridad una pijama larga y blanca. Era una bata que su abuela le había obsequiado en su cumpleaños. No era nada bonita, pero al menos era cómoda. Caminó hacia la ventana para cerrarla y no permitir que el frío calara sus huesos. Fue entonces cuando un giro inesperado cambió sus planes de inmediato.

Muchos encapuchados con sobretodos negros corrían por los campos de Hogwarts adentrándose en el bosque prohibido. Sus ojos marrones se abrieron como platos mientras sus pies cobraron vida propia y comenzaron a caminar hacia la puerta para bajar corriendo las escaleras de la sala común.

Iba a seguirlos.

Sus pequeños pies iban corriendo silenciosamente por los pasillos de Hogwarts. El frío de las piedras bajo sus pies parecía importarle muy poco a la curiosidad que caracterizaba a Jaejoong. Su bata blanca volaba con la brisa mientras él corría dejando atrás se cabello castaño lacio suelto y libre. Su corazón latía a mil. Su mente no dejaba de maquinar ideas extrañas y extravagantes de lo que podía estar sucediendo: y si eran mortíos? Y si se trataba de ladrones? Secuestradores? Profesores de una secta! Su imaginación seguía viajando sin fin mientras sus pies se hundían en el césped aún húmedo por el clima. Él no podía siquiera sospechar lo macabro de lo que estaba a punto de presenciar.

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Las estrellas cubrían como un manto el cielo completamente despejado de nubes. Los Slytherins corrían adentrándose en el bosque. Esquivaban ramas y árboles frondosos sosteniendo sus sobretodos negros. Todos estaban llenos de una sombría emoción; aquel noche el Rey de Slytherin se iniciaría como mortífago. Ahora sí estarían completos.

Los encapuchados llegaron al claro del bosque. Rodeados por árboles y arbustos, en el centro de lugar Kim Young-min, el fiel vasallo del señor oscuro, sostenía las riendas de un caballo negro pura sangre. Los Slytherins, actualmente mortíos, hicieron un círculo alrededor de su inminencia y gestaron una reverencia parejos. La luz De la luna, plateada, alumbraba lo suficiente como para resaltar la grandeza del Mago que ahora bajaba del caballo y con un gesto de su mano hacía que todos se levantaran.

- Revélense ante mí.- ordenó una voz poderosa, firme y tosca.

Uno por uno de los encapuchados, en orden de izquierda a derecha fueron sacándose las capuchas dejando ver sus rostros. Aparecieron más del mitad de los integrantes de la casa Slytherin. Leeteuk, Hangeng, y Ryeowook  estaban entre ellos. Todos usando guantes de cuero negros, destellando odio en sus miradas frías y calculadoras. Jóvenes aprendices que pronto se unirían a la caza de brujos más sangrienta en toda la historia.

En el centro, el único encapuchado que no había revelado su rostro avanzó hasta el centro. Su cabeza inclinada hacia abajo.

- Revélate.- ordenó la voz poderosa.

El joven con unas manos blancas como porcelana bajó su capucha revelando un cabello negro como la noche y unos ojos pardos gélidos. Su mirada era dura, fría y vacía; hueca. Mas una intensidad desbordante provenía de ellos con fervor únicos. Era aquel ambición desmedida lo que Lord Lee Soo Man anhelaba, y al verlo supo que un diamante negro ingresaba a su clan. No sabía que él sería su ruina.

El señor oscuro levantó sus manos y sacó su capucha fuera de su cabeza dejando ver el rostro de un hombre que no parecía más de 45 años. Sus ojos llenos de odio y su piel blanca lo hacían ver superior a todos los presentes quienes se inclinaron de inmediato. Yunho hizo una reverencia sin bajar ni un segundo la mirada.

- Te unirás a los mortífagos esta noche, pero debes jurar sobre todos las cosas fidelidad a tus convicciones y hacia mí.- dijo Lee Soo Man mientras lo rodeaba y sacaba su varita negra y plateada.

- Lo juro.- dijo Yunho sin dejar de mirar al frente, sintiendo a todos observándolo y repitiendo palabras mágicas a su alrededor.

Y a sí lo hacían. Los Slytherins habían estado anteriormente en iniciaciones y sabían las palabras que debían repetir para que en unión el hechizo que El Señor Oscuro estaba a punto de realizar tuviera el poder necesario.

Kim Young-min le ordenó sacarse el sobre todo negro y así, Yunho quedó descubierto por completo a excepción de su pantalón negro. Su pecho desnudo, esperaba firme la segunda parte del ritual. Kim Young-min sacó una daga con la insignia de una serpiente rodeando el mango y avanzó hasta el morocho.

- Debes jurar también.- prosiguió Lord Lee Soo Man. - Que estás dispuesto a morir por tus convicciones, y sufrir dolores incalculables si eso es necesario.

- Lo juro.- dijo Yunho mientras Kim Young-min se acercaba clavando la punta de su daga en su pecho. El morocho cerró los ojos soportando el dolor por unos segundos mientras el fiel vasallo gravaba unas iniciales que ahora sangraban en el pecho del Slytherin.

Lee Soo Man sonrió mientras levantaba su varita.

- Entonces estás casi listo, te falta jurar una última cosa.- inquirió. - Debes jurar detestar a todos los sangre sucia del planeta, y estar dispuesto a destruirlos sea cual sea el costo que ello implique.

Tras un breve silencio Yunho levantó la mirada fijándola, llena de odio en el poderoso.

- Lo juro.

Lee Soo Man levantó su varita y exclamó unas palabras en latín. De la varita destellaron chispas verdes que luego se convirtieron en llamas de ese mismo color que se extendieron en el cielo con fuerza. El morocho observó cómo entre las llamas verdes se creaban rostros calavéricos, seguramente, de todos aquellos quienes habían muerto por esa varita.

El Señor Oscuro bajó su varita y los demás mortífagos levantaron con más fuerza su voz, repitiendo palabras en latín con ímpetu.

- Serás entonces, de los nuestros.- dijo mientras con la punta de su varita apuntaba al hombro derecho del morocho.

Yunho soltó un grito de dolor mientras sentía miles de cuchillas clavándosele en la piel. Pronto los Slytherins bajaron la voz hasta casi convertir el canto en un susurro. Las llamas verdes desaparecieron y todo volvió a la normalidad. Yunho fijó sus ojos en su hombro, y pudo ver la Marca Tenebrosa brillando sobre él.

Lee Soo Man sonrió secamente mientras todos aplaudieron. Yunho se levantó y se colocó el sobretodo negro encima. Sus ojos parecían algo perdidos cuando de repente, se clavaron en el fondo boscoso, donde entre unos arbustos, unos ojos marrones llenos de lágrimas habían observado toda la ceremonia.

Yunho sintió cómo cada parte de su cuerpo se debilitaba y el terror calaba cada parte de su cuerpo. Él lo había visto todo. Aquellas lágrimas hacían brillar el color marrón de sus ojos. Jamás se lo perdonaría; lo había perdido para siempre ¿Cómo había conseguido llegar hasta ahí¿Cómo? Todo aquello parecía una pesadilla, una terrible jugada del destino. Lo había calculado todo con tanta meticulosidad para que nada saliera mal, y ahora...ya todo estaba perdido.

Los ojos marrones se desvanecieron entre los arbustos y un crujir de rama hizo que los mortífagos voltearan inmediatamente a ver.

- Hay alguien ahí.- dijo Lee Soo Man. - No importa, Nagini se encargará.

Una serpiente de tamaño gigantesco salió de las penumbras y atravesó el claro con rapidez sorprendente. Yunho quiso morir en aquel preciso instante. La serpiente se arrastró velozmente hacia el arbusto donde hace unos segundos Jaejoong había estado y lo atravesó internándose en el bosque.

- Sea quien sea, no podrá decir nada.- dijo Lee Soo Man. - Esto es todo, pueden retirarse.

Los mortífagos se inclinaron y Yunho hizo lo mismo mientras todo su cuerpo temblaba.

"No...lo va a alcanzar, lo va a matar...lo va a matar" pensaba petrificado mientras el Señor Oscuro se montaba en su caballo negro y se alejaba con Kim Young-min. Los Slytherins volvieron a colocarse sus capuchas y se dirigieron a la salida del bosque. Yunho automáticamente se desvió siguiendo el rastro de la serpiente.

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Jaejoong corría mientras gruesas lágrimas corrían por sus mejillas. Sentía el terror recorrer cada parte de su cuerpo. Lo que había visto había sido repugnante, lo más horrible que jamás le había tocado presenciar. Ver a Lee Soo Man le había producido un miedo impresionante, aquellos ojos...su expresión demente habían helado su corazón. Sin embargo, nada pudo compararse con lo que sintió al ver que era Yunho aquel el del capucha negra. Su mundo entero se fue abajo. Había querido salir corriendo mucho tiempo antes, pero sus pies temblaban y no parecían querer moverse. El dolor había cubrido todos sus sentidos. Se sentía usado; traicionado ¿Cómo había podido él jurar odiar a los sangre sucias y destruirlos cuando todo aquel tiempo había estado con él? Era demasiado, más de lo que él podía soportar. Su corazón parecía estar a punto de estallar en mil pedazos.

El castaño corría descalzo aplastando ramas en el suelo y esquivando árboles. No sabía hacia dónde se dirigía y ya no le importaba. Solo quería correr lo más lejos de aquel lugar terrible. Sentía el dolor de las piedras clavándose en sus pies mientras avanzaba, mas ahora eso ya carecía de importancia. Sentía que el aire se le escapaba y no entraba en sus pulmones. La vida entera se le estaba escapando de las manos.

Al pasar un árbol un brazo lo agarró por la cintura y una mano le tapó la boca. Jaejoong sintió el aliento embriagador del morocho en su oído mientras él forcejeaba. Su mínimo contacto le repugnaba.

- No te muevas!- le ordenó. - O van a matarte.

Jaejoong dejó de forcejear al ver la sombra de una enorme serpiente atravesando unos árboles cercanos. Ya conocía aquel ser monstruoso aliado de Lee Soo Man. En segundo curso había sido petrificada por esa misma criatura. El terror se infiltro en su sangre al saber que ésta vez no tenía un espejo para defenderse.

Nagini se movía lentamente, como quien sabe que su presa no está muy lejos. Tenía cada uno de sus sentidos en alerta, esperando el mínimo movimiento para asesinar al  intruso.

Yunho tomó su varita y casi susurrando lanzo un hechizo. A lo lejos se escuchó un movimiento bastante consistente. Nagini salió disparada alejándose rápidamente del lugar.

El Slytherin pegó a el castaño contra el roble y a la vez él había comenzado a forcejear nuevamente. Mordió con fuerza la mano que el morocho usado para tapar su boca mas no produjo gran daño gracias a los guantes de cuero negros. Se pegó contra él hasta dejarlo completamente inmovilizado.

- Déjame! Te odio! No quiero saber nada me repugnas!- gritaba él mientras intentaba soltarse.

- Lo sabías desde un principio! Siempre lo supiste Jaejoong! Soy un Jung y éste es mi destino! No te pido que lo comprendas porque jamás lo harás! Y la verdad...la verdad jamás la entenderías!

Jaejoong lloraba y trataba de soltarse con todos sus fuerzas. A Yunho le dolió como una espada atravesando su estómago el rechazo tan radical que él tenía hacia él.

- Es mi culpa!- exclamó él sollozando. - Yo fui el estúpido que creyó que podías cambiar! el imbécil que pensó que Yunho Jung detrás de esa barrera inútil e inservible ocultaba a un ser humano común y corriente! Fui un necio! Un idiota! Y Tú! Tú eres un despreciable monstruo que el mismo día que se acostó conmigo juró liquidar a los impuros y despreciarlos! Pues sabes qué! Yo te desprecio a ti! Si alguna vez sentí lástima por tu soledad y tu vida patética ahora ya no lo hago! Quisiera verte muerto! Sí! Que murieras! Y eso aún no sería suficiente! Me repugnas! No quiero saber nada de ti! Ni siquiera quiero sentirte cerca porque podría vomitar! Vivirás solo y revolcándote en tu asqueroso ego para siempre Jung! Y yo voy a estar ahí para observarlo! Te juro! Te juro que nunca he sentido tanto odio hacia ti como ahora!

Los ojos pardos de Yunho se humedecieron ante las palabras pronunciadas. Conocía a Jaejoong, pero ahora, no sabía a quién tenía enfrente. Aquellos ojos marrones que solían mirarlo con ternura ahora tenían odio, un odio puro en su esencia que jamás había visto en la inocente expresión que el Gryffindoriano siempre había poseído. Años más tarde despertaría en la oscuridad sudando frío después de interminables pesadillas con el castaño, repitiéndole las mismas palabras y odiándolo. Aquel marca, nunca lograría sanar.

Yunho lo soltó sintiendo que lo poco que tenía vida en su interior ahora moría. Jaejoong lo empujó y salió corriendo lejos de él.

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Junsu despertó aquel sábado en la mañana y sintió como si en realidad no hubiera descansado nada. Cuando abrió los ojos vio a Jinki sentado frente a su cama. Se restregó los ojos para asegurarse de que no estaba equivocándose; y no lo hacía. El rubio estaba cruzado de piernas y con una sonrisa en su rostro.

- Dormilon! Faltan dos días para navidad! Vamos! Vístete que tenemos que ir a desayunar.- dijo el rubio emocionado.

Junsu no tenía tantos ánimos, y lo que más le hubiera provocado hubiera sido despertar en tierno silencio, y no con la hiperactividad de su amigo. Sin embargo, no quería sonar grosero así que se vistió de mala gana y le siguió la corriente en todo lo que éste decía. El pelirrojo se había quedado hasta tarde escribiendo. Tenía suerte de no haber amanecido con los párpados hinchados como solía sucederle cuando tenía pocas horas de sueño.

Cuando llegaron al gran comedor Junsu cayó en cuenta que aquel era otro día de los suyos en los que tenía que soportar una vez más que una de sus mejores amigos estuviera de novio con el chico que amaba. Se sentó en la mesa diciendo un "buenos días" general sin siquiera fijar los ojos en el moreno. Yoochun lo notó, y le dolió.

- Amaneciste con humor nuevo?- preguntó Min.

Junsu esbozó una tímida pero fingida sonrisa. Hizo todo lo posible para que se viera natural, y los malos observadores creyeron que de verdad lo era. Tomó una manzana y se la llevó a la boca. No tenía la más mínima intención de voltear hacia Yoochun. Él en ese instante abrazaba a Jinki  y reía ante sus comentarios divertidos. La verdad era que odiaba tener que estar ahí; se sentía enfermo cada vez que se encontraba cerca de ellos.

- Hoy tenemos un plan para todo el día!- dijo Jinki . - La vamos a pasar increíble! Te explico Junsu, primero, vamos a ir a jugar Quidditch. Yoochun me va a enseñar y bueno tú ya sabes así que también me das una ayuda. Luego haremos un picnic en la cancha y...

Jinki siguió relatando el excelente plan que tenía para pasar el día todos juntos mientras Junsu pensaba desesperadamente en cómo desaparecer.

- Por cierto dónde está Jaejoong?- dijo Yoochun.

- No despierta aún.- dijo Jinkii . - Toqué su puerta pero la dejó con llave y no me respondió.

- Bueno será mejor que le avisemos.- dijo Min.

Junsu dejó la manzana en el plato y levantó la mirada por primera vez en el día. La fijó directamente en Jinki.

- No creo poder ir con ustedes.

La sonrisa del rubio pareció desvanecerse y Min pareció enfadarse. El rostro de Yoochun se oscureció mas no intervino, volteó la mirada con algo de rabia y la contuvo lo más que pudo.

- ¿Por qué?- preguntó Jinki. - Junsu...hice algo que te molestara?

- No.- dijo Junsu. - Tengo cosas que hacer de verdad lo siento.

Min golpeó la mesa al mover el brazo con brusquedad llamando la atención de todos en el comedor.

- ¡Qué diablos te sucede? Lo único que haces es decir que estás ocupado pues quisiera saber qué tanto haces!

- No hagas escándalos Min es vulgar!- dijo Junsu levantando la voz. - Crees que voy a decirte algo a ti? Por favor!- dijo riéndose en son de burla. - Hace mucho tiempo que perdí toda la confianza hacia ti Min.

- Junsu tengo que cuidarte y lo único que haces es actuar como un adolescente malcriado!

Junsu rió sarcásticamente y se levantó de la mesa dispuesto a irse. Jinki  se levantó y lo tomó del brazo.

- Junsu qué te pasa!

- Déjame en paz Jinki! No quiero ir con ustedes es tan difícil de entender! Y no estoy enojado simplemente no quiero!

- Junsu regresa!- ordenó Min histérico mientras el pelirrojo caminaba hacia la salida..

El Gryffindoriano salió y desapareció de la vista de todos. El comedor entero murmuraba lo sucedido mientras que en la mesa de Ravenclaw, Paul no podía evitar sonreír. Se disculpó y se levantó a los pocos minutos saliendo del lugar.

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Yunho Jung tampoco se había presentado a desayunar aquel mañana. No había dormido en toda la noche. Al salir de su sala común sus pasos lo condujeron directamente hacia la biblioteca. Sabía que el sábado nadie estaría allí, y aquel lugar se había transformado en el preferido del Slytherin. Al llegar sintió más que una sorpresa al ver a Jaejoong sentado en una mesa.

Los ojos marrones del Gryffindoriano se fijaron en él secos, indiferentes. Aquel mirada fue capaz de herir lo más profundo del morocho. Jaejoong no había podido dormir de tanto llorar, sin embargo, se había armado de fuerzas para estar aquel mañana actuando como ahora lo hacía. No iba a rendirse, jamás le daría el gusto a Jung. Se levantó y guardó el libro que tenía en sus manos.

- Sabía que vendrías.- dijo con una voz apagada. - El suceso de ayer en la noche no lo voy a olvidar jamás Jung. Lo que dije ayer, recuérdalo porque será para siempre lo que piense cada vez que te vea. Sin embargo, hay algo que aún nos une, y eso es el pasado.

Yunho tenía sus ojos pardos fijos en él. Jaejoong jamás iba a comprender lo que él hacía, nadie jamás lo entendería. Si tan solo supiera que cada paso que él daba era por él, entonces tal vez le permitiría explicarle que lo que había visto no era lo que creía. Cuán equivocado estaba! Y lo peor de todo era que él sabía, que ni una sola palabra jamás saldría de su boca hacia él.

Era demasiado peligroso.

Las palabras de Jaejoong eran crueles, y él entendía la posición del Gryffindoriano. Mas él conocía sus motivos, y no iba a ceder un solo paso. Tras años de mentiras y de engaños, una de las mejores cualidades que había adquirido era la de fingir. Ocultó su angustia y habló lo más serenamente posible.

- Qué bueno que no dejas que nuestros problemas personales influyan en lo que debemos hacer.- dijo él.

- No existe "nuestros" en primer lugar.- aclaró él. - Sígueme, es mejor que le expliquemos a Kim Hyun Joong por qué tantas tardanzas.

Kim Hyun Joong levantó sus grandes ojos negros y los fijó en los dos jóvenes que acababan de entrar. Había estado observando por la ventana durante horas a los alumnos jugar y reír aprovechando el tiempo. No podía dejar de maravillarse al ver cuán distintas eran las cosas ahora. Sabía perfectamente que ya estaba muerto, y que tan solo era un holograma con la copia exacta de su personalidad e intelecto, pero al final, seguía siendo una burda copia. Había tenido una vida bastante atormentada después de la muerte de Siwon; se había dedicado únicamente al invento que podría cambiar el destino horrendo que se le había otorgado a su mejor amigo. Ahora, tenía la oportunidad de hacerlo. Si ellos lograban salvar la vida de Siwon y la de Heechul, el pasado cambiaría, y él habría vivido feliz.

- ¿Cómo se encuentran? Listos para viajar?- dijo Kim Hyun Joong mientras caminaba hacia el libro.

- Sí lo estamos.- dijo Jaejoong.

- Muy bien, hay que apresurarnos, tenemos demasiado tiempo en nuestra contra.- dijo.

- Lo recuperaremos.- inquirió Yunho quitándose la túnica y aflojándose la corbata. Mechones lacios de su cabello morocho caían sobre sus ojos pardos. - Nos quedaremos en Navidad.

Jaejoong volteó y lo miró repelente. Parecía obviamente molesto.

- Ni siquiera me lo has consultado.- arguió.

- Pues no sé tú pero no pienso perder más tiempo.- dijo con una voz firme, mas evitando la mirada del castaño. Tenía que permanecer frío ante él; Jaejoong no podía siquiera sospechar que él no lo odiaba por ser un sangre sucia. Era mejor que lo siguiera creyendo así. Por su propio bien, mantenerlo alejado sin duda iba a matarlo a él lentamente, pero si con ello lograba salvarlo...

"Si tan solo supieras..." pensó mientras introducía ambas manos en su bolsillo.

"El misterio que envolvía a Yunho Jung era invisible e impalpable. Siempre había trabajado solo, y a hora no iba a ser la excepción. Jaejoong, por supuesto, no podía siquiera imaginar que los planes del Slytherin estaban muy lejos de lo que él creía...

Tal vez, si él le hubiera dicho la verdad desde un inicio, Jaejoong lo habría amado aún más en lugar de odiarlo, como ahora pretendía hacer.

Aunque, todos sabemos... ¿Qué es el odio sino un amor cruelmente herido?"

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“El sexo es el único deporte que no se suspende por falta de luz”  Gracias a Lau x la frase de la semana xD a pedido del publico una nueva cada actualizacion.